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Isabel Marcos, la mujer que mató a su amiga para quedarse con su bebé, ya sale de permiso

Enterró a Vanessa Lorente en casa de sus padres en La Coruña. Cambió el nombre al recién nacido y, durante un mes, lo presentó como su hijo | En prisión culminó su obsesión: fue madre con otro recluso

Isabel Marcos fue detenida el 20 de septiembre de 2002 y condenada a 28 años de prisión. A la derecha, Vanessa Lorente y su bebé.

Isabel Marcos fue detenida el 20 de septiembre de 2002 y condenada a 28 años de prisión. A la derecha, Vanessa Lorente y su bebé. / CASO ABIERTO

Tamara Morillo

Tamara Morillo

"Está muerta". Tras más de 72 horas de interrogatorio, Isabel Marcos, de forma espontánea -y en una conversación que parecía sin trascendencia- indicó a los guardias civiles dónde buscar. "Está en casa de mis padres, enterrada". Hablaba de su amiga Vanessa Lorente, de 22 años, desaparecida junto a Daniel, su bebé de cuatro meses, desde el 16 de agosto de 2002. Era 20 de septiembre del mismo año, a Isabel la acababan de detener: "El hoyo lo he cavado yo".

La Guardia Civil acudió al punto exacto: una propiedad de Queixeiro, parroquia de Ponte de Pedra (Monfero, La Coruña). Era cierto. Vanessa estaba allí. En la finca encontraron su cuerpo sin vida, enterrado a un metro de profundidad. En Monfero, un pueblo que, por aquel entonces, contaba con 2.500 vecinos, todos ponían cara a la asesina: Isabel, la hija de José Carlos, el albañil. No solo mató a su amiga, secuestró a su bebé y creó una identidad falsa.

Isabel Marcos ingresó en la cárcel de Teixeiro. Nunca llamó la atención. Según ha podido saber CASO ABIERTO, portal de sucesos e investigación de Prensa Ibérica, su comportamiento ha sido correcto, sin altercados, y ya disfruta de permisos de salida. Solo ha protagonizado un episodio relevante: en la misma cárcel culminó, de forma real, su obsesión. Tuvo una relación con otro preso y dio a luz un bebé.

El amor se acabó pronto e Isabel inició otra relación con otro recluso. Él, condenado por delitos menores, no regresó a Texeiro tras un permiso penitenciario. Ella, no lo espera, apura -ya disfruta de permisos de salida- sus últimos años encarcelada. Según ha podido saber CASO ABIERTO, permanece en un Centro de Inserción Social (CIS), en tercer grado, y sale en libertad los fines de semana. Lleva cumplidos 21 de los 28 años en los que quedó su condena. La han visto en su pueblo alguna vez. Sus vecinos siguen en shock. Todos recuerdan el horror con el que despertó Monfero a finales de septiembre de 2002.

21 años atrás

"Rara", solitaria, ausente, "poco sociable", la describirían después del crimen. Pocos, quizá nadie, conocían a fondo a Isabel Marcos. Con tendencia al aislamiento, a la depresión y pensamiento esquizoide -dictaminaría un forense tras su detención- nadie podía imaginar que fuera capaz de articular un plan tan perverso: simuló estar embarazada, sedó, golpeó y asesinó a su amiga; escondió su cuerpo y le robó a su bebé.

Le movieron la envidia, la obsesión y la ira. Por qué ella sí y yo no. Enterró su cuerpo y fingió que el niño era suyo. Durante un mes caminó feliz, empujando el carrito. Mientras hacía que buscaba a su amiga, cambió el nombre a su pequeño: ya no era Daniel, lo llamó José Andrés.

Uno de las fotos que Isabel mostró a sus conocidos, con el pequeño Daniel.

Uno de las fotos que Isabel mostró a sus conocidos, con el pequeño Daniel. / CASO ABIERTO

"Yo también estoy esperando un bebé"

Isabel ejecutó su macabro plan el 13 de agosto de 2002, pero lo inició meses antes. La casualidad, el destino, o el interés, la unió con Vanessa a finales de 2001. La hija del albañil había iniciado una nueva vida. Dejó a su marido, Ángel, con quien llevaba unos dos años casada; dejó su pueblo, Monfero, y se instaló en Fene (La Coruña) con Lino, un hombre con el que había iniciado una relación. Iba y venía. Con Ángel, con Lino. Ninguno la hacía feliz.

