El mensaje de los secuestradores, a José, 'el del Buque': «Somos el cártel ruso de El Sol, tenemos a tu mujer y tu hijo»
Los cabecillas, que se llevaron a la familia de José A. C. en un ajuste de cuentas por la desaparición de 500 kilos de cocaína, ingresan en prisión en Málaga

Televisión Canaria
Carlota Barcala
Era la noche del 12 de marzo, el reloj estaba a punto de alcanzar la madrugada. José A. C., conocido como José, ‘el del Buque’, llegó a su casa, una villa ubicada en la urbanización de El Salobre, en el sur de Gran Canaria, donde esperaba encontrarse con su mujer y su hijo. Pero lo que parecía una noche tranquila se tornó en una pesadilla y en un desafío para la Policía Nacional. El desorden en su domicilio y la ausencia de noticias de sus familiares alertó a José, pero un mensaje enviado desde el teléfono móvil de su mujer confirmó los peores presagios: «Somos el cártel ruso de El Sol, tenemos a tu mujer y tu hijo y sabemos que has robado 502 kilogramos de cocaína».
La familia de José, con vínculos con el tráfico de droga y condenado en 2013, acababa de ser secuestrada. La Policía inició entonces una búsqueda contra reloj para encontrarlos sanos y salvos. El desafío duró 48 horas, hasta que las víctimas fueron liberadas. En ese momento se puso en marcha la segunda fase del operativo: localizar a los autores del secuestro. Tras mes y medio de pesquisas, este lunes se les dio captura: cinco personas fueron detenidas en Málaga y Gran Canaria por su participación en esa desaparición forzosa. Al menos los considerados autores materiales ya duermen tras las rejas.
La operación comenzó esa noche del miércoles de mediados de marzo en El Salobre. La calma que reina en el lugar se rompió por la gran presencia policial, algo completamente inusual en este paraje lujoso de Gran Canaria. Fue el propio José, ‘el del Buque’ —conocido así por la zona del barrio de Schamann, en las Palmas de Gran Canaria, en la que nació—, de 39 años, quien llamó a los agentes.
Lo hizo tras llegar a su domicilio y ver que el portalón exterior de la finca estaba abierto y que faltaba un Audi Q3 de color negro que debería estar aparcado en el jardín. Una vez franqueó la puerta de entrada del chalé, descubrió que su mujer, M. L. P., de 38, y su hijo, J. A. L., de 19, no estaban. Lo que sí localizó fue pertenencias revueltas y otros enseres tirados en el suelo.
Pocas horas antes, José había estado hablando con su pareja a través de una aplicación de mensajería instantánea y no le había comunicado que iban a salir. Las alarmas se encendieron, su mujer ya no se conectaba. Hasta que el piloto verde volvió a iluminarse. «Somos el cártel ruso de El Sol, tenemos a tu mujer y tu hijo. Sabemos que has robado 502 kilogramos de cocaína» fue el mensaje que José recibió en el chat de su mujer. Otros lo habían escrito por ella, y añadieron: «Tenemos fotos de tu gente». La venganza por ese presunto vuelco (robo de droga, en el argot policial) había comenzado.
José abandonó el domicilio y preguntó al vigilante de seguridad de la urbanización si había visto algo extraño. El testimonio del empleado reveló que horas antes escuchó gritos, pero que no observó nada raro en la vivienda. Luego, sobre las 00.30 horas, vio el Audi salir de la urbanización conducido por el hijo de José y con la mujer en el asiento del copiloto. Al trabajador no le dio tiempo a comprobar si en el vehículo viajaba alguien más.
Al filo de la una de la madrugada, la Policía Nacional ya trabajaba en el enclave. José intentó ponerse en contacto con su mujer —o con los secuestradores— pero fue en vano, hasta que ella volvió a escribirle. «Cariño, por favor, paga lo que te pidan, no se andan con tonterías, nos van a matar», le rogó en el mensaje. Ese «lo que te pidan» podrían llegar a ser entre 10 y 25 millones de euros, que es el coste aproximado de 500 kilos de cocaína en función de la pureza. Y debía hacerlo en criptomonedas, para evitar dejar rastro. Si pagó o no —o cerró algún tipo de trato a espaldas de la Policía— es todavía una incógnita, pero su mujer y su hijo fueron localizados 48 horas más tarde.
Omertá
Cuando la familia apareció, los presuntos autores ya se habían esfumado. Una de las hipótesis es que esa misma noche abandonaron la Isla en dirección a la Península, diciéndole antes a ‘el del Buque’ donde podía localizar a sus familiares. Desde entonces, en el clan impera la omertá, la ley del silencio. ‘El del Buque’ y su familia han rechazado colaborar con la Policía y dar cualquier tipo de declaración que permitiese averiguar quiénes eran los implicados, aunque sí negaron tener algo que ver en la desaparición de ese alijo de media tonelada.
Pero pese a las dificultades, los agentes han logrado llegar hasta los autores. Aunque hace semanas que los tenían identificados, no ha sido hasta este lunes, con todas las pruebas en su contra, cuando se han practicado las detenciones. De manera simultánea, para que nada fallase, han arrestado a los dos presuntos cabecillas en Málaga y a sus tres compinches —dos hombres y una mujer— en Gran Canaria. En varios registros efectuados en la ciudad andaluza se han intervenido enseres empleados en el secuestro y documentación relativa al caso.
En Gran Canaria seguían los colaboradores. Los tres arrestados están acusados de dar sustento a los cerebros del secuestro. Tal y como avanzó LA PROVINCIA/Diario de Las Palmas, fueron los responsables de conseguir todo lo necesario a los secuestradores y de realizarles las reservas de alojamientos y vehículos para que sus nombres no figurasen en ningún lugar, a cambio de una buena suma de dinero.
Lo que falta por aclarar es la supuesta relación con el cártel de El Sol, al que ellos dijeron pertenecer, habida cuenta de que esta organización no es rusa sino venezolana y que el nombre real es el de Los Soles. Una de las opciones es que usaran este nombre para intimidar; otra es que realmente se refiriesen a Los Soles, una banda de narcotraficantes vinculada al chavismo. La investigación sigue abierta y no se descartan más detenciones.
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