Cae una banda por estafar a miles de turistas de avanzada edad en Tenerife
La Policía Nacional detiene a 21 varones por ‘exprimir’ las tarjetas de las víctimas cuando estas volvían a sus países
Los agentes bloquean 42 inmuebles y 300 cuentas bancarias

Imagen de archivo de agentes de la UDEF / E.D.
Treintañeros sin escrúpulos para vivir entre lujos y un falso glamour, de origen familiar hindú, nacidos en Tenerife y sin empatía alguna por personas de avanzada edad que buscan el descanso en la Isla. En lo que ellos creen que es la jungla turística, todo vale para ser más rico y más poderoso que el vecino, que el del local de al lado o que otros miembros de su misma comunidad.
Ante esa realidad, la Brigada Provincial de Policía Judicial de la Policía Nacional en Santa Cruz de Tenerife desarticuló una organización criminal por estafas masivas a miles de turistas extranjeros mayores en el sur de la Isla tras una compleja investigación.
La operación consistió en un macrodispositivo en el que intervinieron más de 100 agentes de varias unidades de dicho cuerpo de seguridad y de la Dirección Adjunta de Vigilancia Aduanera. La intervención se hizo el pasado lunes, 5 de junio, en los municipios de Arona y Adeje.
Hubo 21 detenidos, entre ellos los principales cabecillas de la banda; se registraron seis domicilios, una asesoría fiscal, un local comercial no abierto al público y 11 bazares, que quedaron precintados por la autoridad judicial. Cinco de las viviendas están en la zona de Fañabé (Adeje) y la sexta en el complejo Las Viñas (Las Américas, Arona). El local no abierto al público estaba en el Parque Europe, frente al hotel Villa Cortés, en Playa de las Américas también.

Zona turística de Costa Adeje. / CARSTEN W. LAURITSEN
La jueza decretó prisión provisional para los cinco principales miembros del grupo criminal. Los agentes intervinieron 1.300.000 euros en efectivo, joyas de alto valor y once vehículos de alta gama, como Mercedes y Porsche. Además, bloquearon 42 propiedades inmobiliarias y más de 300 cuentas bancarias. Y se incautaron de numerosos dispositivos electrónicos (TPV), material informático y diversa documentación en papel.
La Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de Santa Cruz de Tenerife recibió varias denuncias por unas estafas que tenían las mismas características. Las víctimas eran turistas extranjeros de más de 70 años, que decían que les habían estafado, tras detectar en sus cuentas cargos fraudulentos efectuados en bazares en el sur de Tenerife que estaban regentados por ciudadanos originarios de la India. Y empezaron a investigar, con la colaboración de la Unidad Combinada de Vigilancia Aduanera de Santa Cruz de Tenerife y otras unidades de Policía Judicial, como el Grupo de Crimen Organizado (Udyco). Y de sus avances avisaban a la Unidad Central Nacional de Europol.
Los profesionales del Servicio de Vigilancia Aduanera confirmaron que los cabecillas de la organización contaban con un gran patrimonio y eran titulares de varias empresas, a nombre de las cuales estaban numerosas propiedades inmobiliarias.
La investigación empezó en noviembre de 2022
La investigación empezó en noviembre del año pasado. Los turistas de avanzada edad eran captados en la vía pública con el pretexto de venderles algún dispositivo electrónico. El grupo estaba perfectamente estructurado y había varios niveles de participación. En el primero se hallaban los cabecillas, que se dedicaban a introducir en el cauce legal el dinero obtenido de forma ilícita. También se ocupaban de culminar los cargos fraudulentos en las tarjetas y a controlar al personal de las escalas inferiores.
Después estaban los llamados consortes de primer nivel: analizadores y vendedores que efectuaban las «segundas ventas», es decir, los cargos ilegales en las tarjetas a través de datáfonos que movían por varios comercios bajo su control. Y en tercer lugar se hallaban los consortes de segundo nivel o helicópteros, como eran conocidos por la banda, que captaban a los turistas idóneos para lograr su fin y les hacían las «primeras ventas». Estos también hacían un seguimiento a los afectados hasta el aeropuerto para asegurarse de que regresaban a sus países de origen y así se minimizaba el riesgo de que detectaran la estafa en España y denunciaran. En este último grupo figuraba un policía nacional retirado que fue detenido, pues se ocupaba de ejercer de chófer y hacer seguimientos hasta la terminal de Tenerife Sur. Este exagente, conocido como P., trabajó durante muchos años en la Comisaría del Sur de Tenerife.