Culpaba a su marido de no poder tener hijos, aunque, con su nuevo amante tampoco los podía tener. Este, precisamente, fue quien le presentó a 'Pillo' y a su pareja entonces, Vanessa, una joven de 22 años, llegada de Cartagena, que salía con él. Vanessa estaba embarazada y tenía dudas de seguir adelante. Isabel, nada más enterarse de la noticia, contestó: "yo también estoy esperando un bebé". Acaba de arrancar su plan.

Isabel en una foto el día de su boda; a la derecha, Vanessa Lorente antes de desaparecer.

Isabel Marcos, en una foto el día de su boda; a la derecha, la víctima, Vanessa Lorente. / CASO ABIERTO

Durante meses forjó una amistad incierta, basada en un único interés: el bebé que iba a nacer. Ante su amiga, creó la escena surrealista, pero perfecta: antojos falsos; tripa que crecía, simulada con cojines; ropa holgada y -ya después de matarla- llegaría un parto, ficticio, al que no fue ni el supuesto papá.

Según declararían varios testigos después, Isabel fingió estar embarazada: se metía cojines, llevaba ropa holgada y fingía tener antojos

Coincidió todo con una Vanessa triste, aislada, sola, que denunció en dos ocasiones malos tratos y que se separó. Sin apoyo familiar, sin recursos, su embarazo culminó en abril. Con el bebé recién nacido, se refugió en sus amigos, los de verdad, y en Isabel. Ella la entendía, a fin de cuentas, también iba a tener un niño. El de Isabel se iba a llamar José Andrés.

Desaparecidos una madre y su bebé

La alerta se encendió el 16 de agosto, cuando una amiga de Vanessa denunció su desaparición. No había rastro de ella. En su casa estaban todas sus pertenencias, también las del bebé. La Guardia Civil se puso a investigar. Los medios locales se hicieron eco: "se busca a una joven desaparecida junto a su bebé de cuatro meses". Se reconstruyeron los últimos pasos de la madre: terminaban en una cafetería con una amiga, Isabel. Esta fue varias veces al cuartel para "colaborar" en la búsqueda. No era sospechosa, había dos hipótesis iniciales: la marcha voluntaria o el crimen machista -no denominado aún así- por las denuncias de malos tratos que había presentado meses atrás la desaparecida contra su pareja.

DESAPARECIDA VANESA

Cartel de la desaparición de Vanessa; a la derecha, Vanessa con su bebé. / CASO ABIERTO

Durante un mes, su asesina, su amiga, esquivó la mirada policial. "Estoy a punto de dar luz", decía, ante el entorno, muy reducido, de Vanessa. El pequeño Daniel ya estaba en casa de sus padres. Todo iba sobre la marcha. Isabel sonreía. Los vecinos la veían feliz.

Estuvo dos semanas en Monfero y después se mudó. En Miño (La Coruña), su nueva ubicación, se torció su plan. Una llamada anónima, con respecto al niño, la puso contra las cuerdas: "creo que hay una pareja que tiene un niño como propio y no es suyo". Ella lo negó: "soy su madre, es mío", incluso ante la Guardia Civil. Los agentes le hicieron una prueba de ADN y terminó confesando: "es el hijo de Vanessa, me dijo que lo cuidara antes desaparecer. Ella está en Madrid con un hombre que se llama Antonio".

Un café

Fue detenida y, sin cambiarle el gesto, horas después confesó: "la he matado yo". Cómo lo hizo se supo después: Isabel quedó con Vanessa para tomar café aquel 13 de agosto. Se citaron en la cafetería 'Pan Neda' (en Fene), estuvieron un rato charlando, y fueron a un hipermercado (Alcampo) para hacer algunas compras para el bebé. Luego, Isabel, consciente de que era el momento de ejecutar su plan, urdido durante meses, convenció a Vanessa para que le acompañara a casa de sus padres, en Monfero, para recoger algunas cosas. Vanessa dijo sí. En el trayecto, su amiga la mató.

Una gasolinera, zumo y un golpe seco

Tal y como recoge la sentencia, Isabel conduce rumbo a Monfero y en el interior del vehículo van Vanessa y el pequeño. Se detiene en una gasolinera de Pontedeume, y compra un zumo, que le da a la joven. No era un gesto amable, era el imprescindible para finalizar su plan. Previamente, había mezclado y diluido varios comprimidos de Noctamid (contiene Lormetazepam, sedante) que -como testificaría, aunque luego negó- ayudada por su madre, "había desmenuzado antes en su casa y envuelto en un papel".

