Las autoridades australianas comenzaron este lunes a revisar el caso de Kathleen Folbigg, quien fue condenada en 2003 por la muerte de sus cuatro bebés, después de que un grupo de científicos indicara la posibilidad de que esos fallecimientos se deban a una rara mutación genética.

Durante una vista inicial celebrada hoy en el departamento de Justicia del estado australiano de Nueva Gales del Sur, la abogada Sophie Callan, quien asiste en la investigación, precisó que han "surgido nuevos descubrimientos" en referencia a las muertes de Caleb, Patrick, Sarah y Laura -los cuatro bebés de Folbigg- cuando tenían entre 19 días y 18 meses entre 1989 y 1999.

La letrada adelantó que los decesos podrían deberse a causas genéticas tal como concluyó un equipo de científicos, coordinado por la inmunóloga española Carola García de Vinuesa y liderado por el danés Michael Toft Overgaard, en 2020.

La investigación científica, publicada en la revista especializada "Europace", de la Asociación Europea de Cardiología, vincula una mutación genética (CALM2) de dos hijas de Folbigg con la muerte súbita cardíaca.

"Esa variante que ha sido encontrada en la señora Folbigg y en sus dos hijas, Sarah y Laura, es de especial relevancia en la actualidad", precisó Callan.

Además, el estudio, conformado por un equipo internacional de 27 científicos, constató que los niños portaban variantes raras de un gen que mata a roedores por ataques epilépticos.

"Sería incorrecto que la investigación se centrara sólo en las pruebas que van a la variante genética", admitió Callan ante esta investigación que abordará hasta el 26 de noviembre las evidencias sobre las mutaciones y los fallos cardíacos.

Posteriormente, entre el 13 y el 25 de febrero del próximo año, se analizarán temas psicológicos, psiquiátricos y examinará los diarios de la acusada, quien presuntamente tenía una "tendencia a estresarse o perder la paciencia", según manifestó Callan.

El caso fue reabierto a raíz de una carta enviada en marzo de 2021 por un centenar de científicos -incluidos dos premios Nobel- para solicitar el indulto y la liberación inmediata de la australiana a la gobernadora general de Nueva Gales del Sur, Margaret Beazley.

Folbigg, que llegó a ser considerada "la peor asesina en serie de Australia", fue inicialmente condenada a cuarenta años de prisión por el asesinato de tres de sus hijos y el homicidio involuntario del cuarto, aunque después logró en virtud de una apelación que le redujeran la pena a treinta años.

Folbigg, quien ha presentado dos apelaciones (2005 y 2021) y ha tenido una revisión judicial de su caso entre 2018 y 2019 que mantuvo la sentencia, defiende su inocencia y asegura que sus hijos murieron por causas naturales en la localidad de Hunter Valley, a unos 120 kilómetros al norte de Sídney.

Todos los bebés estaban enfermos con diferentes dolencias: el primero, Caleb, con laringomalacia; el segundo, Patrick, tenía una epilepsia muy severa, con ceguera (murió de ataque epiléptico), mientras que Sarah estaba tomando antibióticos por infección respiratoria y a Laura, que había tenido fiebre, sufrió una miocarditis.