Asturias

"Eran unas niñas encantadoras que estaban muy integradas", afirman en el colegio de las gemelas fallecidas en Oviedo

"En el recreo jugaban con otros críos", aseguran familias de los compañeros de clase en La Ería

Un barrio y un colegio en shock por la muerte de las dos mellizas de Oviedo.

Agencia ATLAS | Foto: EFE

A. de la Fuente / Amor Domínguez

"No sabemos lo que ha podido pasar; eran unas niñas encantadoras". En el colegio de La Ería de Oviedo nadie podía entender esta mañana la muerte de Anastasia y Alejandra, las dos gemelas de 12 años que fueron halladas muertas tras precipitarse desde la sexta planta del piso en el que vivían, en el número 48 de la calle Facetos. Eran buenas estudiantes, jugaban con todos los niños en el patio y, pese a ser de origen ruso, hablaban perfectamente el castellano. Lo mismo su hermano, de 10 años, también escolar del mismo centro. Por eso, a las dos del mediodía, cuando la sirena anunciaba el final de las clases, nadie encontraba una respuesta: "¿Cómo ha podido ocurrir algo así?".

El relato de los padres de los compañeros de clase de las pequeñas era idéntico: llevaban varios cursos escolarizadas en La Ería y, tanto ellas como su familia, "eran muy afables, encantadores". Nadie tiene constancia de que en el centro hubiese casos de acoso. Más bien todo lo contrario. Los alumnos de sexto, curso al que asistían las gemelas, contaban las horas para irse de viaje de estudios. Estaba previsto que la excursión, de cuatro días, partiese el martes para Madrid. "Habían estado vendiendo papeletas para pagar los gastos", afirmaban.

"Alguna vez les he visto en el recreo y siempre estaban jugando con otros niños, como los demás", aseguraba Fernando Díaz Palacio, padre de uno de los compañeros de clase de las gemelas. "Una dibujaba muy bien. Mi hijo siempre decía que le encantaría dibujar como ella", afirmaba apenado sobre Anastasia y Alejandra, idénticas como dos gotas de agua, por lo que en casa les solían poner un lazo en el pelo de diferente color para que pudiesen ser diferenciadas por sus compañeros y profesores.

En La Ería reinó durante toda la mañana un silencio impropio para un colegio. En el patio, blindado por varios agentes de la Policía Nacional, no había niños, ni juegos ni movimiento. La quietud se rompió a las 11.41 horas. Fue entonces cuando llegaron al colegio personal de la Unidad de Atención de la Familia y Mujer (UFAM) de la Policía Nacional, de la Consejería de Salud y de los Servicios Sociales, acompañando a un matrimonio muy allegado a los padres de las crías. Apenas 15 minutos después abandonaban las instalaciones con el hermano pequeño de las gemelas, alumno de cuarto, y otro niño, hijo de estos amigos de la familia.

"Hay que gestionar situaciones muy duras", lamentaba Emma Álvarez, directora del instituto de La Ería, sobre la terrible situación que se estaba viviendo en el colegio, del que su centro está separado únicamente por una valla. Precisamente, Álvarez tuvo que enfrentarse hace un año a una situación similar cuando el moldavo Igor Postolache, de 32 años, asesión a su vecina Erika, de 14, alumna del IES de La Ería.

La calma volvió a ser una constante en el colegio hasta que que sonó la sirena que anunciaba el fin de la jornada. Muchos de los compañeros de clase de las gemelas, que recibieron asistencia psicológica en el aula durante la mañana, fueron al encuentro con sus padres llorando y visiblemente afectados por lo ocurrido. "Es muy difícil de explicar y muy duro", lamentaban las familias, muy preocupadas por el impacto emocional de la situación en los pequeños.

Por su parte, la dirección del centro rechazó hacer declaraciones sobre la tragedia, que actualmente está siendo investigada por la Policía Nacional.

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