La investigación sobre las causas que llevaron al naufragio del pesquero 'Villa de Pitanxo' el martes 15 de febrero a unas 250 millas al este de Isla de Terranova (Canadá) fue asumida por la Audiencia Nacional y en los últimos días se conocieron las contradicciones entre la versión oficial inicial y las supuestas revelaciones de uno de los tres supervivientes, el marinero de origen ghanés Samuel Kwesi. Esto generó fuertes debates en las redes sociales y la tensión escaló hasta el punto de que la madrugada del jueves para el viernes alguien atacó la casa en Donón (O Hío) del capitán del pesquero, Juan Padín, que es otro de los supervivientes junto a su sobrino, Eduardo Rial.
En concreto arrojaron pintura roja tanto en el portal de acceso a la vivienda como en la fachada de piedra de la misma, a gran altura. Según ha podido saber FARO, también han aparecido, en el terreno de la casa, a primera hora de la mañana, cristales rotos envueltos en trapos.
El capitán y su familia pusieron el asunto en conocimiento de la Guardia Civil y una patrulla se desplazó a la zona para recabar pruebas sobre lo ocurrido y sacar fotografías de los daños, con el objetivo de tratar de identificar a los autores del ataque.
Desde la familia del capitán señalaron ayer que no tenían intención de hacer declaraciones, pero sí que confirmaron no haber sufrido daños físicos de ningún tipo. Desde que los tres supervivientes regresaron a casa tras el rescate por el barco 'Playa Menduiña Dos', el capitán ha recibido amenazas, según señalaron personas cercanas.
Tras conocerse lo ocurrido, las familias de los 21 fallecidos y desaparecidos se pusieron en contacto entre ellas a través de Whatsapp y decidieron emitir un comunicado en el que se desmarcan “absolutamente de lo sucedido”.
Los familiares de las víctimas del naufragio recuerdan que durante todo este tiempo “hemos demostrado un comportamiento ejemplar y alejado de cualquier manifestación violenta”. Además, añaden que seguirán apostando por una actitud pacífica mientras confían “en el trabajo de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado” así como en la justicia para esclarecer las razones del siniestro que acabó con la vida de sus seres queridos y que pasa por ser el naufragio más grave ocurrido en la flota de pesca de altura gallega en las últimas décadas.
Desde el regreso de los supervivientes la familia del capitán evitó las declaraciones públicas transmitiendo el duro estado anímico en el que se encuentran y su deseo de que siguiesen buscando los cuerpos de los tripulantes que todavía no fueron encontrados.
