Asesinato de un vendedor de drogas en Tabaiba: "Fue una ejecución directa, no le dieron tiempo ni a hablar"

El exjefe de Policía Judicial de la Guardia Civil explica que uno de los acusados señaló al otro, 'José el de la Punta', como quien atacó con una pata de cabra a la víctima

Juicio por el asesinato de Rubén en Tabaiba

Juicio por el asesinato de Rubén en Tabaiba / El Día

Santa Cruz de Tenerife

El exjefe de la Policía Judicial de la Guardia Civil, que coordinó la investigación de la muerte violenta de Rubén, un vendedor de drogas asesinado en Tabaiba en febrero del año 2023, afirmó que la víctima sufrió una "ejecución directa", pues no "le dieron tiempo ni a hablar".

Según el citado mando del Instituto Armado, uno de los acusados, Antonio José manifestó cuando fue identificado y se le tomó declaración que fue el otro implicado, José Juan, quien atacó con una pata de cabra a Rubén. Y que José Juan era conocido con el alias de José el de La Punta.

Antonio José explicó a los agentes que estuvo en el lugar de los hechos, pero que no intervino en la agresión mortal a la víctima.

En un primer momento, Antonio José, que es entrenador de boxeo, identificó al otro acusado como John, que era un conocido con el que solía acudir a cobrar deudas.

El supuesto autor intelectual de los hechos fue Toño, que era propietario de una tienda de nutrición en la calle Sabino Berthelot, en San Benito (La Laguna). Y, según los investigadores, se dedicaba al tráfico de drogas y suministraba estupefacientes a la víctima. Y entre ambos habían surgido desavenencias económicas.

La víctima sufrió lesiones muy graves en la cabeza que provocaron su fallecimiento de forma inmediata.

El exjefe de Policía Judicial explicó que el día de los hechos, el 21 de febrero del 2023, a las 17:10 horas, en el garaje entró un Audi Q2 blanco, conducido por el dueño de la casa donde ocurrieron los hechos, Toño Sánchez, y en el asiento del copiloto iba otro individuo con una gorra y con tatuajes singulares (Antonio José).

Toño volvió a salir del edificio y regresó con otro varón, que tomó más medidas para ocultar su identidad, pues iba con gafas de sol, una sudadera de capucha y una braga.

Poco después, Toño introdujo en el piso donde ocurrió el asesinato una pata de cabra, cuando los otros dos presuntos autores ya se hallaban dentro del domicilio.

A las 18:00 horas, vuelve a salir Toño por el garaje y, poco después, entra en el asiento del copiloto en un BMW X3 negro, propiedad de Rubén. La víctima llegó en una actitud totalmente pacífica y confiada a la vivienda de Toño, apuntó el exjefe de Policía Judicial.

Varios minutos después de haber accedido Rubén a la casa donde fue golpeado hasta la muerte, los tres (Toño, Antonio José y José Juan) salieron de dicho domicilio por una puerta trasera del edificio que da hacia la playa, según el mando de la Guardia Civil que coordinó la investigación.

Durante la inspección ocular, el Laboratorio Criminalística del Instituto Armado requisó tres o cuatro teléfonos móviles. Varios estaban asociados a Toño, uno correspondía a una identidad falsa y el otro era del padre de Antonio José. Los terminales cuyo titular corresponde a una identidad falsa es algo muy habitual entre quienes se dedican al tráfico de drogas.

Una pareja de ciudadanos del edificio reconocieron a Antonio José como uno de los individuos que estuvo en las cercanías del domicilio de Toño después del asesinato, sin ningún género de dudas, por sus signos de vitíligo (manchas en la piel), tatuajes y su aspecto físico.

Toño se suicidó el día después del asesinato por la noche en su tienda de nutrición. En la carta de despedida que dejó, según el coordinador de la investigación, pretendió exculpar de los hechos a Antonio José y a José Juan. En ese escrito, a una hermana de uno de los acusados le dice que se quede con una furgoneta, pues su dueño “va a entrar a prisión”.

A Antonio José se le detuvo a los cinco días de los hechos en un barrio de Agache, en Güímar. Según se apreció en una cámara de seguridad, cuando agarró una puerta del garaje del edificio donde ocurrieron los hechos se le apreció un tatuaje característico en una mano, y, al cerrar, se le vio una estrella tatuada en un codo.

Cuando los guardias civiles hablaron con su novia, ésta dijo que fue al lugar a cobrar una deuda para Toño, según dijo el coordinador de los investigadores.

Para identificar al segundo acusado (José Juan), los agentes detectaron que, al bajarse del Audi Q2 de Toño, cuando cierra la puerta lo hace con la palma de una mano. Por eso los agentes del Laboratorio de Criminalística analizaron las huellas dactilares, que coincidieron plenamente con las de José Juan, que tenía ya varios antecedentes policiales y penales por diversos delitos violentos.

Dicho procesado tiene antecedentes por un robo con violencia (con alta agresividad), lesiones, amenazas e, incluso, advertencias a policías nacionales. Para los investigadores de la Guardia Civil es "una persona violenta capaz de llevar a cabo acciones como la que se está juzgando".

Durante el velatorio de Rubén, un amigo apuntó a investigadores de la Guardia Civil que, según le había dicho alguien no identificado, uno de los autores había sido José el de La Punta; es decir, José Juan.

Pero, además, hay más datos que sitúan a José Juan en el lugar de los hechos. Por la zona de la playa de Tabaiba, la cámara de una farmacia captó que un varón que iba vestido exactamente igual que el segundo hombre que entró en el garaje con Toño llegó al lugar en un Peugeot 106 de color gris, con el techo negro, cristales traseros tintados y llantas llamativas. Ese vehículo lo había comprado el mes anterior, pero aún no había hecho el traspaso.

Del maletero del Peugeot sacó un objeto, que introdujo en el Audi Q2 de Toño, que había llegado segundos antes, y se subió en dicho vehículo. Una de las suposiciones de los guardias civiles es que ese artículo era la pata de cabra con la que fue golpeado Rubén.

Los investigadores colocaron una baliza GPS en el Peugeot 106 propiedad de José Juan para conocer sus movimientos y si realmente utilizaba dicho vehículo. Y confirmaron que realmente el ahora acusado utilizaba el turismo que llegó a las proximidades de la farmacia de Tabaiba.

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