Un cúmulo de pruebas acorralaron este lunes a los tres acusados de la brutal violación por turnos de una joven en un descampado de Sant Boi de Llobregat, a la que recogieron en un coche al salir de una discoteca en Molins de Rei, el 19 de mayo del 2018. Los restos biológicos encontrados en el cuerpo y en la ropa de la víctima apuntan directamente a José Miguel V. S., Mohamed H. y Jordi C., los tres procesados, que no tuvieron otro remedio que defenderse asegurando que las relaciones sexuales fueron consentidas e, incluso, declararon que la muchacha les había provocado. La Fiscalía confirmó la petición de pena de 46 años para uno de los imputados y de 43 años para los otros dos y elevó la indemnización a 45.000 euros

Los forenses relataron en la segunda sesión del juicio que se celebra en la Audiencia de Barcelona que hallaron restos biológicos, entre ellos semen, de dos de los acusados, José Miguel  V. y Mohamed H., en diferentes zonas del cuerpo de la denunciante, así como otras muestras no identificables. Al analizar la ropa de la chica, encontraron sangre y semen de estas dos procesados, sino también del tercero, Jordi C. 

Hematomas recientes

Otros dos peritos especificaron que la víctima tenía marcas y hematomas en los brazos compatibles con la presión que se provocar al sujetar a la fuerza a una personas. Su coloración, precisaron, era azul, eran “recientes”. El fiscal sostiene que los procesados violaron a la muchacha uno a uno mientras los otros dos la agarraban.

Estos mismos facultativos ofrecieron otro dato revelador y que concuerda con la versión de la víctima de que le agarraron del pelo, tras salir de la discoteca de Molins, para introducirla en el maletero del coche. En concreto, aludieron a que la joven tenía una parte del cuello cabelludo enrojecido que, en su opinión, desvela que le habían tirado fuerte del pelo fuerte antes de que acudiera al hospital, donde fue asistida y examinada.

También le arrancaron un pendiente durante la agresión”, aseguraron loe expertos, y, además, tenía lesiones "defensivas". La víctima, certificaron, consumió esa noche alcohol y cocaína. Otra prueba de cargo es que la señal de los teléfonos móviles de procesados fue registrada en Sant Boi de Llobregat, donde se cometió la supuesta agresión sexual. 

La defensa

La defensa intentó demostrar a través de una pericial de parte, es decir por encargo suyo, que los perfiles de los imputados no eran de agresores sexuales, aunque fue más allá y puso en duda la versión de la víctima. “No presenta suficientes criterios de veracidad. Faltaba concreción”, argumentaron los peritos. El presidente del tribunal espetó: “Cada vez más estupefacto por el nivel de la intervención”. Después, el magistrado preguntó por la metodología usada y si estos especialistas se habían entrevistado con la víctima, a lo que respondieron que no. Solo se basaron en las declaraciones escritas.

Ante este panorama, los acusados se defendieron ante el tribunal admitiendo que mantuvieron relaciones sexuales con la joven, pero que fueron consentidas. Los tres efectuaron una declaración calcada, en la que rememoraron que esa noche estuvieron en la discoteca y que uno de ellos conoció a la muchacha. Cuando cerró, se metieron en el coche y cuando se iban, la víctima les dijo que se iba con ellos.

En el vehículo, según los procesados, la muchacha empezó a provocarles con besos y toqueteos. Dirección a Sant Boi, recalcaron, pasaron por un McDonals, donde la chica fue al lavabo. Compraron unas hamburguesas y se fueron al descampado de Sant Boi, Allí, reconocieron, mantuvieron relaciones sexuales , en su opinión, “consentidas” con ella, después de que ella se insinuara, “estaba bien, tranquila, de buen rollo, estábamos a gusto”, explicaron. El hecho es que la fotografiaron con los pechos fuera. “Nos lo pidió ella”, explicó un acusado. Esas fotografías fueron enviada por uno de los acusados a los otros dos.