Juicio por fabricar una bomba

El acusado de hacer un explosivo y herir a vecinos de Tenerife niega los hechos

Las víctimas son dos primos y un tío del acusado, quienes dicen que nunca sospecharon de él

El juicio por la colocación del artefacto explosivo en La Matanza

El juicio por la colocación del artefacto explosivo en La Matanza / E.D.

El hombre acusado de fabricar un artefacto explosivo, dejarlo ante la vivienda de un familiar y causar heridas a dos primos hermanos y un tío en Tenerife niega su implicación en los hechos. Este martes, 24 de enero, comenzó el juicio en la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife y el fiscal solicita 33 años de prisión para el varón implicado.

La investigación de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Guardia Civil determinó que la persona que fabricó la bomba, la dejó cerca de la casa de un familiar en el municipio de La Matanza de Acentejo y causó quemaduras a tres vecinos es un individuo, de profesión cerrajero, que es primo y sobrino de los afectados. Según dijeron en la primera sesión de la vista, estos nunca sospecharon del procesado y se enteraron de su participación por los agentes investigadores.

A preguntas del fiscal, el acusado, identificado como Roberto, admitió que sí tiene conocimientos para fabricar un artefacto como el utilizado en el referido delito. Sin embargo, comentó que, según le dijo su abogada, el artilugio estaba pegado con cola, no mediante soldadura, que es como lo hubiera hecho él, supuestamente.

El presunto autor del citado ataque tiene problemas psiquiátricos, supuestamente a raíz de un accidente, y, de hecho, llegó a estar ingresado por dicho motivo y con tratamiento.

En el momento en que ocurrieron los hechos, Roberto trabajaba en una empresa de San Miguel de Abona dedicada a la fabricación de bloques y hormigón, entre otras actividades económicas. El acusado tiene conocimientos de cerrajería, pero también de automatismos, electrónica o la realización de puertas.

En la mañana del 22 de noviembre del 2020, alguien dejó un saco de rafia con una caja metálica en su interior cerca de la vivienda de un primo del implicado. Este observó el objeto y llamó a su esposa, que acudió al lugar junto al hijo de ambos, de cuatro años. Este varón declinó abrir la caja, ya que no le daba una buena impresión, y llevaba escrita la palabra "Goya" en la parte superior. Este es el segundo apellido de los hermanos afectados. Por ese motivo, llamó a su hermano mayor. Y este, junto al padre de ambos, fue al lugar.

El matrimonio decidió sacar la caja del saco. Y ambos comprobaron que, al mover el objeto metálico, se movieron numerosas piezas metálicas en su interior.

El hermano mayor rompió el candado con una llave de tubo. Y, a continuación, levantó la tapa de la caja de hierro. Al principio, todos los presentes escucharon una salida de aire y, poco después, una explosión y salida de fuego. Las heridas más graves las sufrieron el varón que abrió la caja, su padre y su hermano. La mujer tuvo lesiones muy leves en la espalda. Esta persona, al detectar la salida de aire, decidió darse la vuelta y proteger a su hijo, que resultó ileso.

El acusado pasó por La Matanza

En la madrugada en que ocurrieron los hechos, el acusado admitió que pasó por el municipio de La Matanza, pero que no llegó a ir a la casa de sus primos y menos a dejar el artefacto explosivo. Sobre lo ocurrido ese fin de semana, Roberto indicó que estuvo con su novia en un hotel del Puerto de la Cruz, al que llegó en la noche del 20 de noviembre. El día de los hechos, el acusado se levantó más temprano de lo habitual, a las 5:00 horas. Y, supuestamente, alguien le dijo que los únicos lugares para tomar café a esas horas estaban en un par de gasolineras muy conocidas del norte de la isla: El Mirador (Los Realejos) y El Bohío, en La Matanza. Y optó por ir a esta última. Pero, al llegar, estaba cerrada la cafetería, por lo que decidió regresar al hotel portuense en el que se alojaba. Después, fue hasta un puente sobre la autopista, paró tres minutos a fumar, y volvió a la ciudad turística.

El acusado era dueño de un Volkswagen Golf de color gris. En la grabación a la que tuvo acceso la Guardia Civil se observa que la persona que paró ante la casa de las víctimas y dejó el saco con la caja metálica circulaba en un coche de la misma marca y modelo que el del implicado. Roberto señaló que, desde su punto de vista, dicho turismo era "blanco", no gris. A preguntas del fiscal, el acusado dijo que "no había necesidad de hacerle daño a mi primo".

El implicado en este hecho fue socio de un tercer primo, J.M., hermano de los anteriores. Sin embargo, esa vinculación empresarial se rompió, aunque ambos mantuvieron una relación correcta. Este varón, J.M., denunció en una ocasión, años más tarde, a Roberto ante la Guardia Civil, porque recibía amenazas e insultos por parte del ahora acusado, a través del teléfono. A raíz de esta situación, Roberto lo llamó días después para pedirle perdón.

La expareja de Roberto comentó en la sala que se divorció del mismo, con el que tiene dos hijos, en 2016, tras numerosos problemas en su relación. Esta mujer indicó que la acusaba de tener relaciones con J.M. y "con otros muchos hombres", algo que aclaró que no era cierto en absoluto.

Pero J.M. reside en el municipio de La Victoria, mientras que la bomba fue dejada en la zona de La Matanza, donde viven los dos hermanos que resultaron heridos por el artefacto.

La Guardia Civil también detectó que el implicado había realizado búsquedas en internet sobre cómo fabricar un artefacto explosivo o cómo hacer cartuchos de manera artesanal. Y, además, se interesó por la venta de escopetas en Tenerife.

Supuestamente, los investigadores encontraron en el bajo fondo del maletero del Volkswagen Golf del arrestado un trozo de tiza usada para marcar superficies de corte. Y la palabra "Goya" en la tapa del artefacto fue escrito con una tiza.

La caja metálica estaba pintada de un color igual o muy parecido al que en ese momento utilizaba Roberto en la empresa de San Miguel de Abona para pintar las bases para el transporte de palés de bloques.

Y un compañero de trabajo, mecánico, echó en falta, una semana antes de la detención de Roberto, una batería de 18 voltios para cargar un taladro. Este elemento es muy similar o igual al que fue hallado en el artefacto que explotó en La Matanza, según admitió en el juicio dicho testigo, al que se mostró una foto del elemento, aunque afectado por la explosión.