Asturias

"Iba como una cabra": el testimonio de Valentín, el vecino herido que intentó frenar y desarmar al homicida del guardia civil en Asturias

El septuagenario trató de quitar el hacha a Y. T. L., de 37 años, para evitar que hiriera a un amigo con el que discutía y antes de que robase el coche con el que atropelló al agente

Valentín Fernández, en Beifar, muestra las heridas de su pelea con el agresor.

Valentín Fernández, en Beifar, muestra las heridas de su pelea con el agresor. / S. Arias

Sara Arias

"Estaba vigilando el hacho y en una de estas que lo bajó vi la oportunidad de engancharlo, pero tuvimos un forcejeo de unos segundos; y porque caí al suelo, que si no, lo trinco". Así recuerda Valentín Fernández, de 74 años, su intento de parar a Y. T. L., de 37 años, cuando agredía brutalmente al amigo que le había dado cobijo en su casa de Beifar, en Pravia. La pelea tuvo lugar instantes antes de que el joven emprendiera una huida fatal en un coche robado, con el que arrolló y mató al agente de la Guardia Civil Dámaso Guillén, que daba cobertura de seguridad a una carrera ciclista de cadetes. Después, ya a pie, escapó. Tres horas más tarde fue detenido.

La casa donde vivía acogido el presunto agresor de Beifar.

La casa donde vivía acogido el presunto agresor de Beifar. / Sara Arias

"Un poco loco hay que estar para agarrarlo", reconoce Valentín, "porque con esta gente que no tienen nada que perder nunca se sabe". Este vecino de Beifar en esos momentos se encontraba atendiendo el ganado con su mujer, Pura López, de 72 años. "Iba igual que una cabra, nunca vi a una persona tan fuera de sí", comenta ella, aún con el susto en el cuerpo y tras declarar en el cuartel de Pravia durante toda la mañana.

La pelea entre el presunto homicida y el amigo que le había acogido en su casa "hace unos ocho días" comenzó en el interior de la vivienda, donde hay rastros de sangre. Todo empezó así, según el relato de Valentín: "Veo que este vecino que compró la casa hace cinco meses viene corriendo y el otro canalla detrás con el hacho, diciendo que lo iba a matar".

En ese momento, Fernández trata de intervenir para mediar, "pero ya me di cuenta de que no valían las palabras porque estaba muy agresivo, fuera de sí". Con mucho coraje y valentía, esperó el momento idóneo para tumbar al agresor "porque si no, lo mataba; libré al otro paisano". Pero al echar mano al hacha tuvieron un forcejeo que terminó con Valentín en el suelo con un golpe en la cara y un corte profundo en la mano que, según detalla, "fueron involuntarios".

Fernández estaba envuelto en sangre y su mujer, muy asustada, salió corriendo en busca de protección y ayuda. Mientras, el ya detenido robó un coche aparcado propiedad del dueño del bar de Quinzanas, que estaba buscando "mirucos" en el Nalón para la temporada de pesca. "Salió a toda velocidad y a los pocos segundos ya sentimos el golpe, que fue justo encima de la casa por donde pasa la carretera", precisa López en alusión al atropello del agente. La mujer, que estaba en la vía, vio cómo el joven huía del lugar del siniestro corriendo hacia la vega del Nalón. "Hace unos días le había enseñado yo por dónde podía ir a Pravia en bici , cruzando por el puente del tren en vez de por la carretera. Me decía que iba a por tabaco, y justo tiró por ahí", señala López. Un momento de auténtico pánico para esta vecina pues el delincuente la miró a los ojos: "Me dio un miedo terrible, pensé que me podía llevar de rehén".

Fernández, una vez curado, participó en la búsqueda junto a los agentes como buen conocedor de la zona. "Además, justo venía un vecino caminando y le preguntamos y dijo que no había visto a nadie, por lo que supimos que no había cruzado el río por el puente y que estaba cerca", detalla este vecino, conocido por sus sorprendentes imitaciones de Manolo Escobar. El matrimonio, muy querido en la zona, está aún con el susto en el cuerpo y, sobre todo, con mucha pena por la pérdida del agente: "Murió un héroe. Si no es por él, se lleva a todos los nenos de la carrera por delante".

Fernández y López nunca olvidarán los lamentos de los compañeros de Guillén, destrozados tras la trágica muerte de su compañero en servicio. "En mi vida había visto llorar así a un guardia civil, había uno que el pobre quería dar voces y no podía porque se ‘afogaba’ de la pena que tenía", rememora la mujer.

La pareja también pone en valor la actuación y profesionalidad de los compañeros que capturaron al homicida pues, en su opinión, "hicieron el trabajo como se debe y tuvo que ser difícil porque en esos momentos, después de perder así un compañero, es para darle".

En cuanto al amigo del detenido, detallaron que se encuentra ingresado en el hospital debido a las lesiones sufridas en la espalda y la muñeca. No le conocen de nada. Lleva solo cinco meses en el pueblo y les había comentado que acogió en su vivienda a Y. T. L. porque le daba pena. La casa, totalmente destartalada, está llena de basura y objetos, precisan. "Algo les pasó entre ellos que empezaron la pelea ya en casa y siguieron fuera. Si no es porque estoy aquí creo que lo mata. Libré yo y libró el otro", afirma Valentín, ya completamente recuperado de los daños que sufrió.

Ahora sus pensamientos están con la familia de Guillén y solo esperan que su homicida cumpla condena. "Lo que pasó aquí es de llorar, fue algo impresionante", concluyen estos vecinos.

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