El aeropuerto de Los Rodeos volvió a sufrir ayer los efectos de la baja visibilidad. A las diez de la noche aún existía un pequeño margen para empeorar unas estadísticas que a esa hora confirmaban 18 cancelaciones y 11 desvíos. Todos provocados por la niebla que envolvió al aeródromo lagunero desde que comenzaron las operaciones a las 06:00 horas. El número de pasajeros afectados no se ha cuantificado –las cifras están en torno a los 2.500–, pero los peores picos se dieron antes del mediodía y, en menor medida, por la tarde. El parte del día no se incluyen las rotaciones que se suspendieron en otros complejos aeroportuarios de origen debido a las malas condiciones meteorológicas existentes en Tenerife Norte: las incidencias superaron el medio centenar.

Desde el amanecer

El colapso en la terminal de salidas no se demoró. Y es que antes de las ocho de la mañana ya se habían cancelado una conexión con Madrid y otra con Barcelona. Esos dos enlaces no fueron los únicos que se cayeron antes del mediodía. La situación se complicó con los avisos de que se iban a quedar sin volar que recibieron los pasajeros que unían Tenerife Norte con Alicante, Oviedo y Valencia. Paralelamente, también se suspendieron vuelos interinsulares con Gran Canaria, Fuerteventura, Lanzarote, La Palma y El Hierro, uno de los destinos más perjudicados del día con tres cancelaciones. Una de las primeras consecuencias del atasco matinal fueron los continuos retrasos que se acumularon –superiores en algunos casos a una hora–, un déficit que se corrigió levemente en las primeras horas de la tarde pero que finalmente acabó empeorando conforme se acercaba el horario de cierre del aeropuerto de La Laguna.

De las 18 cancelaciones confirmadas, tres fueron de llegada (El Hierro -2- y La Palma) y 15 de salida. Además, durante todo el día se contabilizaron once desvíos a la pista de Tenerife Sur de aeronaves procedentes de Alicante, Sevilla, Madrid, Valencia, Gran Canaria, El Hierro y Lanzarote.

El tránsito de pasajeros entre los complejos de La Laguna y Granadilla fue una de las constantes de la jornada para tratar de aliviar la presencia de personas que en todo momento tuvieron que seguir las recomendaciones de Aena debido a la crisis sanitaria: «No es una situación cómoda de llevar porque son muchas las horas que llevamos aquí y las perspectivas de que podamos volar son mínimas», relataba una tinerfeña que tenía previsto volar a primera hora de mañana a la capital de España.

El personal de seguridad insistió durante toda la jornada en la idea de que se guardaran las distancias de seguridad en zonas próximas a las cafeterías o en los mostradores de entrega de equipajes, que en un determinado momento dejaron de estar operativos para determinadas conexiones porque las condiciones para volar eran mínimas: en algunos casos porque la aeronave que debía prestar ese servicio no se encontraba en la plataforma de Los Rodeos. Otro de los mayores obstáculos en la jornada de ayer –además de ser el primer fin de semana de agosto– se dio a partir de los no «saltos» entre islas que no pudieron completar las aerolíneas con frecuencias interinsulares, circunstancia que de alguna manera lastró a todos los aeropuertos insulares.