La Sección VI de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife condena a 16 años y ocho meses de cárcel al propietario del pub Chupitería Simpalabras, en el municipio de La Laguna, como autor de tres delitos de abuso sexual, uno de ellos con acceso carnal a una menor de 16 años.

El Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) ha divulgado este miércoles la sentencia, después de que el juicio al individuo se celebrara semanas atrás.

El individuo, que además de gestionar el local era soldado profesional, fue condenado a nueve años de prisión por un delito de abuso sexual con acceso carnal a una menor de 16 años, otros seis años de cárcel por un segundo delito de abuso sexual y a un año y ocho meses de privación de libertad por un tercer delito de abuso sexual.

Además, deberá indemnizar a las víctimas con 21.000 euros en total por daños morales. Una de las afectadas percibirá 10.000 euros, otra 7.000 y la tercera, 4.000. También se condena al investigado a ocho años de libertad vigilada una vez que salga de la cárcel.

En cualquier caso, los magistrados absuelven al acusado de siete delitos de acoso sexual a diferentes víctimas.

Cabe recordar que la Fiscalía solicitaba para el acusado 37 años de cárcel para el propietario del establecimiento de ocio nocturno. Cabe recordar que la representante del Ministerio Público que llevó el caso durante el juicio, Enriqueta de Armas, planteó en su escrito de acusación que el empresario implicado era presunto autor de un delito de agresión sexual. Sin embargo, los magistrados José Luis González, María Vega y Emilio Moreno, tras la celebración de la vista oral, rebajaron dicha infracción penal a abuso sexual con acceso carnal a menor de 16 años.

Los hechos ocurrieron entre junio del 2014 y mediados del 2018. La Chupitería Simpalabras, ubicada en la zona de ocio nocturno de El Cuadrilátero, tenía una importante afluencia de personas y el acusado tenía contratadas a varias camareras fijas. Y, durante los fines de semana, disponía de personal extra, a quien pagaba por noche trabajada. Este último personal se ocupaba de captar clientela en la calle o reforzar el servicio de copas.

Una de las camareras de refuerzo, que tenía 18 años en el momento de los hechos. El dueño del establecimiento y la joven pactaron que esta recibiría 25 euros por noche trabajada entre el miércoles y el sábado. Dicha labor la efectuó durante dos meses, hasta enero del 2017. Dicha mujer acusó al individuo de que, a veces, aprovechaba para pasar detrás de ella en la barra y rozarse. En alguna ocasión también le dio alguna nalgada. Según la denuncia presentada, una vez el propietario del pub y la joven fueron a buscar mercancía a un garaje próximo al local. Y el hombre le puso unos grilletes sin contar con su consentimiento, guiado por el ánimo de satisfacer sus deseos sexuales. Según consta en los hechos probados de la sentencia, el ahora condenado la tocó por encima del pantalón, le metió la mano por la camisa y dentro del sujetador y le dio un beso. Ella le dijo que se quitara y la soltara, a lo que el varón accedió.

A mediados de enero del 2017, el empresario contrató a otra camarera de refuerzo. Desde el inicio de la relación laboral, el dueño del negocio se acercaba a ella lo máximo posible y le dirigía insinuaciones sexuales. En una ocasión, el implicado le dijo que se quedara para que viera cómo se cerraba y se limpiaba. Tras quedarse solos, la agarró, empezó a besarla y, aunque la afectada dijo que no quería nada, la puso detrás de una nevera, le bajó la ropa de cintura para abajo y la penetró vaginalmente. La víctima afirmó que se quedó en shock, fue al baño a limpiarse y después el ahora condenado la acercó a su casa.

El 27 de enero, una menor de 15 años entró en el Simpalabras, donde se encontró con una amiga. Primero se tomó una cerveza y después, al menos, otra copa con un contenido indeterminado a la que la invitó el dueño del local. La adolescente permaneció en el local hasta la madrugada del 28 de enero. Tras salir todos los clientes, la menor de edad regresó porque se había dejado olvidada una chaqueta. Ese momento de estar solo con dicha afectada y que esta tenía sus capacidades de voluntad y conocimiento mermadas fue aprovechado por el individuo para ponerla encima de la barra, quitarle la ropa y hacerle sexo oral. Después, la puso sobre una nevera y la penetró vaginalmente. Tras concluir dichas relaciones sexuales, la llevó en coche a su domicilio.

A una tercera víctima, también empleada del Simpalabras, le hizo comentarios de carácter sexual y rozamientos cuando pasaba detrás de la barra. Dicha mujer pesentó en su momento sintomatología ansiosa y depresiva relevante como consecuencia de dichos hechos.

Tras ser detenido por la Policía Nacional, el acusado estuvo en prisión provisional desde el 29 de marzo al 24 de mayo del 2018. Esos casi dos meses de cárcel se le descontarán ahora de la pena privativa de libertad que se ha impuesto.