La madre de Olivia y Anna, las niñas que permanecen desaparecidas en Tenerife junto a su padre, Tomás Gimeno, divulgó ayer una nueva carta en la que informó que su cumpleaños lo pasó en medio del calvario que supone la incertidumbre por no saber dónde y cómo están las menores. Beatriz Zimmermann lleva ya 18 días sin ver a sus hijas y mantiene la esperanza de reencontrarse con ellas.

«Hoy es mi cumpleaños; como regalo pido que me ayuden a difundir las fotos y vídeos de las niñas para que alguien pronto las reconozca», apunta la mujer en el inicio de la misiva. «No se pueden imaginar lo que siento cada día que pasa, la incertidumbre de no saber cómo están; la incertidumbre de saber si están bien, la rabia de que ellas tengan que sufrir esta locura cuando son dos angelitos, angelitos como todos los niños del mundo», prosigue Beatriz.

La progenitora de las pequeñas cuyas imágenes se han difundido a nivel internacional asegura que «todos estos sentimientos mezclados cada día lo hacen más difícil». Se dirige a los demás de la siguiente manera: «pero están ustedes..., el mundo...; no permitamos que estas cosas puedan pasar».

En el texto expresa algunos temores, por ejemplo cuando escribe que: «ando con miedo» sobre qué decir o qué escribir «por las repercusiones» que su mensaje pueda tener en el padre de las niñas, «pero, ¿qué hago?».

Comenta que «todas esas incertidumbres son muy duras, por eso les pido a todos ustedes, de corazón, que me ayuden a encontrarlas; yo nunca voy a parar porque mi vida no tendría sentido».

Admite que «esto no es algo que se pueda superar, precisamente por la incertidumbre». Aclara que «una enfermedad terminal, un accidente,... tiene que ser terrible, insuperable en muchos casos, pero una desaparición, con la incertidumbre de no saber cómo están, de saber que piensa, de saber que están queriendo llamarme,... de robar ese derecho de protección de una madre...». «Si puede estar en nuestras manos, que tenga un final feliz», apunta Beatriz Zimmermann.

En el escrito divulgado por las redes sociales da las gracias «por toda la implicación que están teniendo y el cariño que están poniendo».

«Pero no paremos hasta encontrarlas...; vamos a demostrar que este mundo puede ser más seguro, donde no se permitan tales injusticias...», explica casi al final de la carta.

Se despide de las hijas con la frase: «Olivia y Anna..., las adoro, mis niñas preciosas, y voy a estar fuerte por ustedes, porque me necesitan fuerte».

Tras dos semanas y media transcurridas desde la fecha en que se perdió el rastro de Tomás Gimeno y las dos niñas, todavía no ha trascendido ningún avance en la investigación desarrollada por agentes de la Guardia Civil.

Una de las últimas informaciones que han trascendido sobre las gestiones de los integrantes de la Unidad Orgánica de Policía Judicial y la Unidad Central Operativa (UCO) es que los cuatro profesionales de este último grupo ya efectuaron un primer análisis sobre los mensajes y llamadas efectuadas por el padre en la tarde y la noche del 27 de abril, sin que hallaran una comunicación con un posible cómplice que le facilitara la fuga a través de una embarcación o un posible escondite en la propia Isla. Los funcionarios del cuerpo de seguridad pudieron encender el terminal de Tomás Gimeno gracias a un duplicado de su tarjeta.

El martes de esta semana, una detective tinerfeña acudió hasta la Comandancia Provincial de la Guardia Civil para comunicar que en julio del año pasado el padre de las niñas contrató los servicios de su agencia para realizar un seguimiento a su expareja. Y es que agentes de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial buscaba a un investigador privado con quien pudiera haber contactado el empresario tinerfeño.

La citada profesional aclaró a los agentes que ejerce de detective de forma legal y que el hombre contrató una investigación de carácter personal, que entonces no le llamó la atención, porque este tipo de trabajos son muy habituales. Admitió que tardó tanto en informar de su labor pues no identificó a Gimeno con la primera foto que se publicó sobre el mismo, puesto que lo conoció cuando estaba más delgado.

En base a lo que ha trascendido hasta ahora, la única certeza sobre la última vez que se vio a Gimeno la ofreció el capitán del puerto deportivo Marina Tenerife el pasado 29 de abril, cuando aclaró que el padre de Olivia y Anna salió con su embarcación Esquilón a las 21:30 horas del martes anterior con rumbo desconocido y sin las pequeñas. Volvió al recinto portuario dos horas después, compró un cargador de móvil, recargó su teléfono y volvió a partir a las 00:30 horas. El vigilante detectó que se hallaba algo nervioso y ansioso. Desde entonces, todo son hipótesis sobre lo que hizo.