Los médicos forenses del Instituto de Medicina Legal y los agentes del Laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil coincidieron en que el matrimonio asesinado en el municipio de San Miguel de Abona en marzo de 2020 apenas tuvo posibilidades de defensa ante el ataque cometido presuntamente por su hijo con un cuchillo utilizado para matar animales.

Los profesionales que realizaron el levantamiento de los cuerpos y la autopsia sólo detectaron leves lesiones de defensa. La mujer, María Isabel, sólo tenía un corte a la altura de la muñeca izquierda, mientras que su marido, Juan Manuel, sufrió un pequeño corte en un dedo de una mano.

En el caso de los profesionales del Instituto Armado que efectuaron la inspección ocular en la vivienda familiar, no detectaron que la casa estuviera revuelta o que existieran señales de que hubiese una pelea entre el autor y los afectados. Y, además, si buscaba dinero, el autor sabía en qué lugar estaba y fue "a tiro hecho"; es decir, no rebuscó por varias dependencias para hallarlo.

Durante la segunda sesión del juicio con Tribunal del Jurado que se celebró este martes, 23 de mayo, en la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife, dos mandos de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil coincidieron en que en el registro del domicilio de las víctimas no se encontraron restos del consumo de crack.

Cabe recordar que el acusado del asesinato de sus padres, Gabriel Iván, mantuvo un relato en el que asegura que consumió un boliche o medio gramo de crack y que después cogió un cuchillo usado para matar cabras, con el que atacó a sus progenitores.

Ante las sospechas de los otros dos hijos de las víctimas de que el autor de ambas muertes violentas había sido Gabriel Iván, un comandante de la Unidad Orgánica de Policía Judicial llamó a este para tener una conversación. En un primer momento, este mando lo citó en un puesto de la Guardia Civil, pero el ahora acusado prefirió hablar en una gasolinera.

Esta gestión no resultó sencilla. De hecho, el mencionado mando tardó algún tiempo en convencerlo de que era oportuno tener un encuentro. A este comandante le llamó poderosamente la atención que Gabriel Iván, sin que se le hubiera dicho nada, le preguntara, casi en el primer momento, si había pasado algo con sus padres y que, cuando él salió de su casa, todo estaba bien.

Una vez en la estación de servicio, el hoy acusado comenzó a relatar, de forma espontánea, lo que había ocurrido. El nerviosismo que tenía cuando fue avisado para el encuentro con la Guardia Civil no era propio de padecer un síndrome de la abstinencia y se expresaba bien, explicó dicho testigo del cuerpo de seguridad. Y en la primera declaración espontánea reconoció que degolló a sus progenitores.

El presunto autor dijo que había pedido dinero a Juan Manuel y María Isabel, pero que su padre se había negado. Y que, a partir de ese momento, "se metió medio gramo de golpe", cogió un cuchillo y fue a matar a sus padres, refirió el citado testigo.

Y después se fue en el coche de su padre, un Nissan Juke. Entre otras cosas, llamó a una mujer que ejerce la prostitución, de origen brasileño, con la que quedó en El Fraile y pasó toda la noche supuestamente. Fue a comprar más droga. Ante la confesión realizada, se le comunicó que estaba detenido.

El hoy acusado le dijo al comandante que su padre le echaba en cara que no fuera tan buen hijo como su hermano, Juan Víctor, así como su dependencia de las drogas y el consiguiente gasto de dinero que generaba.

Al ser consciente de la dimensión que cogía el relato de los hechos que hacía Gabriel Iván, el mando le advirtió de que era oportuno esperar a que continuara su declaración delante de un abogado. Sin embargo, a pesar de ello, Gabriel Iván prosiguió con su espontáneo relato de los hechos. Y, además, en su declaración delante de su letrado, el presunto autor mantuvo, en los aspectos esenciales, esa primera versión de los hechos.

En el momento en que fue arrestado, el hoy acusado llevaba encima 10 euros. Una de las hipótesis es que en las 48 horas previas pudo haberse gastado entre 500 y 600 euros que su madre tenía en una riñonera, donde guardaba el dinero de la recaudación de sus ventas en el mercadillo. Y se supone que la cantidad la dedicó a la adquisición de droga y al pago de los servicios a la mujer que ejercía de prostituta.

La Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil considera que Gabriel tuvo dos días, desde que presuntamente cometió los hechos hasta que quedó con un mando en la gasolinera, para entregarse o confesar los hechos, "pero no lo hizo", según el comandante.

Para este mando, varios factores que reforzaban la hipótesis que plantearon los otros hijos de las víctimas fue que la puerta de entrada al domicilio del matrimonio no estaba forzada, que después alguien cerró con llave la vivienda y que, a continuación, el autor se había llevado el coche del hombre asesinado, así como la mencionada riñonera con dinero o los móviles y el teléfono fijo de las víctimas.

Hallazgo de los cadáveres en la vivienda

Un sargento y dos agentes del Laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil manifestaron que en el salón del domicilio familiar, muy cerca del barranco de La Orchilla, junto al paraje de Viña Vieja, estaba el cadáver de una mujer, boca abajo, con gran cantidad de sangre a su alrededor. También apreciaron pisadas de sangre, que claramente fueron realizadas por la persona que cometió ambos asesinatos.

El segundo cuerpo se hallaba al fondo de un pasillo de la casa. Estos investigadores señalaron que "no hubo defensa por parte de las víctimas" y la presencia del autor de ambas muertes en la casa no alarmó a María Isabel ni a Juan Manuel. Dichos agentes tampoco hallaron restos del consumo de drogas en dicho domicilio.

Los médicos forenses del Instituto de Medicina Legal de Santa Cruz de Tenerife que realizaron la autopsia a los cadáveres apuntaron que el ataque se cometió con un cuchillo de 15 centímetros de largo y tres de ancho de hoja. La mujer recibió tres lesiones en el tórax. Una llegó a uno de los pulmones, otra alcanzó el corazón y una tercera afectó al hígado, con entrada y salida. Esas heridas resultan mortales si no tienen un tratamiento médico urgente, según los profesionales citados. El fallecimiento de la madre del acusado fue muy rápido. La primera fase de la agresión se produjo de frente a la mujer. También le hallaron dos heridas incisas en el cuello y que estas sí pudieron ser realizadas desde la espalda de la afectada. Uno de esos cortes tiene un largo de 15 centímetros. Sin embargo, el autor no llegó a seccionar la carótida ni la yugular. Debido a la trayectoria, las realizó una persona que utilizó la mano derecha.

El cuerpo del varón, Juan Manuel, presentaba seis heridas de arma blanca y sólo una, en un dedo, fue por defensa. El corte detectado en el cuello del padre resultó mucho más superficial que el de la madre. La lesión mortal se produjo por el costado izquierdo y seccionó el corazón. Otra perforó el pulmón izquierdo y una tercera seccionó una costilla, entró en el pulmón derecho y acabó en el hígado.

Médicos forenses del área de Psicología del Instituto de Medicina Legal no hallaron en Gabriel Iván ninguna reducción significativa de sus capacidades de conocimiento y voluntad que le impidieran saber lo que hacía en el momento de los hechos. En este caso , según ambos especialistas, se da un trastorno mixto de personalidad. Sin embargo, dichos profesionales coincidieron en que el consumo de droga puede servir para desinhibir, pero en ningún caso para impedir que la persona sepa lo que hace. Además, advirtieron de que el hecho de que recogiera el arma, la ropa y los zapatos ensangrentados y los tirara a la basura, para que no se le relacionara con el doble asesinato, demuestra que actuó de forma racional.