En el exterior de varios locales de Las Américas, los líderes colocaban a varios captadores de víctimas, que ofrecían productos electrónicos a muy buen precio. Si mostraban interés, las llevaban a las tiendas, donde les ofrecían té o café para ganarse su confianza. En esos momentos les sacaban información, como el hotel en el que se alojaban y el dato más importante: qué día volvían a su país.
En base al perfil de los afectados, los cabecillas enviaban a ese comercio un «consorte de primer nivel», que ofrecían a las personas mayores instalar varias aplicaciones en los dispositivos que acaban de comprar, para supuestamente ver deportes en todos los países del mundo o tener wifi gratis en cualquier lugar. Y el producto electrónico quedaba en poder de los vendedores. El objetivo de esta estrategia era citarse con los perjudicados el mismo día en que se marchaban de Tenerife para entregarles entonces el efecto que habían adquirido.
A partir de ese momento se hacían los cargos indebidos en las tarjetas; es decir, el proceso clave de la estafa. Y, con la excusa de justificar las ventas ante la Aduana, les hacían firmar unos papeles para supuestamente intentar dar validez al fraude ante una posible reclamación de los proveedores de tarjetas ante los bancos. Cuando los afectados se percataban del engaño, ya estaban en su país y les era más difícil denunciar ante la policía española.
Los delitos
Los 21 detenidos están acusados de pertenencia a organización criminal, blanqueo de capitales y estafa. En cualquier caso, los agentes tienen previsto efectuar más arrestos. Tras ser desmantelado el grupo por parte de la UDEF, en colaboración con Vigilancia Aduanera, llega el momento de analizar cómo se ha hecho el blanqueo de capitales, a través de los movimientos de las más de 300 cuentas bancarias bloqueadas y el estudio de la información existente en teléfonos móviles, dispositivos informáticos y la documentación en papel requisada.
EN BUSCA DE NUEVAS VÍCTIMAS
La Policía Nacional realiza gestiones para intentar localizar a nuevas víctimas de la trama, con el objetivo de ofrecerles la posibilidad de denunciar y conocer mejor el alcance de la estafa masiva a personas de avanzada edad. Para ello se establecen cauces de información, a través de la División de Cooperación Internacional y la Consejería de Interior de la India. La investigación de la operación se ha hecho bajo la tutela del Juzgado de Instrucción número 2 de Arona, cuya titular es Nayra C. Pérez, así como de la inspección de la fiscal Sandra María Fagil. Según las fuentes consultadas, parte de la comunidad hindú en Tenerife ha colaborado con los investigadores, pues consideran que los comportamientos de los ahora acusados resultan muy negativos para la actividad comercial y turística, en general, del sur de Tenerife.
Las cantidades cobradas de forma fraudulenta a las víctimas varían mucho. A uno de los afectados le quitaron de su cuenta bancaria unos 40.000 euros en total. Las denuncias de los perjudicados llegaron hasta varios juzgados del partido de Arona. Hasta el momento, en el órgano judicial que lleva el asunto se han recibido numerosas comisiones rogatorias de diversos países, que hasta ahora no habían podido ser atendidas, ya que la investigación se hallaba bajo secreto de sumario. A partir de ahora, tales solicitudes podrán ser atendidas. Además de que tuvieran una edad avanzada, otro de los requisitos que los estafadores buscaban es que las víctimas hablaran inglés, que es el idioma que los acusados dominan. Los implicados hacían gala de un alto tren de vida y de una gran ostentación en sus redes sociales. Para evitar dejar rastro, otra táctica de la banda era cambiar de locales con mucha frecuencia. Además, la víctima era captada en una tienda, la estafa se cometía en otra y en la factura aparecía un tercer establecimiento. Algunos de los trabajadores implicados en el caso eran traídos desde la India y después devueltos a dicho país.
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