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Investigación

La secta de Vistabella, vista desde dentro

El líder, que se hacía llamar Tío Toni, "sometió a las víctimas a agotadoras jornadas de trabajo y se hizo con tretas con su patrimonio durante 30 años"

Imagen aérea de la masía de Vistabella.

Un amplio dispositivo de agentes de la Policía Nacional ejecutó el pasado día 15 de marzo, tal como adelantó en exclusiva Levante-EMV, la entrada y registro en la masía La Chaparra de Vistabellla en una operación conjunta de la Comisaría General de Información, la Comisaría General de Policía Judicial (unidad de Atención a la Familia y Mujer Central-UFAM) y la Brigada Provincial de Información de Castellón, bajo la instrucción del Juzgado de Instrucción número 6.

Los policías recorrieron la finca, con amplios jardines y piscinas, así como espaciosas habitaciones, y lo hicieron ayudados por perros adiestrados en la detección de dinero. Según ha determinado la investigación, la operativa del líder de la secta, Antonio G.L., se prolongó durante treinta años. Durante ese tiempo, presuntamente, sometió a los miembros de la comunidad a "extenuantes jornadas de trabajo dentro y fuera de la misma, además de solicitar que realizaran aportaciones económicas bajo supuestos fines altruistas, desviando ese dinero para aumentar su patrimonio familiar".

La comunidad, que se habría establecido "supuestamente bajo fines humanitarios y sociales como una hermandad de amigos, se fue transformando, poco a poco, en un grupo de carácter hermético y aislado, difícil de abandonar, llegando a ser el único entorno conocido para algunos de sus integrantes, y en cuyo seno se llevaban a cabo también actividades constitutivas de delitos sexuales", según el comunicado emitido este viernes por la Policía Nacional.

De hecho, como ya avanzara este diario, nueve personas fueron detenidas y tres de ellas ingresaron en prisión preventiva por presuntos delitos de pertenencia a grupo criminal, delitos contra la libertad e indemnidad sexual y delitos patrimoniales, entre otros. Además, dos menores de edad –de ocho y 13 años–fueron rescatados de la masía de Vistabella.

El "enviado de Dios"

El líder, autodenominado "enviado de Dios" y con un carácter autoritario y carismático, ejercía técnicas de persuasión coercitiva sobre sus seguidores desde una posición de superioridad y utilizando el engaño, llegando a anular su voluntad. A tal efecto, conseguía mantener unos privilegios para él y para su familia, tanto económicos como sociales. A pesar de su actual estado de salud –tiene movilidad reducida y utiliza sillas de ruedas y andadores– el líder continuaba desempeñando su rol en la secta.

Una de las personas que ingresaron en prisión tras pasar a disposición judicial fue precisamente Antonio G.L., quien permanece en el centro penitenciario de Castelló, sito en la carretera Alcora. Concretamente, se encuentra en el módulo de enfermería y aunque en las primeras jornadas privado de libertad se mostró altivo y maleducado con los funcionarios, según pudo saber este periódico, más tarde cambió de conducta para comportarse de una forma más obediente.

La Policía Nacional ha habilitado el correo electrónico sectasdestructivas@policia.es para recibir información –con el anonimato y la confidencialidad garantizadas– acerca de este tipo de organizaciones en España.

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