La Audiencia Provincial de Las Palmas ha condenado a Jonathan Robaina Santana, que durante el juicio celebrado en la capital grancanaria pidió que lo llamasen Lorena, a 41 años de prisión por los delitos de asesinato y agresión sexual a su prima Vanessa Santana, así como por allanamiento de morada. Además, deberá pagar una indemnización total de 350.000 euros a los padres, hermano y novio de la joven asesinada.

El magistrado-presidente del Tribunal del Jurado, José Luis Goizueta, desglosó en la sentencia el total de la pena: 25 años de cárcel por asesinato, 14 años y seis meses por agresión sexual y un año y seis meses por allanamiento de morada. El juicio del asesinato de la joven Vanessa Santana, ocurrido el 4 de junio de 2018 en el pueblo de El Valle de Santa Inés, en el municipio de Betancuria, estuvo salpicado desde la primera jornada por la pandemia de la covid-19, dado que tuvo que ser suspendido en dos ocasiones. La primera porque uno de los peritos forenses que debía participar en la vista sufrió la consecuencias del virus y la segunda, por un brote en el módulo de la cárcel donde se encontraba ingresado el asesino de Betancuria. Después de fijarse de nuevo la fecha y la elección de un nuevo Jurado, tras seis jornadas maratonianas en la Ciudad de la Justicia de Las Palmas de Gran Canaria, el juicio quedó visto para sentencia el pasado 7 de junio.

Mientras que la acusación particular estuvo en manos de los abogados Raúl Miranda y Teresa García, la acusación popular fue ejercida por la letrada Begoña Santana.

Jonathan Robaina, que aseguró que en la cárcel había iniciado un proceso de cambio de género, accedió a la vivienda de su prima Vanessa Santana de madrugada tras haberse cerciorado que los padres de esta, Mauro y Sonia, habían abandonado el hogar familiar para ir a trabajar y después de haber robado las llaves de la casa.

Provisto de guantes para evitar dejar huella, cubriéndose la cabeza con una capucha para no ser reconocido y llevando consigo un martillo, dos navajas y una soga, sorprendió a su prima durmiendo y haciendo uso de una extrema violencia la golpeó hasta en 30 ocasiones, además de agredirla sexualmente. Tras el horrendo crimen trató de limpiar con una fregona los restos de sangre.