En los negocios hay que tener mucho cuidado, aunque te los ofrezcan personas muy cercanas, porque pueden pasar situaciones como la siguiente. El Tribunal Supremo avaló una sentencia de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife condenando a dos hombres por estafar a un amigo con una venta inmobiliaria.
En 2021, el ente regulador tinerfeño condenó con 4 años de cárcel y la devolución de 141.000 euros a dos hombres por estafar a otro con la venta de un pozo. Uno de los estafadores era amigo cercano y paciente del estafado, doctor de profesión.
Este, en su momento, le aconsejó que invirtiera 135.000 euros que había heredado en la compra del 50% de las acciones de un pozo de aguas, propiedad del otro estafador. Ambos le aseguraron que la explotación del mismo daba beneficios de alrededor de un millón de euros al año.
Tras la firma, el estafado se dio cuenta de que debía invertir 4 millones en obras y pagar deudas derivadas del anterior propietario. Además, los estafadores le exigían 2.500 euros mensuales de los que no tenía ningún conocimiento.
Una vez vista esta situación, el comprador se acoge a la cláusula de rescisión del contrato. El vendedor le firma un pagaré de 135.000 euros, pero este nunca se pudo cobrar, lo que además generó 6.500 de euros por la devolucíón del mismo.
Tras esa primera sentencia, ahora el Tribunal Supremo da por demostrado que el denunciante fue víctima de una "maquinación fraudulenta". Además, afirma que los condenados se aprovecharon de que el médico no tenía conocimientos sobre cuestiones de pozos, por lo que esto provocó que fuera convencido para el desembolso del dinero.
Un vínculo de amistad
Durante la vista, el denunciante afirmó que la relación entre el denunciante y uno de los condenados era de amistad. Se conocían desde 2005, conocía a su esposa, iba a su oficina y a cenar juntos. Según el denunciante, "teníamos una gran amistad, no era la típica relación médico-paciente".
Incluso, cuando recibió la herencia, su primera idea fue montar un negocio de carreras de coches y se planeó que su amigo fuera su socio. Este, al serle ofrecida la idea, le dijo que la inversión del pozo era más segura.