Los exteriores del Instituto de Enseñanza Secundaria de Cabo Blanco, en el municipio sureño de Arona, se convirtieron el pasado lunes en el escenario de una gran pelea en la que se vieron implicados un número incalculable de adolescentes. La batalla campal, cuyas imágenes circulan por las redes sociales, se saldó sin detenciones y sin la notificación de heridos por parte del Servicio de Urgencias Canario.

La reyerta entre los alumnos del centro educativo se produjo en el horario de salida de clases: fuentes consultadas por este periódico indicaron que los participantes en la misma -alrededor de una veintena- no acudieron al lugar desde otros puntos ajenos al complejo, sino que salieron del mismo en distintos grupos y comenzaron a golpearse de forma indiscriminada: el tumulto fue grabado y alentado por otros jóvenes que se encontraban en un perímetro en el que no había presencia de efectivos policiales. Este tumulto ha generado una alta alarma vecinal debido a las circunstancias que rodearon el mismo -la presencia de coches que circulaban por las vías más próximas al instituto- y ya se ha abierto una investigación para aclarar el origen del suceso.

Jornada tranquila

Durante la jornada de ayer no hubo peleas y, además, desde el instituto se quiso enviar un mensaje de tranquilidad en beneficio de la comunidad escolar, aunque también es cierto que se ha solicitado en varias ocasiones la presencia de agentes de los cuerpos de seguridad para controlar que no se produzcan este tipo de altercados. 

Ayer, por ejemplo, los policías locales, agentes autonómicos y guardias civiles comprobaron que los ciudadanos que se encontraban en el exterior del centro educativo eran los padres, hermanos u otros familiares de alumnos matriculados en el instituto.

Con el fin de rebajar los niveles de tensión que se vivieron el pasado lunes, integrantes de los cuerpos de seguridad solicitaron a la directora y la jefa de estudios que se efectuara una salida escalonada de los estudiantes para evitar nuevos enfrentamientos. Y así se hizo para salir de las clases, pero no para abandonar el perímetro del centro. Al final, los agentes animaron a los adolescentes a abandonar las instalaciones y esta vez no se registraron problemas. No se descarta que los alrededores del centro sigan bajo vigilancia policial.