Juicio por el asesinato de un matrimonio en San Miguel de Abona

Los hermanos del presunto parricida de San Miguel están seguros que fue él

El acusado dice que sólo se acuerda de consumir crack, coger un cuchillo y de nada más

Acusado del doble asesinato en San Miguel

Acusado del doble asesinato en San Miguel / Carsten W. Lauritsen

Los hermanos del acusado de asesinar a sus padres en San Miguel de Abona en marzo de 2020 no tuvieron duda alguna, desde el primer momento, de que fue él, Gabriel, el presunto autor de ambas muertes violentas en la vivienda de las víctimas en uno de sus numerosos episodios violentos a la hora de exigir dinero para pagar sustancias estupefacientes.

Así lo afirmaron ambos en la primera sesión del juicio con Tribunal de Jurado por este asunto, que se celebra desde este lunes, 22 de mayo, en la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife. Además, a dichos testigos no les sorprendió que la Guardia Civil detuviera a su familiar.

El motivo de esa certeza es que sus padres les habían contado los serios problemas que tenían con Gabriel, debido a la necesidad de dinero para pagar su adicción a las drogas. Cuando el ahora acusado recibía lo que pedía, no había problema alguno. Pero, en caso contrario, sus progenitores recibían amenazas, agresiones psicológicas e insultos.

De hecho, el padre del presunto autor les había dicho, de forma concreta que, "un día nos mata y no os enteráis". Y los días previos al doble asesinato fueron especialmente convulsos en la familia. De hecho, para exigir dinero, Gabriel presuntamente montó un "numerito" en el mercadillo donde sus padres vendían los productos alimenticios que elaboraban. Y su madre dejó una anotación en una libreta en la que mostraba su preocupación por el estado de alteración de Gabriel.

Los hechos ocurrieron el 11 de marzo de 2020, pocos días antes de que se decretara el estado de alarma y el confinamiento por la pandemia del covid-19. Como sus padres supuestamente se negaron a darle el dinero que les exigía, Gabriel presuntamente cogió un cuchillo y apuñaló varias veces a su madre. Cuando esta cayó al suelo, la degolló. Después se dirigió a su padre, que acababa de salir de la ducha. El hombre recibió varias puñaladas y después el ahora acusado presuntamente le cortó el cuello. A continuación, el ahora acusado huyó en el coche de su padre.

El suceso tuvo lugar en la vivienda de las víctimas, situada muy cerca del barranco de La Orchilla, el límite natural entre San Miguel y Granadilla, cerca del enclave conocido como Viña Vieja. En ese lugar, los padres de Gabriel tenían una granja de cabras y su domicilio.

"En ningún momento sospechamos que fuera otra persona y no me sorprendió que detuvieran a mi hermano", explicó la hermana a preguntas del fiscal jefe de Santa Cruz de Tenerife, José Luis Sánchez-Jáuregui.

El presunto autor reconoció en la primera sesión del juicio que estaba en la casa en la que ocurrió el hecho violento. Y de ese domicilio sólo tenían llaves las víctimas y él. También admitió que consumió un "boliche gordo" de crack y que cogió un cuchilló. Pero ya no se acuerda de nada más, según explicó ante las partes. Este testimonio ya lo expuso ante los investigadores de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial (UOPJ) de la Guardia Civil cuando fue arrestado.

Sin embargo, según trascendió en la investigación, después de acabar con la vida de sus padres se reunió con tres amigos o conocidos. A todos ellos les dijo que habían matado a sus progenitores y que, por esa razón, iban a por él.

La hermana del acusado explicó que en la casa faltaban los dos teléfonos móviles de las víctimas, el teléfono fijo de la casa y "la riñonera donde mi madre llevaba el dinero". Según dicha testigo, "creo que podría llevar unos 500 euros, seguro". Tampoco estaban las llaves de la casa. Estas fueron encontradas en un terraplén por debajo de la gasolinera de Malpaso, (entre los barrios de Guaza y Buzanada), en el municipio de Arona.

