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Juicio

El interrogatorio a los empleados de Atrio: "En la bodega no había cámaras y no se puede saber lo que pasó"

La directora del hotel responde a las preguntas sobre las medidas de seguridad | Ocho trabajadores reconstruyen sus movimientos en su puesto aquella noche

La directora del Atrio, Carmina Márquez, tras declarar en el juzgado como testigo por el robo de las botellas. Carlagraw

"En la bodega no había cámaras y no se puede saber lo que pasó". Este fue uno de los detalles que se aportó este jueves durante el interrogatorio a los empleados del Atrio por el caso del robo millonario.

En esta segunda ronda de declaraciones de testigos, comparecieron ante la jueza Aida María de la Cruz de la Torre y la abogada de los acusados Sylvia Córdoba, presente por videollamada, ocho empleados que estaban trabajando en el hotel la noche en la que se produjo el robo de las 45 botellas, entre ellos, la directora --maître de maison-- Carmina Márquez. 

Fue precisamente esta última la que permaneció más tiempo en la sala de declaraciones, en esta jornada también la sala tres. En su caso fue interrogada sobre las medidas de seguridad con las que contaba el hotel y en relación a uno de los grandes interrogantes, las tarjetas de seguridad y la llave maestra con la que presuntamente los acusados accedieron a la bodega.

En este sentido, según recoge la abogada Sylvia Córdoba, se precisó que "existen hasta siete tarjetas en el hotel que pueden abrir la bodega y que la llave maestra, que habitualmente se encuentra en manos de la recepción, se encontraba en su lugar". 

El resto de trabajadores fueron desfilando citados por la secretaria judicial y en la mayoría de los casos, no prolongaron su declaración más allá de unos minutos. Respondieron a preguntas sobre su puesto y sus movimientos aquella noche. 

Debido al paso del tiempo, no reconocieron a los principales sospechosos como autores del robo. En el caso de la directora, identificó a la mujer como alguien "alta". 

Esta segunda jornada transcurrió con total normalidad y con menor presencia mediática. Todos los empleados que estaban citados a declaran ya se encontraban reunidos en los pasillos minutos antes de que arrancara el interrogatorio. Ninguno de ellos ha querido hacer declaraciones ni antes ni después de declarar. Sí se mostraron con semblante relajado y con un tono distendido. 

En cuanto a las particularidades de la jornada, uno de ellos entró en la sala portando una bolsa con el logo de Relais&Chateaux y a preguntas de los medios, no quiso precisar si en su interior se encontraba la carta de vinos que había reclamado su señoría la jornada anterior.

De hecho, durante la jornada anterior, la primera de la ronda de declaraciones de testigos en la que comparecieron los dueños del hotel, Toño Pérez y Jose Polo, y el recepcionista que estaba trabajando aquella fatídica noche, uno de los puntos que centraron los tres interrogatorios fue el valor de las botellas, que siguen sin aparecer. La instrucción del caso prosigue y de momento, la defensa queda a la espera de que se resuelva el recurso que interpuso para que los acusados salgan en libertad.

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