La Policía Nacional ha asestado por primera vez en España un golpe contra una red de hackers conectada con la banda juvenil Dominican Don't Play (DDP), que utilizaba la financiación mediante delitos informáticos para costear la 'guerra' entre grupos rivales, adquirir armas, estupefacientes o hacer llegar dinero a sus miembros en prisión. En total hay 66 detenidos, de ellos 19 integrantes de varios 'coros' de la banda en Madrid, tras realizarse 19 entradas y registros en la capital, Getafe, Pozuelo y Soria.

Según la Policía Nacional, la organización criminal, que logró captar medio millón de euros, realizaba estafas bancarias mediante técnicas de ingeniería social por toda España, sirviéndose para ello de los conocimientos de nueve hackers de nacionalidad brasileña. La investigación, que se remonta a septiembre de 2021, está coordinada por el Juzgado de instrucción número 36 de Madrid.

Hasta el momento se ha detectado un total de 59 víctimas en toda España y se estima que el dinero defraudado supera los 500.000 euros, de los que el 30% eran derivados hacia la actividad delictiva de DDP y el resto hacia la red de hackers. La organización disponía de criptomonederos por valor de más de dos millones de euros.

Se han intervenido dos pistolas, tres escopetas, cinco machetes, una katana, munición, dinero en efectivo y diverso material relacionado con los Dominican Don't Play. La red invertía en monedas virtuales y realizaba desvíos patrimoniales a favor de integrantes de los DDP y hacia 'mulas' captadas por la banda, en concreto en los 'coros' de Embajadores, Arganzuela, Alcobendas, Ciudad Lineal y Leganés.

"Salto cualitativo"

"Se trata de un salto cualititativo en la red de financiación de estas bandas, que buscan externalizar sus entramados contando con aliados de otros grupos criminales", han explicado desde el Complejo de Canillas el equipo de investigadores liderado por el comisario jefe de la Brigada de Fraude Informático, José García Serrano.

Se trata de un 'pacto' ideado en beneficio de las dos partes: los hackers consiguen aumentar su capacidad para mover dinero y los DDP diversifican sus circuitos de financiación mediante delitos informáticos conocidos en el argot policial como de guante blanco, entre otras cosas porque se desarrollan con mayor anonimato que la obtenida desde la delincuencia común.

A los arrestados --en el caso de DDP, la mayoría españoles de segunda generación, aunque también hay de Sudamérica, Rumanía o Marruecos-- se les considera presuntamente responsables de los delitos de pertenencia a organización criminal, estafa bancaria, trata de seres humanos con fines de comisión de delitos, tráfico de drogas, tenencia ilícita de armas, asesinato en grado de tentativa, extorsión y usurpación de identidad.

El suceso en una sidrería de Madrid

Los investigadores han podido acreditar que por parte de los integrantes de los DDP se utilizaba a menores para la realización de diversas actividades delictivas bajo la promesa de pertenecer o progresar en la banda. Les daban instrucciones para cometer desde ocupaciones de inmuebles, compra de estupefacientes, atracos, robos con fuerza, "vuelcos" hacia bandas rivales e inclusos asesinatos.

En este sentido, la Policía ha acreditado que dos integrantes de los DDP presuntamente ordenaron el intento de asesinato de un exmiembro de los trinitarios, grupo con el que tenían una venganza pendiente desde el 2009. El suceso ocurrió el pasado día 5 de junio, cuando dos jóvenes entraron en una sidrería de Madrid y dispararon a un camarero que había pertenecido a los Trinitarios.

Uno de los arrestados ahora, además, obligó a los autores a mantener el teléfono encendido cuando estaban en el bar para poder escuchar en directo el desarrollo del encargo. Posteriormente se pudo detener a otro integrante de los DDP que también habría ordenado el asesinato. "DDP y Trinitarios están ahora mismo a la par", han reconocido los mandos policiales sobre la rivalidad entre bandas, ante la que han reforzado los medios para atajar este tipo de delincuencia.

Phishing y monedas virtuales

Una vez que los agentes comenzaron a rastrear la procedencia del dinero, pudieron averiguar que tenía su origen en la comisión de delitos informáticos realizados a través de técnicas de ingeniería social, siguiendo la estrategia de los hackers.

De esta forma, utilizaban técnicas conocidos como el 'phishing' mediante correos electrónicos fraudulentos, 'vishing' para robar información bancaria con webs y llamadas telefónicas fraudulentas o 'smishing', que recurre a mensajes de texto para hacer creer al usuario que le han realizado una compra fraudulenta, lo que da pie al robo de datos bancarios.

Además, los investigadores detectaron que, tras las acciones cometidas por los hackers, estos realizaban desvíos patrimoniales a favor de integrantes de los DDP y hacia 'mulas' captadas por la banda. Posteriormente el dinero era extraído por los miembros de la banda en cajeros automáticos para a continuación invertirlo en monedas virtuales, llegando a comprobar que algunos criptomonederos de los investigados tenían moneda virtual por valor de más de dos millones de euros.