El jurado recibirá este miércoles las preguntas de las que dependerá su veredicto sobre los asesinatos de dos niños ocurrido en Godella (Valencia) el 14 de marzo de 2019 y del que están acusados Gabriel y María, sus padres, quienes han renunciado a su derecho a decir una última palabra, que asiste siempre a los acusados al final del juicio que les afecta.

Los miembros del jurado escucharán las explicaciones del magistrado presidente del tribunal sobre cómo deberán desarrollar su función y, luego, lo que se llama el objeto del veredicto, el relato muy sintético de los hechos clave que deben considerar suficientemente probados y de los que dependerá la culpabilidad o inocencia de los dos acusados. Este objeto del veredicto está pactado entre las partes, acusación y defensas, bajo la dirección del magistrado presidente.

Los dos niños, de seis meses ella, Ixel, y de tres años él, Amiel, murieron de golpes violentos en la madrugada de aquella noche. El fiscal defiende que los dos padres cometieron el crimen, aunque ella era irresponsable por un brote psicótico, tal y como han dejado claro los psiquiatras forenses.

En el caso de que el jurado considere culpable a la madre, con o sin la participación del padre, lo más probable será que la consideren irresponsable por su enfermedad mental. Para la madre el fiscal solicita la absolución por una eximente completa de trastorno mental y una medida de internamiento en un centro adecuado para su tratamiento.

De este modo, la clave principal del veredicto será sí Gabriel es o no culpable. En todo caso, tanto él como María defienden su inocencia y la culpabilidad del otro.

La última jornada del juicio ha terminado en la mañana de este miércoles con la exposición de su informe por parte de la abogada de la madre, después de que el martes por la tarde expusieran su informe el fiscal y la defensa de él. Mientras que el fiscal señala que es imposible que, como dice el padre, todo ocurriera mientras él dormía, la defensa de ella ha señalado que quien es poco creíble, es Gabriel. Por su parte, el abogado del padre defiende que él dormía cuando su pareja sacó a los menores de la casa y los mató.

Según el fiscal los padres actuaron de común acuerdo para acabar con la vida de los niños. El Ministerio Publico recordó que la Guardia Civil ha considerado poco creíble que Gabriel pudiera no despertarse cuando eran asesinados los niños en la piscina, situada a pocos metros de la casa. La defensa de María ha destacado que los niños pudieron morir más lejos de la vivienda de dónde está la piscina, y ella no despertar, más aún teniendo en cuenta su cansancio provocado por la crianza de la bebé.

Para sustentar su petición de condena al padre a 50 años, con un máximo de 40 de cumplimiento, el fiscal señaló ayer indicios como la falta de preocupación por la enfermedad de la madre, unida a las extrañas creencias y prácticas que él ha negado luego, además de la inicial falta de colaboración con la investigación hasta que, repentinamente, les hizo una indicación muy precisa de dónde estaban los cuerpos.

Además, en su escrito el fiscal llama la atención sobre el hecho de que, mientras que en la ropa de María se encontró ADN y sangre de los niños, comprensible porque ha confesado haberlos enterrado, no sucedió lo mismo con Gabriel. Para el fiscal, resulta llamativo que cuando llegó la Guardia Civil, a la mañana siguiente de los crímenes, Gabriel se presentara con ropa muy limpia, algo inusual en él, lo que podría indicar que se acababa de mudar para evitar que se le encontraran restos de los pequeños.