Los perros llegados desde Madrid para intentar hallar alguna pista sobre lo que pudo ocurrirles a las niñas Olivia y Anna, que permanecen desaparecidas junto a su padre desde el 27 de abril, tampoco hallaron rastros biológicos en el interior de la embarcación de Tomás Gimeno. En ese barco el empresario salió en dos ocasiones la noche de los hechos desde el puerto deportivo Marina Tenerife, en la capital tinerfeña, y en ninguna de ellas llevaba a las niñas caminando con él, según las grabaciones de las cámaras de seguridad de dicho recinto y el testimonio del vigilante de las instalaciones.

En la mañana de ayer, agentes de la Guardia Civil llevaron a cabo las maniobras adecuadas para retirar la lancha Esquilón del embarcadero utilizado por el Servicio Marítimo del Instituto Armado en las inmediaciones de la Dársena Pesquera, izarla y transportarla en un remolque hasta las dependencias que el cuerpo de seguridad posee junto a la Terminal Mixta, es decir, frente a la avenida Francisco La Roche.

En dicho espacio, los agentes caninos Junco y Bil inspeccionaron la embarcación a lo largo de tres horas, sin que marcaran ningún resto biológico digno de interés para la investigación, al menos en base a lo que ha trascendido. Cabe recordar que estos animales efectúan trabajos de rastreo durante un máximo de treinta minutos y después deben descansar o jugar para no fatigarse. Tras sacar la lancha del agua por la mañana, el trabajo de los perros empezó en torno a las 10:00 y finalizó a las 13:00 horas. Esa tarea se llevó a cabo en un lugar alejado de las cámaras de los medios de comunicación, en la parte trasera del citado puesto de la Guardia Civil en el puerto de Santa Cruz de Tenerife.

En el mismo recinto se encuentra el Audi A3 de color blanco propiedad del padre de las pequeñas, que fue el coche utilizado para desplazarse el día de los hechos. El 27 de abril, Gimeno recogió a sus hijas a las 17:00 horas en Radazul, en la vivienda de la madre, Beatriz Zimmermann. Después se dirigió a un club social en el que la niña mayor, Olivia, de seis años, aprende un deporte de raqueta, junto con otros compañeros de su colegio. Esa actividad de ocio finalizó a las 18:30 horas. Más tarde, Tomás llevó a las menores a la casa de sus padres, en una céntrica calle de la capital tinerfeña, de la que salieron a las 19:30 horas. Y después, supuestamente, los tres estuvieron en la finca de Gimeno en Igueste de Candelaria, donde una vecina sitúa a las niñas en torno a las 20:00 horas. Una hora y media después, Gimeno llegó solo al pantalán A de Marina Tenerife. Habló por teléfono y dio tres viajes entre el vehículo y el barco, en los que llevó bolsos y bultos.

Durante las jornadas del pasado lunes y martes, los canes Junco y Bil llevaron a cabo el rastreo de la casa y las huertas que rodean la edificación en el número 23 del Camino Cruz Colorada, en Igueste de Candelaria. Los animales tampoco detectaron allí rastro biológico alguno que indique qué pudo ocurrir con las pequeñas en la tarde-noche del martes 27 de abril.

Según la información desvelada por varios medios de comunicación, como Antena 3, los guardias civiles de la Unidad Orgánica de Policía Judicial (UOPJ) apreciaron en las primeras inspecciones en la vivienda utilizada por Tomás Gimeno en Igueste de Candelaria que el domicilio se hallaba sucio, descuidado y desordenado en el interior. Hasta en cinco ocasiones, que se sepa, han estado los agentes investigadores en dicho inmueble, que ha sido inspeccionado en cada ocasión con diferente grado de intensidad.

El cuñado de Tomás Gimeno estuvo en los realizados el lunes y el martes. Al salir de la propiedad el segundo día, explicó que todavía “hay esperanza” y que la familia paterna de Anna y Olivia está muy satisfecha de la labor desempeñada por la Guardia Civil desde hace más de tres semanas.

El pasado lunes, la directora general de institución, María Gámez, afirmó que se utilizará un barco del Instituto Español de Oceanografía (IEO) para incorporar un sónar y un robot no tripulado para la búsqueda de restos de interés para la investigación en el fondo marino.

«Yo también quiero desaparecer...ya no tengo fuerzas»

La madre de las niñas desaparecidas en Tenerife, Beatriz Zimmermann, ha escrito un nuevo texto al cumplirse las tres semanas desde que las vio por última vez. Esta mujer afirma que «yo también quiero desaparecer...ya no tengo fuerzas», pero, a la vez, demanda que se mantenga la difusión de las fotos y vídeos de sus menores por si alguien las identifica en algún lugar. La misiva, titulada «Tres semanas», la progenitora explica que «ya no me salen casi las palabras...yo también quiero desaparecer...ya no tengo fuerzas...esto es una tortura». A continuación, advierte: «pero no podemos rendirnos...las niñas me necesitan y yo a ellas». «Lo que más me duele es pensar que no puedo saber cómo están...no poder hablar...no saber cuándo las voy a ver», aclara. «Por favor, no paremos de compartir las imágenes por todo el mundo...no olvidemos que la perseverancia y continuidad es lo que logra finalmente los resultados», apunta la madre. En el texto indica que «Se que todos tienen sus vidas, sus problemas y que seguir escuchando cosas tristes les pondrá más tristes...pero, ¿se imaginan que gracias a todos los esfuerzos las encontramos? Todos juntos podemos, si actuamos como una gran familia». Y finaliza: «De corazón les doy las gracias por seguir cada día compartiendo las imágenes por todo el mundo. Gracias, gracias, gracias». Esta ha sido la primera vez en 22 días de desaparición en que la mujer ha mostrado cierto grado de abatimiento ante una situación angustiosa. En cualquier caso, también se motiva para mantener la fuerza y que las imágenes de las pequeñas se sigan viendo a nivel internacional.