El conocido como Estafador del Amor, Albert C., que acumula hasta 25 denuncias y para quien el fiscal pide 3,5 años de prisión por uno de estos casos, ha negado este jueves en la Audiencia de Barcelona haber engañado a su expareja para obtener dinero mediante préstamos, operaciones a crédito o apoderarse de sus bienes.

En la Sección sexta de la Audiencia de Barcelona se ha celebrado este jueves el juicio contra Albert C., acusado de haber estafado de manera continuada a una de sus exparejas sentimentales, quien ha contraído una deuda de 43.000 euros debido a los préstamos que solicitó tras ser presuntamente engañada por este y por las compras que el hombre realizó con las tarjetas de crédito de ella sin su "consentimiento" ni "conocimiento".

En sus conclusiones finales, el Ministerio Público ha rebajado su solicitud de pena inicial de ocho años y medio de prisión a tres y medio por un delito continuado de estafa que incluye el de apropiación indebida, al suprimir el agravante de abuso de relación personal como constaba en sus informes preliminares.

Además, el fiscal solicita una indemnización de casi 60.000 euros para la víctima por los trastornos causados -sufrió ansiedad y un trastorno depresivo persistente- y por los préstamos concedidos a su nombre.

Según el ministerio público, Albert inició una relación sentimental con la mujer en diciembre de 2015 -que duró unos seis meses- con la "única finalidad de granjearse su estima y credibilidad a fin de obtener el mayor beneficio económico posible a costa" de ella.

Con tal fin, sostiene el fiscal, el procesado logró que la mujer firmase varios préstamos después de que Albert le manifestara que se encontraba en una mala situación económica debido a que la empresa familiar de su padre se hallaba embargada, por lo que no podía disponer del dinero de las cuentas al estar bloqueadas pese a poseer un gran patrimonio, situación que, señala el ministerio público, era "totalmente ficticia".

El acusado, mantiene el fiscal en su escrito de acusación, dispuso "libremente" del dinero de los préstamos, que fueron ingresados directamente en su cuenta, tras comprometerse a devolver estos importes a la mujer, cosa que nunca hizo.