Asesinato de un hombre por su hijo en Los Abrigos

El Jurado declara culpable al acusado de matar a su padre en Tenerife de 54 puñaladas

El tribunal popular cree probada la eximente incompleta de alteración psíquica durante el ataque

Lectura del veredicto por el asesinato de Los Abrigos

Lectura del veredicto por el asesinato de Los Abrigos / E.D.

Los miembros del Tribunal del Jurado declararon culpable al hombre acusado de asesinar a su padre de 54 puñaladas el 1 de julio de 2020 en el sur de Tenerife. El veredicto se conoció en la noche de este viernes, 24 de marzo, después de que el objeto del veredicto se haya debatido durante toda la jornada.

El tribunal popular determinó que se trata de un asesinato con alevosía (a traición y sin posibilidad de defensa), con la eximente incompleta de alteración psíquica, la agravante de parentesco y la atenuante de la reparación del daño económico a sus dos hermanos.

Los hechos ocurrieron a las 6:30 horas en un piso del núcleo de Los Abrigos, en el municipio de Granadilla de Abona. El acusado, Paul, atacó con un cuchillo a su padre, Simon, cuando éste se hallaba en la cocina de la vivienda. Durante los siguientes minutos, la víctima recibió decenas de puñaladas en el tórax, que le perforaron el corazón y los pulmones, pero, sobre todo, por la espalda, cuando ya estaba agonizante o había fallecido.

El acusado sufre esquizofrenia paranoide desde que tenía 18 años y llegó a Tenerife el 27 de junio de 2020 para pasar unos meses con su padre, para quien trabajaba en la empresa de jardinería que poseía en Golf del Sur.

La fiscal, Raquel Arranz, solicitó para el acusado, de nacionalidad británica, 10 años de prisión y otros tantos de libertad vigilada.

La acusación particular, que representa a los hermanos del autor, pidió para Paul tres opciones de condena: siete años y seis meses de cárcel; cinco años de prisión y otros tantos de libertad vigilada, así como diez años de privación de libertad.

La letrada de la defensa planteó dos alternativas: dos años y seis meses de prisión y otros tantos de custodia familiar, así como tres años y nueve meses de cárcel y el mismo periodo de custodia familiar.

Los integrantes del Tribunal del Jurado consideraron probado que el acusado no sufrió ni un brote psicótico ni una descompensación durante la agresión mortal a su progenitor. Sin embargo, en base a la declaración realizada por dos psiquiatras del Instituto de Medicina Legal, en ese comportamiento violento sí influyó la enfermedad que sufre desde que era un adolescente.

El acusado ya firmó un documento en el que concede su parte en la herencia de su padre, 86.000 euros, a sus dos hermanos. Por ese motivo existe la atenuante de reparación del daño.

Cabe recordar que la representante del Ministerio Público solicitó en su escrito de calificación inicial 21 años de cárcel para Paul, pues estimaba que en la muerte violenta no sólo hubo alevosía, sino también ensañamiento, pues la víctima recibió más de medio centenar de heridas de arma blanca.

Sin embargo, durante el juicio, dos médicos forenses del Instituto de Medicina Legal explicaron que, debido a la gravedad de las puñaladas recibidas en primer lugar en el corazón y los pulmones, la víctima quedó inconsciente y falleció pocos minutos después. Es decir, que no llegó a sufrir un dolor innecesario con las 47 puñaladas que su hijo le propinó por la espalda cuando ya se hallaba tendido boca abajo en el suelo del pasillo de la vivienda.

La última vez que Paul fue atendido de manera presencial por su psiquiatra fue en diciembre de 2019 en Estepona (Málaga), donde residía durante gran parte del año con su madre. Desde ese momento, la especialista le redujo las dosis de fármacos, con el objetivo de que tuviera una mejor calidad de vida.

Sin embargo, su madre detectó que el estado de su hijo empeoró con dicha medida, pues hablaba solo, se reía sin motivo aparente y tardaba mucho en responder a sus preguntas, supuestamente porque escuchaba voces. Por ese motivo, la psiquiatra volvió a aumentarle la dosis de medicamentos antisicóticos y ansiolíticos.

La llegada de la pandemia y el confinamiento para evitar el contagio masivo, así como la barrera idiomática, pues ni el ahora acusado ni su progenitora hablaban español, contribuyeron a que supuestamente no recibiera de forma adecuada uno de los medicamentos que debía inyectarse cada tres meses.

Después de matar a su padre, se vistió y se fue a la sede de la empresa de su progenitor, donde lo encontraron dos trabajadores de la misma. Uno de ellos fue con Paul hasta el domicilio donde ocurrieron los hechos y comprobó que Simon estaba muerto en medio de un charco de sangre. Dicho testigo avisó a los cuerpos de seguridad y emergencia.

Paul estaba sentado en la terraza de la pareja de su padre y tomaba café cuando fue localizado por agentes de la Guardia Civil. Al ver a estos funcionarios, se puso en pie, levantó los brazos, se dirigió a la puerta de cancela y puso sus manos en la espalda para ser detenido.