El papel apareció en su coche, fue una de las múltiples pruebas que la incriminaron. Isabel continuó la marcha hasta que Vanessa se desvaneció. En ese momento, la golpeó "en la nuca con un objeto contundente y de superficie roma". El golpe fue mortal.

Lugar en el que fue enterrada Vanessa Lorente.

Lugar en el que fue enterrada Vanessa Lorente. / EFE

Condujo hasta casa de sus padres con el cuerpo sin vida y el bebé. Dejó al niño dentro y enterró a su amiga en el cobertizo, que fue acondicionado los días posteriores para usarlo como espacio donde tender la ropa del crio. "Para no mancharse los pies al tender", vertieron cemento, que proporcionó Ángel, ex marido de Isabel, con el que se reconcilió en ese momento. El cemento fue la lápida que terminó de sepultar a la mujer.

Todos condenados

Sin ápice de arrepentimiento, creó una vida ficticia. "Es mi hijo, se llama José Andrés", le decía a todo con el que se cruzaba. Para completar la mentira, mostraba fotos de ella con el bebé. Sus padres, que serían detenidos poco después, se sumaron a la farsa.

Negaron saber quién era el crío. Negaron saber que Vanessa estaba enterrada en su finca pero, tal y como recoge la sentencia, "respaldaban en todo momento" y ante todos la versión de que 'José Andrés' era su nieto, hijo de su hija Isabel. Acomodaron la casa para el niño que, durante dos semanas -hasta que se mudaron a Miño, donde fue detenida Isabel- vivió en la finca familiar.

Isabel Marcos quiso negarlo todo tras su confesión. Que el niño estuviera con ella, los restos del sedante y que el cuerpo apareciera en la finca familiar le dejaban poco margen. Además, en su casa hallaron unos zuecos de Vanessa, fueron clave: los llevaba el día en que desapareció. Isabel, sus padres, su marido... todos fueron condenados. No fue un brote psicótico, nada pasional, el juez contempló que todo había sido planificado.

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  • Isabel Marcos, asesina de Vanessa. La Audiencia Provincial de La Coruña la condenó a 30 años de cárcel por los delitos de asesinato, detención ilegal y suposición de parto. El Tribunal Supremo le reduciría dos años de condena al desestimar la agravante de abuso de confianza. Sigue cumpliendo condena.
  • María Maceiras, madre de Isabel y "abuela" del bebé. En principio fue condenada a 25 años: 15 como cómplice de asesinato, ocho por un delito de detención ilegal y dos como cooperadora necesaria para uh delito de suposición de parto. ElTribunal Supremo, más tarde, decretó que no existían pruebas concluyentes, solo el testimonio de su hija, por lo que la absolvió de ser cómplice del crimen. Su pena fue, finalmente, de diez años de prisión. Está en libertad
  • Los mismos diez años a los que fue condenado Jose Carlos Marcos, el "abuelo", quien echaría el cemento sobre la tumba de Vanessa. Alegó que no sabía nada. Indicó que su hija le dijo que allí estaba enterrado un ciclomotor. Fue, precisamente él quien, por orden de los agentes, picó y cavó para desenterrar a la joven. Primero apareció el cadáver de un perro. Debajo, el de Vanessa. El perro, explicaría su asesina después, "era para justificar" ante sus vecinos "el mal olor que desprendería el lugar". Fue condenado por un delito de detención ilegal y como cooperador necesario para la suposición de parto. Está en libertad.
  • Ángel González, el -de nuevo- marido de Isabel. Contó a todo el mundo que el bebé era suyo, que lo había tenido junto a Isabel. Se lo dijo hasta a su madre, que tuvo serias dudas al arranque, pero acabó creyéndole. Ángel fue quien facilitó el cemento. En la factura del mismo, en el reverso de ese papel, Isabel le escribió una nota para decirle que se iba, cuando fue detenida por la Guardia Civil. Fue condenado a diez años de prisión, por los mismos delitos que sus suegros. En libertad.

Isabel Marcos ejecutó el horror y arrastró a su familia hasta él. Dos décadas después, todos han cumplido sus condenas, excepto ella, que última su puesta en libertad. Daniel, el pequeño, fue entregado a su padre biológico. Ya no es un niño, cumplirá 21 años en abril. Creció sin su madre, a la que sin piedad mató a su "amiga", para tener un bebé.