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Juicio por el segundo asesinato de la pensión Padrón

Otras dos personas se alojaron en la habitación del segundo crimen de la pensión Padrón

La defensa del acusado de la muerte de Adoración de la Cruz revela que en el libro de entradas del establecimiento figuran otros inquilinos

Juicio por el segundo asesinato en la pensión Padrón

Juicio por el segundo asesinato en la pensión Padrón El Día

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Juicio por el segundo asesinato en la pensión Padrón Pedro Fumero

Otras dos personas se alojaron en la habitación del segundo crimen de la pensión Padrón. El abogado defensor del acusado del asesinato de una mujer en la pensión Padrón aseguró ayer que, en las fechas en las que se produjo el crimen de Adoración de la Cruz, en la habitación 306 figuraban alojadas otras personas. De forma concreta, según consta en el libro de registro de entradas y salidas de clientes, la mujer que gestionaba el hostal registró la entrada del acusado el día 10 de junio. Pero, antes de que figure la ocupación de la víctima, otros dos hombres supuestamente utilizaron la habitación 306, donde presuntamente ocurrió la muerte violenta de la mujer. Uno llegó el día 14 y su nombre es Daniel. Y el otro entró en dicho cuarto el 18 de junio y fue identificado como José Luis Ortega. Adoración accedió a dicho espacio el día 19.

Durante la jornada de ayer fue llamado a declarar un hijo de los propietarios de la pensión Padrón, que en el momento en que ocurrieron los hechos ni vivía ni trabajaba en dicho edificio de la avenida Islas Canarias, en Santa Cruz de Tenerife. Dicho hombre, que con anterioridad sí ejerció como recepcionista del establecimiento, aseguró que no conocía ni al hombre implicado en el asesinato ni a la víctima.

Al mencionado testigo se le mostró un libro de registro de entradas y salidas de las habitaciones. Y en el mencionado documento reconoció la letra de su madre, ya fallecida, que se encargaba de efectuar las anotaciones con las personas que entraban a las habitaciones o los cambios que hacían los clientes. Según el mencionado libro, consta que José Antonio Luis Aguiar entró en la habitación 306 el 10 de junio del 2009 y que la fecha de salida del acusado de dicha unidad está borrada. Y, más de una semana después, en la jornada del 19 de junio, se anotó la entrada en dicha unidad de Adoración de la Cruz.

El abogado de la defensa, Javier Fregel, preguntó al hijo de los entonces propietarios de la pensión Padrón si podía leer quién figura anotado en la famosa habitación 306 del hostal el 14 de junio. Y, entonces, el referido testigo explicó que en dicha jornada se registró una persona identificada como Daniel. Y, cuatro días más tarde, figura en ese espacio del hostal otro hombre, llamado José Luis Ortega. Es decir, que entre el registro del acusado y el de la víctima, hubo, al menos, dos personas que también se quedaron en dicha habitación.

Ahora la clave pasa por saber si esas dos personas seguían en la referida unidad alojativa cuando ocurrió la muerte de la mujer. En base a lo expuesto por el acusado durante la primera sesión del juicio, Adoración cobró su pensión y lo primero que hicieron ambos fue ir a comprar droga al barrio de Cuesta Piedra. En general, los pensionistas suelen cobrar sus pensiones de la Administración en torno al día 25 de cada mes.

El mencionado testigo también observó diversas imágenes del establecimiento alojativo gestionado por su madre que fueron realizadas por los agentes de Policía Científica de la Policía Nacional.

Cuando le enseñaron las fotos de la sábana y la manta que envolvían el cadáver de Adoración de la Cruz en el petate, admitió que dichos efectos eran iguales a los que se utilizaban en la pensión de su familia.

Dos de los jóvenes que encontraron los restos óseos de la mujer asesinada en el barranco de Santos afirmaron en la segunda sesión del juicio que el petate en el que estaban los huesos se hallaba enterrado entre vegetación y tierra y consideran que fue dejado allí por alguien. Esta fue otra de las conclusiones de la segunda jornada de la vista en la que un Tribunal del Jurado juzga al acusado de la muerte violenta, José Antonio Luis Aguiar. Cabe recordar que, durante la primera jornada, el implicado aseguró que no ocultó ni enterró el macuto en el que estaba el cuerpo de Adoración de la Cruz, sino que lo tiró, “como si fuera escombro”, desde la parte alta del puente Javier de Loño, que enlaza los barrios de Salamancia y La Salud.

Los huesos de la víctima fueron localizados de forma casual por un grupo de cuatro amigos que en junio del 2016 decidieron hacer una excursión por el barranco de Santos y zonas aledañas. Sin embargo, en aquella jornada hubo un incendio en el citado paraje. Las llamas y el humo les hizo retroceder y conformarse con quedarse bajo el mencionado puente.

Dos de ellos fueron a orinar a un espacio muy próximo a dos de los pilares de la infraestructura que enlaza los barrios de Salamanca y La Salud. El primero pasó sobre el petate sin percatarse de su existencia. Pero el segundo tropezó con la parte superior del mismo, se percató de que allí había algo enterrado y así lo hizo saber a sus amigos.

El primero de los testigos que habló ayer ante la magistrada presidenta, el Jurado, el fiscal y los abogados explicó que los grandes bolsos (uno metido dentro de otro) en los que estaban los restos se hallaba enterrado en sus tres cuartas partes.

Tres de los amigos arrastraron el macuto hasta el exterior. En un primer momento, no sabían si lo que había allí era droga, dinero o los huesos de un perro. Y al darle la vuelta y sacudirlo un poco, salió uno de los huesos y el cráneo.

Uno de los jóvenes señaló que, según su punto de vista, alguien tuvo que llevar el petate allí y enterrarlo. Este testigo desmintió que estuvieran paseando un perro, que los restos se hallaran en el interior de una cavidad o que le dieran patadas a los petates con tanta fuerza como para fracturar algún hueso.

El segundo de los varones que testificó este martes manifestó que el lugar en el que encontraron los huesos no es muy transitado, pues por allí “solo pasan algunos pibes y un señor que saca a sus cabras”.

Otra de las posibilidades que planteó este joven es que el macuto llevara allí tanto tiempo que ya hubiese sido cubierto por algo de tierra y vegetación. Cabe recordar que el asesinato de Adoración de la Cruz se produjo en junio del 2009 y sus restos óseos fueron encontrados siete años más tarde.

Ambos testigos explicaron la ubicación exacta en la que se halló el cuerpo, en base a las fotografías captadas por agentes de la Brigada de la Policía Científica. El macuto con los restos óseos de Adoración fue localizado a unos dos o tres metros de la entrada a una pequeña cueva del lugar.

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