Las jóvenes que este lunes han declarado en la sección sexta de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife en el juicio contra el propietario de un local de copas del municipio de La Laguna mantienen que algunas de ellas han sido víctimas de abusos, y otras, de violaciones.

Durante la sesión de este lunes una joven ha asegurado que siendo ella menor de edad el acusado la penetró, al igual que una exempleada.

Ambas han coincidido con otras dos denunciantes en que cuando él preparaba las consumiciones tras las cuales perdían el conocimiento nadie veía qué ponía en las copas.

El Ministerio Fiscal pide 37 años de prisión para el responsable del local por agresiones y abusos sexuales a una clienta menor de edad, que en la primera jornada del juicio ha dicho que lleva años con depresión, así como a empleadas y candidatas a trabajar en el local.

La primera en declarar este lunes ha sido la joven que en el momento de la denuncia, en 2017, tenía 15 años, y que entre sollozos ha indicado a la fiscal que el acusado la invitó a tomar una copa y a partir de ese momento los recuerdos son difusos, pero que tras producirse una pelea todos los clientes salieron del local.

Ella regresó porque había dejado dentro la chaqueta, momento en el que, según su relato, el acusado cerró de nuevo la puerta, y la joven ha indicado que tiene recuerdos de estar encima de la barra con él practicando sexo oral y que cuando ella lloraba él decía que no sabía si lloraba o reía.

Ha manifestado que posteriormente el dueño del local la colocó contra la barra para penetrarla desde atrás, y ha explicado que cuando salió estaba en shock y por ello no reaccionó al ver a la policía, que se había acercado al lugar por la pelea, y ha comentado que tardó tiempo en contar a su madre lo ocurrido.

La joven lleva años con ansiedad y depresión y todavía le cuesta pasar por delante del local, y ha asegurado que no conoce a las chicas que dicen que les ha ocurrido algo similar a lo que ha sufrido ella, quien durante un tiempo pensó que era culpa suya, de modo que fue su madre quien la obligó a poner una denuncia.

En ese local había estado en una ocasión anterior y en cuanto a que había subido a Instagram una foto con el ahora acusado ha dicho a preguntas de la defensa que lo hizo antes de la segunda vez que fue al local.

La segunda declaración ha sido la de una joven de 23 años que trabajó sin contrato y con el pacto de cobrar 25 euros la noche, de miércoles a sábado, y quien ha declarado que durante la entrevista de trabajo el acusado le pidió que se diese la vuelta y tras decir que "estaba buena" la contrató.

Esta joven ha apuntado que el acusado dijo que eran comentarios en broma, y ha afirmado que aceptó trabajar sin contrato porque necesitaba el dinero y porque el dueño del local era amigo de su pareja, quien le dijo que era un buen chico.

Pero a las pocas semanas de trabajar en el local el dueño se restregaba con ella al pasar por detrás cuando estaban tras la barra y ha añadido que le decía que tenía que beber si lo pedían los clientes, por lo que estaba borracha la mitad del tiempo, y muchas veces tenía que salir para vomitar.

También ha señalado que una noche el propietario pidió que le acompañase al garaje para reponer mercancía, y cuando abrió el maletero del coche él se colocó detrás de ella y le puso unas esposas, ante lo cual la joven sintió asco hasta el punto de vomitar, por lo que tras toquetearla le quitó las esposas y ella se fue.

Esta joven ha aclarado que regresó al local a la semana siguiente con unas amigas y para saludar a las empleadas del local, momento en el que el dueño le dio un vaso "y a partir de ahí no recuerdo nada, hasta que al día siguiente desperté en casa de mi amiga", quien había llamado a una ambulancia porque había perdido el conocimiento.

Estos hechos tuvieron lugar en enero de 2017 y la joven ha dicho que no ha vuelto por el local, en el que trabajó unos dos meses sin contrato porque necesitaba el dinero, y ha destacado que de la noche en la que se sintió mal tiene un informe médico en el que se dice que había sufrido una intoxicación grave, "etílica y por más cosas".

Calló lo sucedido porque sus padres dijeron que sin pruebas no prosperaría una denuncia.

La tercera declaración ha sido la de la madre de la menor, quien ha reconocido que su hija habló de lo sucedido tras enviarle un whatsapp diciendo si recordaba algo que a su progenitora le había sucedido de joven.

La madre se levantó de la cama para hablar con su hija, quien comenzó a contarle lo sucedido, y a continuación llamó al padre para presionar a la hija y presentar una denuncia.

Ha indicado que su hija no es de salir y beber alcohol, y que la chica ha perdido un año entero de clases y ha ido al psicólogo, y ahora va a clase pero no tiene hábito, y ha reconocido que la noche de la agresión que denuncia la niña salió de casa sin que ella se enterase y eso pudo ocurrir en más ocasiones.

También ha declarado una clienta que conocía al dueño del local porque allí había trabajado una amiga suya.

Ha explicado que durante dos mese fue al mismo a menudo, y ha aclarado que el acusado se sobrepasó con ella en varias ocasiones, una de ellas al cierre del local, que la besó en la boca y ella lloró.

La segunda ocasión él le quitó el teléfono móvil porque dijo que no podía hablar con nadie más, y la tercera a la hora de cerrar del local, cuando ella se quedó entre dos puertas y él insistió en que quería algo con la joven, a la que se insinuó sexualmente, pero ésta aporreó la puerta y pudo salir.

Además, una noche que salió sin la intención de beber y llevó el coche, se sintió mal después de tomar dos chupitos preparados por él, de manera que el vehículo lo llevó una amiga, que la trasladó a casa, y ella no recuerda nada.

La quinta en declarar en el juicio ha dicho que en la entrevista para trabajar en el local el acusado le dijo que llevase preferiblemente escote, y ha afirmado que tras la barra intentaba acercarse a ella lo más posible, y estaba a diario con insinuaciones, para agregar que en una ocasión tomó una bebida preparada por él y se sintió más mareada de la cuenta.

En otra ocasión, al terminar el turno le pidió que se quedase para ver cómo se cerraba y limpiaba el local, momento en el que "empezó a besarme", y como dijo que no quería nada con él la puso sobre la nevera y "me penetró vaginalmente" tras quitarle el pantalón.

La joven ha explicado que se sintió en shock y fue al baño para lavarse, y después el dueño del local la llevó a casa en su coche, y ella no recuerda hablar durante el trayecto con el que era amigo de su pareja.

Ha reconocido que volvió al local al día siguiente para trabajar, porque necesitaba el dinero y "porque no quería defraudar" a su novio, pero por medio de otra empleada la echó y acusó de robar dinero.

La denuncia la presentó para saber si así podía superarlo y el hecho de ver en las redes sociales que a otras jóvenes les había ocurrido algo parecido la ayudó.

Ha reconocido que meses después el acusado estuvo en su cumpleaños, pero ha asegurado que ella no lo invitó, por lo que supone que lo hizo su pareja, y ha recordado que en ese momento no había presentado la denuncia, algo que hizo posteriormente.