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El padre de la niña asesinada en Zaragoza gana la batalla del entierro frente a la madre

La Audiencia de Zaragoza enmienda la decisión de la jueza instructora. La niña asesinada será inhumada en Lloret de Mar y no donde pedía la infanticida

Laia junto a su padre Manel.

Laia, la pequeña que murió agónicamente en enero de 2021 en Zaragoza, será enterrada en el cementerio de Lloret de Mar, tal y como pedía su padre. La Audiencia de Zaragoza acaba de darle la razón, enmendando la decisión de la jueza del caso que lo denegó y que, por ende, estaba aceptando la propuesta de la madre de la niña y supuesta infanticida, quien apostaba por la capital aragonesa. Todo porque al inicio de la instrucción, el tribunal provincial dijo que en caso de inhumarse el cadáver se hiciera en la ciudad en la que se estaba investigando por si fuera necesario realizar una nueva autopsia. Situación que ha cambiado, ya que están a punto de cerrarse las diligencias. Mientras, la menor de 2 años seguía en la cámara frigorífica del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Aragón (Imlcfa).

«Resulta evidente que ha habido un cambio radical de circunstancias entre el momento procesal en el que el padre solicitó el entierro en 2021 y las circunstancias actuales ante el avance de la instrucción», asevera la magistrada de la Sección Primera de la Audiencia de Zaragoza, Concepción Aldama, en contra de lo expresado por su homóloga en el Juzgado de Instrucción número 12 de Zaragoza, María José Moseñe.

Pero la firmante de esta resolución judicial va más allá y destaca que Vanesa M. P. ya no se encuentra en el centro penitenciario de Zuera (Zaragoza) en el que ingresó tras ser detenida junto a su pareja Cristian L. V. como responsables de las torturas que acabaron con la vida de la niña, sino que ha sido trasladada a la cárcel de Mallorca. Lo pidió porque la familia de ella vive allí. Es decir, Laia no tendría a cerca ningún ser querido de ser enterrada en la capital de Aragón.

Asimismo, el tribunal afirma en la contestación al recurso presentado por el abogado Manuel Hatero, que «subyacen motivos de sensibilidad y humanidad ante una petición, la del padre de Laia, que no ocasiona en este momento perjuicio alguno (personal, social o procesional) y por el contrario permite concluir el duelo del progenitor y de los familiares cercanos de la niña fallecida en tan penosas circunstancias».

Entierro benéfico

Laia ya no necesitará un entierro benéfico. Antes de este pronunciamiento, Vanesa M. P. aseguró a la jueza que no tenía dinero para poder hacer frente a los gastos propios de un sepelio, por lo que se propuso al Ayuntamiento de Zaragoza que se hiciera cargo del mismo bajo el amparo de la beneficencia. Situación que el consistorio aceptó, advirtiendo que el protocolo marca que, a partir de los cinco años, el cadáver sería exhumado y que acabaría en la fosa común como el resto de mendigos o personas que no pagan la tasa de mantenimiento de su nicho. Un destino que dolía especialmente a Manel Ardila, el padre de Laia, porque él desde el primer momento quiso enterrarla y costear los gastos.

Finalmente, tras una dura batalla de Manel en la que se le reprochaba que su insistencia estaba dilatando el proceso y la menor seguía en la cámara frigorífica, este hombre «respira más tranquilo». «Pronto voy a poder tener a mi hija cerca y llorarle como se merece», afirma a este diario Manel, quien reconoce que la alegría «es a medias» puesto que, obviamente, desearía no tener que enterrarla.

Ahora solo espera que se haga justicia con respecto a Vanesa M. P. y Cristian L. V. Dijeron que se había caído por las escaleras y la metieron en la bañera para despertarla, pero la autopsia reveló un centenar de lesiones. El análisis de sus teléfonos móviles determinó que se mandaban mensajes con fotos de las torturas y castigos que realizaban. 

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