Juicio por detención ilegal

Tres acusados niegan que intentaran secuestrar a una menor en Tenerife

La víctima afirmó que un conductor derrapó a su lado y dos jóvenes corrieron hacia ella

Palacio de Justicia de Santa Cruz.

Palacio de Justicia de Santa Cruz. / E. D.

Tres jóvenes afirmaron este miércoles, 29 de marzo, que nunca intentaron secuestrar a una menor en Tenerife en abril de 2014 y atribuyeron el temor que sintió la supuesta víctima a una simple sugestión que no tuvo base real alguna. La fiscal solicitó para cada uno de los acusados un año y medio de prisión por un delito de detención ilegal en grado de tentativa, en base a la declaración realizada por la afectada, un testigo que falleció, así como por otras dos personas que observaron cómo la afectada llegó aterrada a una ferretería a pedir ayuda hace casi nueve años.

El juicio se celebró en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife. La víctima tenía 15 años. Había ido a la playa al Puerto de la Cruz. A las 17:00 horas del 16 de abril llegó al municipio de Santa Úrsula en una guagua pública y se bajó en una parada de la carretera general del Norte. Iba sola y hablaba por teléfono.

De repente, el conductor de un Renault Clío gris derrapó junto a ella y su conductor lo dejó parado frente a la chica. A la vez, otros dos jóvenes, que caminaban por la otra acera, corrieron en dirección a ella. Al ver esa situación, se giró y echó a correr. También oyó que uno de los individuos que corrían gritó: «cógela, cógela» antes de que ella empezara a huir a la carrera.

La adolescente entró en pánico, cortó la llamada y corrió hasta la ferretería Monje, a donde llegó llorando y pidió ayuda. Allí se escondió bajo el mostrador. En dicho comercio había una trabajadora en la caja y un cliente que pagaba una compra. En la instrucción del asunto figuró un segundo vecino, que ya falleció. Según la menor, poco después, la Guardia Civil localizó a los supuestos implicados cuando estaban en una plaza. 

«Pensé que iban a por mí, que me iban a coger y meter en el coche», indicó la afectada. Desde aquel momento, estuvo siete u ocho meses sin salir sola de su casa y recibe todavía hoy asistencia psicológica. Admitió que estaba advertida por sus padres para que tuviera mucho cuidado cuando fuera sola y evitara cualquier situación o lugar de riesgo. 

La supuesta víctima comentó que no conocía a los tres acusados y que el coche que derrapó era un descapotable. Ante las cuestiones del tercer letrado defensor, aclaró que los individuos no la llegaron a tocar, pero se acercaron lo suficiente como para sentir la necesidad de huir. No quiso mirar atrás para verlos, por lo que no supo a qué distancia estaban. Y aclaró que los guardias civiles localizaron a los supuestos implicados mientras consumían droga en la plaza.

Testigo

Uno de los argumentos de la fiscal estuvo en el testimonio de un testigo ante el cuerpo de seguridad y en sede judicial. Este hombre ya falleció, por lo que el Ministerio Público reclamó la lectura de su testimonio. Las defensas se opusieron, pero los magistrados permitieron la lectura del documento, aunque son conscientes que esa declaración se hizo sin que estuvieran presentes los abogados defensores. El fallecido afirmó que se hallaba en la ferretería, que la niña entró llorando mientras decía que la querían subir a un coche. A continuación, dicho hombre se asomó a la puerta y escuchó que uno de los varones acusados dijo: «te nos escapaste, putita». También dijo que observó dos coches parados en paralelo y que, después, uno se fue hacia Santa Cruz y el otro, a La Orotava. Además, señaló que conocía a los tres jóvenes ahora acusados. Describió a los implicados y expuso algunos rasgos de su aspecto o su ropa.

Los propios acusados y sus abogados cuestionaron la credibilidad de su relato, pues sufría problemas de alcoholismo. La trabajadora de la ferretería confirmó que en el local entró «una niña corriendo, asustada», por lo que era evidente que necesitaba ayuda. La empleada le pidió que se quedara allí y llamara a su madre. Afirmó que «había un señor que estaba comprando», pero no recuerda que este se asomara a la puerta para ver lo que ocurrió. De la víctima señaló que «tenía miedo, como que alguien se la quería llevar». Para avisar a la Guardia Civil usó el teléfono del cliente que pagaba en caja, puesto que la centralita del negocio no funcionaba. El referido cliente añadió que «nos asomamos, pero yo no pude ver nada».

El conductor del coche implicado afirmó que cerca de la ferretería Monje vio a sus dos amigos que caminaban por una acera, por lo que tiró del freno de mano y derrapó con su Renault Clío para recogerlos. Según su versión, ambos peatones se acercaron corriendo, se subieron al vehículo y se fueron. Al igual que los otros acusados, aclaró que no escuchó a sus amigos decir: «cógela, cógela», ni «te nos escapaste, putita». El día después, cuando se disponía a ir a la playa, observó que dos guardias civiles estaban junto a su coche. Manifestó que «no sé ni quién es la víctima, nunca la había visto». Eso sí, comprende que la denunciante se asustara tras su cruzada con el Clío.

Para la fiscal, el testimonio de la víctima goza de plena credibilidad, pues, entre otras cosas, no conocía de nada a los acusados, ni estos a ella, por lo que «no hay ánimo o móvil espúreo». Aunque admite que en la declaración de la víctima hay «ausencia de datos» por el paso del tiempo, cree que su relato fue confirmado por los testigos. Cree que la intención de los acusados fue coger a la menor e introducirla en el coche. Una abogada defensora dijo que no se ha practicado ni una prueba de cargo. Afirmó que la supuesta víctima tuvo una percepción errónea de la realidad, al suponer que iban a cogerla. «Pero de ahí a que el delito se haya cometido, hay un trecho”, apuntó. Dijo que una de las contradicciones es que el coche era un descapotable, cuando fue un Renault Clío.