Agresión sexual

Afronta nueve años de cárcel por violar a una joven de 16 años en Zaragoza aprovechándose de su vulnerabilidad

La víctima asegura no ser consciente de «nada» tras mezclar alcohol y Lorazepam

El acusado, Andrés A. R., en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial de Zaragoza, ayer.

El acusado, Andrés A. R., en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial de Zaragoza, ayer. / JAIME GALINDO

A. T. B.

La ingesta paralela de bebidas alcohólicas y fármacos como el Lorazepam altera los efectos de estas sustancias en el organismo, ya que actúan como depresores del sistema nervioso central. Con el objetivo de pasárselo "bien" una joven borjana de 16 años cayó en esta trampa, lo que le llevó, según ella, a estar "mareada" y a no ser consciente de sus actos, tanto que le fue imposible oponerse a la felación a la que le obligó Andrés A. R., de 27 años, y a tener relaciones sexuales con otro joven de 17 años en una peña de Borja (Zaragoza). La joven se siente ahora "gilipollas" y "patética" por haber permitido este episodio sexual y tanto la Fiscalía como la acusación particular solicitan nueve años de cárcel para Andrés, de origen latino, como presunto autor de un delito de agresión sexual. El segundo de los agresores ya había sido condenado anteriormente por el Juzgado de Menores.

Los hechos juzgados ayer ante la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Zaragoza se remontan al 28 de enero del año pasado. La víctimas y los dos agresores sexuales coincidieron pasadas las 21.00 horas en el bar Nicholson de Borja para luego marchar juntos a la peña.

Antes de quedarse a solas con ellos en la peña, la joven confesó a la sala que se había tomado "dos o tres pastillas" antes de salir de casa y se llevó el blíster al bar. Allí, "vacío", se lo enseñó a Andrés, a quien le dijo: "Mira lo que tengo, esto sube".

"Iba mareada y no era consciente de lo que estaba haciendo. La peña estaba a oscuras y me empezaron a decir cosas raras, que les hiciera sexo oral. Yo en ese momento sentía que me podían manejar a su antojo, no podía hacer nada", recordó ayer la víctima, si bien es cierto que fue un discurso algo difuso y plagado de vacilaciones en el habla.

Esto último, según los médicos forenses que comparecieron al final de la vista oral, se debe a ese consumo de alcohol y fármacos. "Lo que más se puede utilizar como valor psicológico aquí son los rasgos de vulnerabilidad personal y ella tenía problemas de gestionar situaciones. Con su relato de hechos valoras menos el peligro y el riesgo. La oscuridad afecta porque el miedo y la ansiedad es mayor con el desconocimiento", defendieron.

En esta línea se expresó la menor al día siguiente de los hechos cuando les envió un largo audio de WhatsApp a sus amigas: "Es que yo no sé lo que estaba haciendo, es como si ellos se hubieran aprovechado de mí. Me siento fatal porque también es mi culpa, yo no tenía que haber tomado nada. No sabía lo que hacer y tenía miedo".

Por su parte, el acusado negó rotundamente los hechos y, de hecho, aseguró que todo había consentido a pesar de quedarse "sorprendido" cuando la joven se sentó encima de él y le bajó la cremallera del pantalón. "Fue algo que ella propuso, adoptó una posición activa", finalizó. Por eso su abogado Alejandro Sarasa solicita su absolución.