Este lunes, 17 de octubre, comenzó en la Sección VI de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife el juicio con Tribunal de Jurado por el asesinato de un taxista en un garaje comunitario de Granadilla de Abona en julio del 2019. Por primera vez, el abogado defensor del acusado planteó un supuesto móvil de la muerte violenta. Dicha parte esgrime que el joven colombiano implicado acudió a dicho edificio a vender un gramo de cocaína, pero que se confundió de comprador.

Sin embargo, tanto la hija como la pareja sentimental de la víctima negaron que el varón asesinado a golpes, Gabino, de 64 años, fuera consumidor de sustancias estupefacientes o alcohol. La mujer con la que convivía admitió que unas pocas veces consumió ansiolíticos (diazepam) para poder dormir.

Los hechos ocurrieron cerca de las 3:30 horas de la madrugada del 3 de julio del 2019 en un garaje comunitario del edificio San Miguel, en la calle Los González, en el núcleo de San Isidro.

El acusado, identificado como Jofre André Saldaña, que hoy tiene 21 años, se negó a responder a las preguntas de la fiscal, Olga Méndez; de la abogada de la acusación particular, Candelaria Velázquez, y del letrado defensor, Ginés Cabrera.

Si el Ministerio Público y la abogada que representa a la hija de la víctima solicitan para el presunto autor 25 años de prisión por un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento (pues estiman que la víctima no tuvo opción de defensa y sufrió un dolor innecesario), el abogado defensor pide una pena de 10 años por homicidio, pues la muerte ocurrió en una pelea entre los dos hombres y Gabino murió a los pocos segundos de recibir los primeros golpes; es decir, "que no sufrió en exceso".

Gabino trabajaba como taxista en el municipio de Adeje. Pero era natural del barrio de El Draguito, en Granadilla de Abona. A las 3:25 horas del 3 de julio accedió al garaje comunitario del edificio San Miguel, al que se había mudado apenas dos días antes. Accedió con su Seat Panda Trans, que estaba cargado con bolsas para la citada mudanza, ya que hasta entonces había residido en Llano del Camello, en Las Chafiras (San Miguel de Abona).

Pocos segundos después, al citado garaje entró también el joven acusado. El individuo colombiano, que entonces tenía 18 años, se negó a declarar, por lo que su posible defensa se basó en el escrito presentado por su abogado. Según esta versión, el procesado estuvo en la casa de un familiar en San Isidro, donde consumió alcohol y droga hasta la madrugada. Y después se dirigió hasta el edificio de San Miguel, supuestamente con la intención de vender un gramo de cocaína a un cliente. En base al planteamiento del citado letrado, Jofre André pensó errónamente que Gabino era el supuesto comprador.

La defensa esgrime que entre los dos varones se produjo una pelea y que la víctima murió a causa de los golpes que el taxista sufrió en la zona de la laringe y en el encéfalo a los pocos segundos de recibirlos. Y, además, apuntó que el joven "no pudo autocontrolarse" por el alcohol y la droga que había consumido.

Dejó entrever que supuestamente el sexagenario no llegó a sangrar y que tanto las últimas lesiones como las quemaduras se registraron cuando el afectado ya había muerto. Además, expuso que el joven no tenía un plan de huida.

Sin embargo, la Fiscalía y la abogada de la hija de la víctima piensan todo lo contrario. Es decir, que Gabino no tuvo opción alguna de defenderse y que sufrió numerosos puñetazos, patadas y pisotones, que le provocaron un dolor innecesario antes de perder la vida. Además, presuntamente el acusado desnudó a la víctima y trató de quemarla con la ayuda de productos tóxicos para borrar pruebas.

La fiscal manifestó a los miembros del Jurado que la respuesta real sobre por qué se produjo la paliza mortal a la víctima "es posible que nunca se las pueda dar". Y, además, advirtió de que, en primer lugar, en la Justicia española no hay que probar el motivo de un hecho de este tipo y, en segundo, lo que se hizo "no tiene justificación".

Frente al supuesto motivo esgrimido por el letrado de la defensa, la abogada de la hija afirmó que "no hay un solo documento que pruebe" que el acusado "estaba bajo la influencia" de bebidas alcohólicas o alguna o varias sustancias estupefacientes.

María, la pareja de la víctima, afirmó que llevaba ocho años de relación sentimental con Gabino cuando ocurrieron los hechos. Cuando el hombre trabajaba en el turno de noche, la hora normal de llegada al domicilio que ambos compartían oscilaba entre las 5:00 y las 5:15 horas.

Aquella madrugada, la mujer se despertó a las 5:30 y se percató de que Gabino no había llegado todavía. Y tampoco respondió a sus insistentes llamadas de teléfono. Además, no la había avisado de que tenía previsto retrasarse. Bajó en ascensor hasta el garaje comunitario y allí encontró el cadáver de su pareja.

María aseguró que el taxista se hallaba tendido "en el suelo, casi desnudo; muy blanco, sabía que estaba muerto". Quiso llamar a las fuerzas de seguridad, pero en el garaje no hay cobertura. Y señaló que poco después se encontró con un vecino, que fue quien realizó la primera llamada a los servicios de emergencia.

La pareja sentimental de Gabino explicó que este era una persona muy tranquila, a quien nunca vio protagonizar una pelea ni con un comportamiento violento. Apuntó que no sabía que tuviera problemas con alguien. Además, señaló que no consumía alcohol ni drogas, "ni pastillas para dormir". Sin embargo, después, a preguntas del abogado defensor, aclaró que una o dos veces si recurrió a ansiolíticos para poder descansar.

Después de perder al hombre con quien compartía su vida, decidió volver a trabajar, "para no pensar más", pero la imagen de ver el cuerpo sin vida de Gabino no se le va a borrar. Aclaró que no vio ni una gota de sangre junto al cadáver, pero que sí tenía la cara hinchada.

La hija de la víctima estaba desayunando en el momento en que recibió la llamada de la Guardia Civil, que la informó de lo que había ocurrido. Como no se creía lo que le contaban los agentes, decidió colgar. Los profesionales del Instituto Armado volvieron a telefonear y esta vez fue su expareja quien recibió la información y la advertencia de que tenía que presentarse en el lugar de los hechos.

La joven definió a su padre como "normal, trabajador, dedicado al taxi y que se preocupó por mi educación". Aseguró que nunca lo vio protagonizar una pelea ni en un acto violento. Por ese motivo, no encuentra una explicación razonable a lo que pasó. De hecho, ella ha tenido que recurrir a pedir apoyo psicológico.

Indicó que Gabino era un hombre de complexión normal, "ni delgado ni atlético". La última llamada que recibió de su progenitor fue para preguntarle cómo le había ido en los exámenes de su oposición a funcionaria. Esas pruebas las aprobó, pero su padre nunca lo llegó a saber. Ella desconocía que Gabino tomara ansiolíticos para dormir.

Uno de los vecinos fue avisado por su esposa de que en el garaje había un hombre "arreglando un coche", pero que era muy raro, "porque estaba desnudo". Dicho testigo entró en el aparcamiento y verificó que había un hombre tendido en el suelo. No se acercó y saludó, pero no obtuvo respuesta alguna. Por eso decidió salir al exterior y llamar por teléfono al servicio de emergencias.

Después, habló con otro residente en el edificio y ambos bajaron al garaje, donde se encontraron con la pareja del sexagenario fallecido. Manifestó que el inmueble de viviendas San Miguel "era y es un edificio tranquilo".