Juicio por agresión sexual en Tenerife: la joven afirma que todavía tiene miedo al acusado

El investigado niega los hechos y afirma que sólo tenía caricias y besos con la entonces menor de 15 años

Juicio por agresión sexual en el norte de Tenerife

Juicio por agresión sexual en el norte de Tenerife / El Día

Santa Cruz de Tenerife

Una joven aseguró que todavía tiene miedo al hombre acusado de agredirla sexualmente cuando era una adolescente de 15 años de edad en el norte de Tenerife.

La entonces menor explicó este lunes en el juicio celebrado en la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife que tuvo varias relaciones sexuales con el hoy investigado, y que en una de ellas fue obligada por el varón, que en aquel momento tenía 30 años.

El acusado negó tajantemente los hechos que le atribuye la Fiscalía y aseguró que mantenía una relación sentimental con la menor, pero que se limitaba a darle caricias, besos y abrazos.

Rechazó que llegara a tener relaciones sexuales completas con la adolescente o que la obligara a hacerlo. "Jamás y nunca me acosté con ella en la misma habitación", afirmó ante los magistrados.

Los hechos ocurrieron durante la primera quincena de diciembre del 2020 en el interior de la vivienda en la que residían en aquel momento la víctima, una hermana de esta, la madre y la abuela, así como el ahora acusado.

Mala situación económica

El primero en declarar fue el hombre denunciado, que señaló que fue la madre de la víctima quien lo invitó a vivir en ese domicilio, pues él tenía una mala situación económica.

Según el investigado, la progenitora de la entonces menor y su padre consentían la relación, "pero no que durmiéramos en la misma habitación". El individuo se quedaba en la planta baja de la casa, donde permaneció cerca de un año.

La víctima, que hoy tiene 19 años, afirmó en un primer momento que "no tuvimos relaciones sexuales; él intentó abusar de mí, pero yo no quise".

Sin embargo, el fiscal le recordó lo que había dicho en un Juzgado de Instrucción de La Orotava en dos ocasiones.

Obligada

Después aseguró a preguntas del representante del Ministerio Público que tuvieron relaciones sexuales "dos veces nada más" y que en una de ellas fue obligada a ello por parte del acusado.

La joven apuntó que "mi madre quería echarlo de la casa, pero él no quería irse". Aclaró que le tenía y aún hoy le sigue teniendo "miedo". Refirió que el hoy acusado llegó a insultarla a ella y a su madre.

Contó que durante más de una semana tuvieron una relación y que llegaron a dormir juntos en ese tiempo.

Después no quiso continuar con el joven, puesto que le habían hablado mal de él y le habían enviado pruebas de ese comportamiento.

La madre

La progenitora de la víctima declaró en el juicio que, "para ayudarlo lo metimos en la parte baja de la casa" por iniciativa de ella y de su hija de 15 años, pues "en aquel momento parecía un buen muchacho".

Explicó que en una ocasión, escuchó que su hija la llamó con gritos y ella entró a su habitación y descubrió que el joven intentaba quitar los pantalones a la víctima.

Admitió que desde el instituto la habían llamado para advertirla de que su hija podía tener una relación con un hombre mayor de edad, pero nunca imaginó que fuera con quien vivía en su casa.

La madre de la afectada explicó que llegaron a tener un buen concepto del hoy implicado, ya que, por ejemplo, salió a defenderla cuando su expareja trató de agredirla físicamente. Por ese asunto también se celebró un juicio, donde el hoy acusado declaró como testigo.

Depresión

Además, los hechos ocurrieron cuando la madre pasaba por un proceso de depresión, ya que hacía poco tiempo que se había separado del padre de la perjudicada.

Explicó que desconoce si el hoy investigado hubiera sido capaz de cumplir las amenazas que realizó supuestamente a la entonces menor de edad para conseguir su objetivo.

Psicólogas forenses

Las psicólogas forenses explicaron que tuvieron varias entrevistas con la víctima y detectaron que "hay inestabilidad emocional en ella, pero no hemos visto alguna patología que indique que esté fabulando".

Las citadas profesionales señalaron que las contradicciones en las que incurrió la afectada invalidaron una de las pruebas que le hicieron.

Según la declaración de las psicólogas forenses, no se puede concluir que estos hechos (la supuesta agresión sexual) causaran secuelas de tipo psicológico en la entonces menor de edad.

Maltrato

Cuando las peritos le explicaron el motivo por el que la entrevistaban, la menor restó importancia a la supuesta agresión sexual y apuntó que, de alguna manera, ya era un episodio del pasado.

De hecho, dijo que había otros episodios de su vida que le habían influido más de forma negativa, como unos supuestos malos tratos por parte de su padre biológico y de una expareja; acoso en el instituto, donde le pegaban, le quitaban la comida o la tiraban por las escaleras; la separación de sus padres o el intento de violación por parte de su mejor amigo.

El fiscal solicita para el acusado diez años de prisión, así como otros cinco de libertad vigilada y una indemnización para la víctima de 15.000 euros por daños morales.

El abogado defensor reclamó la absolución para el investigado, ya que "no existen pruebas suficientes en la instrucción de que hubieran relaciones sexuales continuadas". Señaló que la declaración de la joven fue "ambigua" y que la exposición de las peritos no resultó concluyente.

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