La investigación de un policía foral de Navarra destapó la agresión de La Manada a una joven de Pozoblanco. Su empeño en seguir el rastro de unas fotos en el móvil de uno de los miembros del grupo condenado por la violación grupal de los Sanfermines de 2016, llevó de nuevo al banquillo a cuatro de sus integrantes. Esta vez en la Audiencia Provincial de Córdoba y por unos hechos acaecidos en Pozoblanco.

El policía foral cuenta en Noticias de Navarra como fue su investigación. "Para tirar del hilo, solo teníamos un trozo de vestido de una chica, que era lo único que se veía en un vídeo grabado en una noche de fiesta y dentro de un coche -explica el agente al periódico-. Al principio parecía algo imposible y pregunté cuánto tiempo podía invertir en averiguarlo, porque en ese momento no sabes el éxito que van a tener las pesquisas que realizas. Tuve vía libre".

El policía forma parte de la Brigada de Delitos contra las Personas de la Policía Foral, que lleva las investigaciones de homicidios, asesinatos, desapariciones y agresiones sexuales, entre otros delitos. En el caso de la violación de Pamplona, los vídeos que grabaron los miembros de La Manada fueron pruebas fundamentales para la condena. Pero en esos móviles había fotos, vídeos y conversaciones de Whatsapp que evidenciaban más delitos.

El agente analizó los terminales de los cinco acusados en el caso de Pamplona. "En ese análisis descubro en el móvil del guardia el vídeo de la que ahora sabemos es la chica de Pozoblanco. Pero entonces no sabíamos nada, ni dónde era aquello, ni quién era y ni siquiera cuándo se grabó ese vídeo", cuenta el agente a Noticias de Navarra. A partir de ahí comienza a rastrear y tratar de recomponer un auténtico puzzle. Un trabajo no solo complicado sino que requería mucha paciencia. "Para darse cuenta del trabajo que eso supone, recuerdo que solo uno de los móviles tenía 135.000 archivos y, por ejemplo, Whatsapp es solo uno de esos 135.000", señala el agente. 

Una foto entre miles

El agente recuerda que la clave para esclarecer los hechos de Pozoblanco la aportó curiosamente el móvil de Ángel Boza, el único condenado de La Manada de Sanfermines que no estaba presente en los hechos de la localidad cordobesa. En ese móvil aparecía un grupo de Whatsapp, Peligro, del que el resto de procesados bien no formaban parte o se habían borrado. Pero a ese grupo fue al que El Prenda envió el vídeo del abuso sexual en el coche al regresar de la feria de Torrecampo a Pozoblanco. Alguno de los integrantes de ese grupo de chat hicieron entonces comentarios que sirven para abundar en los indicios de abuso sexual.

Con el avance de la investigación, el investigador y otro agente de la Policía Foral viajan a Pozoblanco para hablar con la presunta víctima. "Nos encontramos a una chica que estaba hecha polvo, que trata de llevar todo esto en secreto, de manera discreta y que muestra mucha confianza en nosotros. Pero también le advertimos de todo lo que va a suponer este proceso también para ella".

Condenados tras ser juzgados en Córdoba

La Manada de Pozoblanco fue juzgada en noviembre del 2019 en Córdoba y sus cuatro integrantes fueron condenados a penas de entre dos y cuatro años de prisión por abusar de la chica y grabarlo con el móvil. Tras apelar al Supremo, el alto tribunal rechazó que los cuatro jóvenes sevillanos pudiesen ver reducida su pena —como reclamaban sus defensas— tras no admitir a trámite sus recursos presentados.