Joven, de 17 a 20 años, con el pelo rizado y parcialmente teñido de rubio recogido en una coleta, tez oscura y acento extranjero. Así describen al menos 13 de los 16 testigos interrogados por el grupo de Homicidios de la Policía Nacional a la única persona que estaba al cargo del castillo hinchable Humor Amarillo La Selva, siniestrado el pasado 4 de enero en Mislata (Valencia), ocasionando la muerte de dos niñas de 4 y 8 años y heridas a otros siete.

Su testimonio es clave para entender qué sucedió aquella tarde, si la atracción estaba sujeta o no por el lado que se izó, como atestiguan 15 de los 16 interrogados, y por qué no se desalojó el castillo en cuanto se levantaron las primeras rachas de viento. Sin embargo, la Policía no ha podido dar aún con su paradero porque el dueño de la atracción niega su existencia y asegura que él era la persona encargada de recoger los tiques y de controlar la seguridad en el hinchable. Sin embargo, casi todos los padres recuerdan al feriante y propietario del castillo o bien sentado en la caseta donde se vendían las entradas para las atracciones o bien controlando otra de las instalaciones (la de las tazas), mientras que sitúan sin un ápice de duda al joven descrito, controlando el hinchable y al menos dos atracciones más.

Así, al menos 13 de los 16 testigos interrogados por los investigadores del grupo de Homicidios, tal como recoge el informe policial adelantado en exclusiva por Levante-EMV, diario del mismo grupo, Prensa Ibérica, que este periódico, la semana pasada, coinciden en señalar que solo ese joven desconocido estaba controlando tanto el hinchable siniestrado como las camas elásticas que estaban situadas justo al lado, así como otras atracciones más.

Pese a ello, la Policía Nacional no ha podido identificar aún a ese misterioso joven, ya que el dueño legal de la atracción afirmó a los investigadores que "el encargado de vender los tiques y controlar la atracción es él; que ocasionalmente lo hace su cuñado, que tiene unos 35 años de edad, pero nunca un chico joven".

Demasiados detalles

Las declaraciones de los padres, llenas de detalles y matices, contradicen por tanto al feriante, a cuyo nombre figuran otras siete atracciones del mismo recinto ferial. El padre de Vera, por ejemplo, describe a un "varón joven de una edad próxima a los 18 o 20 años, de complexión delgada, piel morena, pelo negro y ojos oscuros" como la persona encargada de controlar el acceso y el tiempo de los niños dentro del castillo. Y lo distingue perfectamente del dueño de la atracción, de quien dice que es el hombre de "mediana edad y canoso" que "en un primer momento se encontraba controlando la atracción de las tazas y que posteriormente ocultó en la tómbola la caja que contenía la muñeca" de su hija, tal como ha informado Levante-EMV. La madre de Vera, por su parte, coincide con su marido y agrega que "no vio a esa persona [el feriante dueño de La Selva] en la atracción siniestrada en ningún momento hasta después de que acontecieran los hechos", recoge la Policía.

En términos similares se expresan los padres de la otra niña fallecida, Cayetana, de 8 años. El progenitor recuerda haber entregado "los tiques de entrada a un varón joven, de unos 17 años, complexión muy delgada, de una altura aproximada de 1,70 metros, pelo oscuro y algo rizado, vestido con un chándal oscuro". Y ambos afirman "estar seguros" de que "en dicha atracción únicamente estaba el joven anteriormente descrito", a lo que agregan que "les llamó la atención que no hubiera una persona controlando cada atracción, sino que era una sola persona la que iba rotando por varias".

"Me dijo que era seguro"

Otra mujer, que estaba con su hija de 5 años en el recinto, no solo coincide en la descripción del empleado 'fantasma' sino que además declara a la Policía que "vendía las entradas para el castillo hinchable y las camas elásticas, y a su vez vigilaba dicha atracción". Asegura, según el informe policial, que "en el momento de los hechos se encontraba en el puesto de los dados (se refiere a la tómbola)", mientras que "en la zona del castillo hinchable había otro joven de unos 20 años", ya que llegó a hablar con él antes de que se subiera su hija y le preguntó "si era seguro", a lo que le respondió "que sí, que tranquila".

Una pareja que estaba también con sus hijos haciendo cola para subir al Humor Amarillo La Selva lo describe como "un chico de origen árabe, de unos 20 años, con el pelo rizado, recogido en una coleta y teñido de rubio" y afirman que "era quien controlaba el acceso al hinchable y la recogida de tiques."

El único de la feria que ayudó a los niños

Los padres de dos niños de 8 y 9 años, que resultaron heridos, no solo vuelven a coincidir en la misma descripción, sino que, además, explican que "portaba un silbato con el que avisaba del fin del tiempo" a los niños jugaban dentro del hinchable. Exactamente el mismo testimonio que aporta la madre de otros dos niños, quien añade que "llevaba un chaleco reflectante de color amarillo", a lo que su marido, también presente, agrega que "no hacía muy bien sus funciones", afirmación que realiza como experto en este tipo de recintos, ya que años antes se había dedicado a montar este tipo de instalaciones.

Aún así, ese joven desconocido del que ni siquiera consta si tenía contrato de trabajo o formación de algún tipo para desempeñar esas funciones de control que describen los padres, fue el único que trató de ayudar a los niños. Una testigo, enfermera de profesión y que asistió a Vera hasta la llegada de las ambulancias, recuerda que, cuando la primera racha de viento levantó parcialmente la base del castillo, ese chico fue el único relacionado con la feria que acudió "corriendo, con un palo de tipo toldo", con el que intentó recuperar las lonas del castillo plegadas sobre las camas elásticas, sin conseguirlo, tras lo cual trató de ayudar a los pequeños. Hasta que, repentinamente, desapareció. Luego, ya solo vieron al dueño del hinchable dentro del área precintada por la Policía.