Caso Abierto - eldia.es

Caso Abierto - eldia.es

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Centros penitenciarios

Las bandas de presos se hacen fuertes en las cárceles de Murcia

Tras los muros de los penales de Campos del Río y Sangonera cada vez son más los internos que buscan la pertenencia a un grupo que los respalde en situaciones violentas y controle el trapicheo de sustancias

Punzón requisado en una cárcel de Murcia.

Cada vez más reclusos quieren formar parte de una banda para "guardarse las espaldas" durante su estancia en prisión, explican desde Tu Abandono Me Puede Matar (TAMPM) en Murcia.

"El problema va a más en los últimos tiempos", aseguran funcionarios de prisiones de este colectivo. Tras los muros de los penales de Campos del Río y Sangonera, cada vez son más los internos que buscan la pertenencia a un grupo que los respalde en situaciones violentas y controle el trapicheo de drogas. Aunque "siempre ha habido bandas", afirman desde el interior del penal, en los últimos tiempos "son más violentas", entre otras razones porque cuentan con más medios.

Dentro de la banda, "cada uno se dedica a hacer una cosa" para mantener "el negocio", en el que se paga "en especies", porque dentro de la cárcel no se maneja dinero. A diario, los pandilleros amedrentan a otros presos, que, cuando no pueden pagar, la única salida que ven es ser cambiados de módulo. Y la forma más fácil de hacer eso es pegar a un funcionario. Estos pandilleros roban a otros reclusos su medicación o les obligan a sacarles productos del economato. "Al final, es la ley del más fuerte", lamentan desde TAMPM. "Y nosotros, los funcionarios, cada vez estamos más limitados", añaden al respecto.

El pasado viernes, un interno de Campos del Río intentó cortar el cuello a un funcionario con una lata. Afortunadamente, el trabajador pudo esquivar el ataque y solo sufrió heridas leves que se saldaron con puntos de sutura. El agresor, confirman fuentes penitenciarias, tenía numerosas deudas con pandilleros en el penal, por lo que la principal hipótesis es que agredió al funcionario para ser cambiado de módulo. Y lo logró.

Violencia y hacinamiento

"Es triste que un interno te diga: ‘por favor, señor funcionario, haga algo con este, que no me deja vivir’ y tú no puedas hacer nada", lamentan los trabajadores.

Aseveran los empleados de Campos del Río y Sangonera que "la Administración nos quita toda la autoridad y se la quita a los internos" que son víctimas de estas bandas. Los presos violentos "saben que, aunque agredan, son impunes", ya que "lo peor" que puede pasarles es "pasar catorce días en aislamiento".

"Como no somos agentes de la autoridad, si un interno lesiona a un funcionario, y el interno se declara insolvente, el agredido no va a ser indemnizado", prosiguen, para recordar que «no tenemos presunción de veracidad". Esto ocasiona, por ejemplo, que trabajadores que son víctimas resulten investigados "durante años, hasta que salga el juicio" porque el recluso denuncie en falso "que le hemos pegado a él".

El coordinador provincial del sindicato Acaip-UGT en la Región de Murcia, Juan José Alcázar, tiene claro que, para luchar contra las bandas que se forman dentro de prisión, urge "más formación, más personal y más medios".

Alcázar también incide en la necesidad de que los funcionarios se conviertan en agentes de la autoridad, y destaca que en las cárceles murcianas "tenemos módulos cerrados", una realidad que "provoca hacinamiento en otros, y eso genera más tensión".

En la prisión más grande de la Región todas las semanas se requisan pinchos y armas artesanales. En Sangonera también, aunque se detectan menos. Los trabajadores cachean a diario a los internos, aunque "la última orden es que se produzca el menor desorden en sus pertenencias", por lo que encontrar estos objetos prohibidos, y peligrosos, se ha puesto "cada vez más difícil".

Compartir el artículo

stats