Investigación en Cataluña

Padres traicionados por el pederasta de la hípica de Arenys: "Nos ha manipulado a todos"

Lluís P.F., conocido como Luixi, ingresó en la cárcel el viernes por agredir sexualmente a siete chicas menores de edad

La caravana del centro ecuestre está precintada por los Mossos.

La caravana del centro ecuestre está precintada por los Mossos.

Guillem Sánchez

"Nos ha manipulado a todos: a las niñas y a los padres. Es un vendedor de humo, capaz de convencerte de que era una excelente persona y un referente que convenía a tus hijos aunque vieras cosas que no encajaban. Tenía ese poder", explica EL PERÓDICO DE CATALUNYA, del grupo Prensa Ibérica, la madre de una víctima del propietario del Centre Natural Eqüestre l’Espiga de Arenys de Munt (Barcelona), encarcelado preventivamente desde el viernes por agredir sexualmente a siete chicas adolescentes.

Lluís P. G., más conocido como Luixi, es un hombre de nacionalidad española y de 38 años de edad que inauguró una hípica en esta población del Maresme de 8.000 habitantes en el año 2017. Vivía dentro de la finca, en una caravana que aparcó junto al cobertizo de los caballos. Con familia en Sant Celoni, era un desconocido para los vecinos de Arenys de Munt, a los que persuadió presentándose como un experto en doma natural, una disciplina que rechaza utensilios como el 'bocado' –el hierro que se coloca en la boca del caballo– y que prioriza el bienestar de los animales. Ahora saben que también eso era mentira, porque lo han visto golpear a los caballos y creen que no dispone ni de la formación ni de la licencia para enseñar.

Las primeras sospechas

Poco antes de la pandemia, saltaron las primeras sospechas de posibles abusos sexuales de Luixi. Pero aquellos avisos se abrieron paso con dificultad entre los vecinos de Arenys, lastrados en parte por la buena imagen que el domador conservaba aún entre otros padres, que los desoyeron y siguieron con las clases.

Al centro de L' Espiga acudían alumnos de todas las edades de colegios cercanos que tomaban lecciones de equitación como una actividad extraescolar promovida por el AMPA. En verano, además, Luixi organizaba campamentos que duraban todo el día y los jueves se quedaban a dormir en tiendas de campaña. "A los más pequeños los tenía allí para disimular, una excusa para quedarse a dormir con las más mayores", explica la madre que ha atendido a este diario. Las víctimas que han denunciado a Luixi son adolescentes de entre 13 y 16 años, chicas a las que enredaba asegurándoles que valían para la hípica y ofreciéndoles trabajar junto a él.

El lunes 3 de abril una familia presentó finalmente la primera denuncia contra el domador en una comisaría de los Mossos d'Esquadra. Se abrió la caja de pandora.

Detenido

Luixi fue arrestado al día siguiente, martes 4 de abril. Los investigadores recibieron tras la detención seis nuevas denuncias. El viernes trasladaron al investigado al juzgado de Arenys, que ordenó que ingresara preventivamente en la cárcel. "Hay más víctimas", asegura esta madre, que también ha denunciado.

Las declaraciones de las menores han sido "contundentes", según la policía catalana explicó al alcalde del municipio, Josep Sánchez, que ha anunciado que el Ayuntamiento ejercerá la acusación contra Luixi. Algunas denunciantes han explicado que, mientras fingía que las valoraba, no solo las agredió sexualmente, también las maltrató psicológicamente.

"La mano en el fuego"

Si para muchos vecinos de Arenys de Munt, el arresto de Luixi ha sido una sorpresa matizada por los avisos de algunos padres, a las familias de otros municipios con hijos inscritos en L' Espiga la noticia les ha pillado completamente desprevenidos, hechizados por su afabilidad y discurso animalista. "Hubiéramos puesto la mano en el fuego por él. Adoraba a los críos y a los caballos", explica la madre de un pueblo cercando que ha inscrito a su hija en los campamentos durante los tres últimos veranos. "La única cosa que nos llamaba la atención era que las monitoras que lo ayudaban eran muy jóvenes, parecían menores de edad", admite.

Tras la detención de Luixi, varios propietarios de caballos que viven en el centro de L' Espiga acudieron a recogerlos el jueves. Otros, sin embargo, han decidido que sigan en el establo. La versión de cómo trataba a los animales cambia en función de a quién se escuche. Dos dueños que han decidido mantenerlos en L' Espiga aseguran que Luixi los atendía muy bien. Pero otros padres aseguran que han visto lo contrario. "Los azotaba con cuerdas y los castigaba sin comer. A uno le dio un puñetazo en el morro e hizo que sangrara", afirma.

Este domingo en el centro de L' Espiga quedaban una docena de caballos, algunos pastando en manada y otros, más jóvenes, dentro de recintos cerrados. La caravana, donde sucedieron la mayoría de las agresiones sexuales denunciadas, está precintada por los Mossos.

Suscríbete para seguir leyendo