Las adicciones de Gabriel eran un asunto recurrente en los problemas que Gabriel tenía con sus progenitores, según dicha testigo. En dos ocasiones el presunto autor del doble asesinato trató de rehabilitarse y estuvo en un centro de Proyecto Hombre. La primera vez llegó a permanecer en dicho recurso un año. "Mis padres lo ayudaron siempre; hasta el último momento, para mi madre siempre fue su hijo", aclaró la hermana del acusado.

Explicó que hace más de diez años que Gabriel es consumidor de sustancias estupefacientes que causan grave daño a la salud, como heroína o cocaína. Esta testigo explicó que "en los momentos en que Gabriel era incontrolable, se iba" del domicilio. Y señaló que se enteraba de sus problemas por lo que le decían sus padres.

En los días previos a que ocurriera la tragedia, la madre le había dicho a esta hija que no sabía qué hacer, que estaba cansada y que no conocía la manera de poderlo ayudar.

En la primera sesión del juicio también declaró el otro hermano de Gabriel. Recordó que el acusado tenía una vivienda en Granadilla de Abona, "pero no quería vivir solo", según les había dicho a sus familiares, "porque estaba amenazado".

La relación de este hermano, Juan Víctor, con Gabriel era poca o ninguna, "porque mis padres me decían los problemas que tenían con él". Además, confirmó que el ahora acusado también tuvo problemas judiciales con su expareja, pues le constaba entonces una condena y una orden de alejamiento de dicha mujer.

Al día siguiente de que ocurrieran los hechos, los hermanos del presunto autor trataron de ponerse en contacto con sus padres, pero no lo consiguieron. Por ese motivo, por la tarde decidieron acudir a la finca donde estaba la casa y la explotación ganadera. Había luz en la casa. "Tocamos el timbre, pero no nos abrió nadie", apuntó Juan Víctor. La puerta estaba cerrada también. Quitó unas macetas y se asomó por una ventana. "En el suelo pude ver el cuerpo de mi madre y había mucha sangre", admitió a preguntas del fiscal.

En un primer momento se personó la Policía Local de San Miguel y después, la Guardia Civil. Los primeros accedieron por una ventana que tenía un barrote roto. Los agentes municipales confirmaron a los hermanos que allí estaban los cadáveres de sus padres con diversas heridas de arma blanca.

La riñonera con el dinero de su madre "apareció en la casa que mi hermano tenía en Granadilla", confirmó el testigo ante una pregunta del magistrado, Juan Carlos González Ramos. "Normalmente, mi madre llevaba en dicha riñonera el dinero de la recaudación del mercadillo", aclaró.

"Desde el primer momento sospechamos de mi hermano" como el presunto autor del doble asesinato, manifestó, pues sus padres no tenían enemigos, ni con anterioridad habían sufrido robos ni amenazas de vecinos o conocidos. Juan Víctor comentó que "me importa muy poco si está arrepentido o no".

También indicó que Gabriel tenía "con mi padre peor relación, porque le hacía frente". Una vez en prisión, el hoy acusado se ha puesto en contacto con sus hermanos dos veces por escrito. Y en otra ocasión un preso "nos llamó en nombre de él". El principal motivo de esas comunicaciones fue pedir perdón por lo que presuntamente hizo.

Según Juan Víctor, Gabriel era consumidor de droga desde los veinte años. A partir de ese momento, "los amigos fueron lo primero, no la familia".

Para dicho testigo, "mi madre era un apoyo incondicional de Gabriel y siempre lo ayudamos para que dejara las drogas". Sin embargo, comentó que, "desde que salía (del centro de rehabilitación), volvía al mismo sitio". "Cada vez estaba más descontrolado", sobre todo desde que salió por última vez del recurso de Proyecto Hombre, señaló.