Hasta diez personas estaban trabajando en la fábrica de tabaco clandestina localizada en una nave del polígono El Viso cuando la Policía Nacional accedió por sorpresa. Nueve eran mozos que se encontraban en plena faena y el décimo, el capataz que los controlaba y transportaba en camiones o furgonetas a la nave para no levantar sospechas. Según fuentes cercanas al caso, estos traslados se realizaban a horas intempestivas y a ciegas, ya que obligaban a los peones a ponerse unas gafas con los cristales cubiertos de cinta opaca para impedir que memorizaran el recorrido hasta la nave. A los arrestados, de nacionalidad búlgara, letona y ucraniana, les atribuyen los delitos de pertenencia a organización criminal, contra la salud pública, contra la propiedad industrial y contrabando, mientras que al capataz le suman una contra el derecho de los trabajadores.

Los investigadores encontraron 16 toneladas de tabaco picado, 6.421 cajetillas de cigarrillos que reproducían sin permiso la imagen corporativa de una decena de marcas, entre ellas Chesterfield, Winston, Camel, N-One o American Club, y una ingente cantidad de materia prima como cartonaje, filtros de acetato y bobina de papel, además de una amplia logística con maquinaria avanzada para la elaboración del tabaco.

La operación Búnkerexplotada el pasado 7 de noviembre, se inició a partir de unas informaciones recibidas por el Grupo de Crimen Organizado de la Comisaría de Torremolinos-Benalmádena sobre una actividad ilícita que se podría estar llevando a cabo en una nave del polígono El Viso, en Málaga capital, sin actividad aparente, ya que ni siquiera contaba con un rótulo comercial en la fachada. Las primeras indagaciones revelaron que se estaban realizando trabajos con una maquinaria industrial cuyo sonido llegaba al exterior y que los trabajadores llegaban ocultos en camiones de grandes dimensiones.

Tabaco y máquinas de Bulgaria

Tras comprobar el tipo de mercancía que había, a la investigación se sumó la Unidad Combinada de Vigilancia Aduanera. Ambos cuerpos tiraron del hilo hasta determinar que la organización traía desde Bulgaria el tabaco sin declarar en camiones. Posteriormente, buscaban naves en territorio español para el almacenamiento y el montaje de fábricas dedicadas a la producción de cigarrillos con máquinas que traían también de Bulgaria, mientras que la distribución de cajetillas de tabaco era principalmente Reino Unido.

Una vez recibido el tabaco picado sin ningún tipo de garantía higiénica, este se llevaba a una maquinaria que envolvía los cigarrillos en tiradas de miles. En un paso posterior , las cajetillas se almacenaban en palés de cartulinas, donde se representaban marcas y variantes, según demanda y mercado, incluidos los textos en el idioma del país de destino. Finalmente, las cajetillas, dobladas adecuadamente, se rellenaban con una veintena de cigarrillos con su preceptivo papel de plata y precinto, siendo trasladadas a un almacén antes de ser enviadas a su destino final.

Además de la mercancía intervenida, los agentes encontraron 15 cajas de cigarrillos defectuosos; 15 cajas de cartonaje de diferentes marcas; 14 palés de filtros de acetato y dos palés de bobina de papel, entre otros efectos.