Asesinato de una mujer en Adeje: los hijos de la víctima sufrirán secuelas psíquicas a lo largo de su vida, pues presenciaron el crimen

El supuesto consumo de drogas, alcohol y pastillas no afectó a las capacidades del procesado de entender que cometía un delito muy grave y su voluntad de perpetrarlo

La fiscal Raquel Arranz en el juicio por el asesinato de una mujer en Armeñime

La fiscal Raquel Arranz en el juicio por el asesinato de una mujer en Armeñime / Arturo Jiménez

Los hijos mayores de la mujer asesinada por su expareja en el barrio de Armeñime, en Adeje, hace dos años presentan una sintomatología de estrés postraumático bastante grave que perdurará toda su vida, aunque con el paso del tiempo se pueda moderar algo, según el informe de dos especialistas del Instituto de Medicina Legal (IML) de Santa Cruz de Tenerife.

Ambos jóvenes, que son mellizos y hoy tienen 18 años, presenciaron los hechos y vieron morir a su madre. De forma concreta, uno de ellos estaba junto al acusado del crimen cuando le propinó la cuchillada mortal a su progenitora.

Y, según explicó el propio adolescente cuando prestó declaración en el juicio, se siente culpable de no haber podido parar ese último y definitivo ataque.

Segundos después, ese mismo joven acudió a la vivienda de una amiga para llamar a la sala operativa del 1-1-2 para que enviaran una ambulancia con urgencia, ya que su madre estaba tendida en el suelo e inconsciente.

Las consecuencias psicológicas de ambos chicos fueron expuestas por las psicólogas forenses que intervinieron en la tercera sesión del juicio que se celebra esta semana en la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife.

Sobre el otro hermano que presenció cómo falleció su madre, las citadas profesionales explicaron que, en el momento en que le hicieron la exploración, no sabían que padeciera una discapacidad. Posteriormente tuvieron conocimiento de que el joven tiene un diagnóstico de espectro autista y un grado de discapacidad del 65 por ciento.

Las psicólogas recordaron que este segundo hijo tiene momentos en que revive la muerte violenta de su progenitora y la forma que tiene de enfrentarse a la situación “es con ira, muchísima ira hacia el investigado y hacia lo que pasó esa noche”. También presenta síntomas de ansiedad.

Ambos jóvenes narraron a las citadas profesionales del Instituto de Medicina Legal que vivieron situaciones de violencia en el ámbito familiar; es decir, agresiones físicas y psíquicas por parte de su padrastro y hoy acusado, que también pudieron influir en su actual estado de salud mental.

El asesinato ha cambiado totalmente sus vidas. Ambos estaban bien en el Centro Maternal hasta el pasado mes de julio, cuando llegaron a la mayoría de edad.

Los dos hermanos expresaron su intención de estudiar, trabajar, llevar una vida honrada y salir fuera un año después de que ocurriera el asesinato.

En cuanto al hijo de la víctima que presenció de forma más cercana el ataque y que llamó al 1-1-2, ha llevado la situación de forma más introspectiva, pues no lo expresa tanto como su hermano. Las psicólogas forenses indicaron que le ha afectado en sus relaciones sociales y muestra mayor desarraigo, pues, en el momento en que fue entrevistado, seguía sin explicarse por qué estaba allí y no en su casa.

También expresó mucho miedo a que el hecho trágico le afecte emocionalmente y que él mismo pueda convertirse en un agresor en el futuro.

Las profesionales del Instituto de Medicina Legal manifestaron que su recuperación efectiva dependerá del tratamiento que reciban, que deberá ser especializado.

Médicos forenses del Instituto de Medicina Legal de Santa Cruz de Tenerife confirmaron que la puñalada mortal a la mujer asesinada en Armeñime, en el municipio de Adeje, fue la última de las lesiones.

El hijo de la víctima presenta cortes en ambas manos, compatibles con la hoja de un cuchillo, y requirió varios puntos de sutura. Las lesiones tienen una profundidad de tres centímetros, uno y medio y un centímetro, según especificó uno de los médicos forenses. Éste y una compañera del mismo señalaron que las lesiones resultan compatibles con haber puesto la mano en un acto de defensa.

Sobre estado psicológico del acusado, un médico forense explicó que, cuando habló con él, estaba orientado y no respondía a las preguntas que no le interesaban. El profesional no detectó nada extraño.

Al médico no le dijo que hubiera consumido alcohol, cocaína, cannabis y pastillas de Lexatin. Tenía intactas todas las capacidades cognitivas y volitivas; es decir, la posibilidad de entender que lo que hacía era un delito y la voluntad de llevarlo a cabo. En cualquier caso, tras un complejo diálogo con el abogado defensor, el médico forense concluyó que el supuesto consumo de drogas, pastillas y alcohol el día de los hechos no afectó a las capacidades cognitivas y volitivas del procesado.

El médico forense no puede determinar que el presunto autor de los hechos, Mohamed, tomara drogas, bebidas alcohólicas y Lexatin en la tarde de los hechos.

El abogado defensor pide 16 años de cárcel para su cliente

El abogado defensor solicitará que su cliente sea condenado por un delito de homicidio del artículo 138 del Código Penal, con la atenuante de intoxicación por alcohol y drogas, así como las agravantes de género, parentesco y superioridad. No concurre la agravante de reincidencia, a juicio del letrado defensor. Además, solicita para el procesado dieciséis años y seis meses de prisión por el homicidio.

En cuanto al supuesto delito de lesiones a uno de los hijos de la víctima, el abogado de la defensa pide su absolución.

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