La detective de Tenerife que fue contratada por Tomás Gimeno, el hombre que permanece desaparecido con sus hijas desde el pasado 27 de abril, acudió de forma voluntaria a la Guardia Civil y prestó declaración ante los miembros de la Unidad Orgánica de Policía Judicial durante la jornada del pasado martes. La investigadora privada insiste en que no fue hasta el pasado lunes cuando se percató de que Gimeno contrató sus servicios en julio del año pasado para realizar un seguimiento a una persona con la que tenía algún vínculo.

Dicha profesional de la seguridad privada explicó que con la primera foto difundida de Tomás Gimeno, en la que aparece con una camiseta amarilla, no lo identificó, ya que en el momento en que contactó con ella tenía un aspecto diferente. De hecho, ella misma pensaba que el detective que hubiera hecho ese servicio y no lo hubiera dicho tenía «poca vergüenza».

Sin embargo, fue en la madrugada del lunes al martes cuando identificó en la red social Facebook en las nuevas imágenes del padre de Olivia y Anna. En ese momento, llamó a la Comandancia Provincial de la Guardia Civil e informó del trabajo que había efectuado con el varón sobre el que se ha dictado orden de búsqueda internacional.

En las siguientes horas no recibió llamada alguna, por lo que el martes se desplazó a las dependencias de la Unidad Orgánica de Policía Judicial, informó de la investigación que desarrolló para Gimeno y le tomaron declaración sobre el caso, donde aportó todos los datos que pudo.

También acudió al Grupo de Seguridad Privada de la Policía Nacional, que son los agentes que realizan el control sobre los investigadores privados. La detective advierte de que en estas situaciones «no todo el mundo actúa de mala fe».

En declaraciones a EL DÍA, la investigadora insistió en que no puede revelar el contenido del informe que hizo para Tomás Gimeno desde julio del 2020, pues tiene «el deber de confidencialidad». Y la divulgación de lo que consta en ese documento solo lo puede divulgar, en estos momentos, el propio cliente o la Guardia Civil.

Como otros profesionales de su ámbito, ha realizado estudios universitarios de criminología y de detective privado. Hace seis años que inició su actividad como autónoma en el sector.

La contratación del servicio que le hizo el padre de Olivia y Anna no le llamó la atención en absoluto, pues se trata de un trabajo ordinario dentro de su profesión. Aclara que las investigaciones más habituales tienen que ver con «motivos personales, laborales o económicos».

Como ya ha trascendido, el requisito fundamental para que un detective acepte un trabajo legal es que exista «legitimidad», es decir que el cliente pueda demostrar que tiene algún vínculo de pareja con la persona a la que debe seguir; que haya un contrato laboral entre un empresario y el trabajador al que se debe estudiar, así como que haya constancia de una deuda impagada, por ejemplo.

Explica que resulta muy evidente el cambio físico existente entre la primera imagen ofrecida del varón buscado a nivel internacional y las que se han difundido en las redes sociales y los medios de comunicación en el transcurso de los últimos días, en las que da la sensación de estar más delgado.

Ayer se cumplió medio mes desde que se perdió el rastro de Tomás Gimeno, Olivia y Anna. Los investigadores de la Guardia Civil mantienen abiertas todas las hipótesis sobre lo que pudo ocurrir en aquella tarde-noche del 27 de abril. El padre tuvo gestos y mensajes de despedida hacia su expareja, sus padres y algunos amigos.

La última vez que se vio al empresario fue a las 00:30 horas del miércoles 28 de abril en el puerto deportivo Marina Tenerife, donde fue captado por las cámaras de seguridad. Cargó su teléfono móvil en un estado de nerviosismo y ansiedad y salió con rumbo desconocido. La madre de las menores y familia Gimeno llevan dos semanas de sufrimiento.

La progenitora de las pequeñas, Beatriz Zimmermann, mantiene su esperanza de que volverá a encontrarse con Anna y Olivia. Además, frente a algunos comentarios, ha dejado claro que, en ningún momento, se planteó salir de Tenerife e irse a Bélgica, el país de origen de su nueva pareja, con el objetivo de llevarse a las menores. Zimmermann insistió en que siempre defendió la importancia de la custodia compartida y que Tomás siguiera viendo a sus hijas cuando le correspondiera.

Psicóloga insiste en la importancia de no presionar a la madre

En una situación como ésta es inevitable que el miedo sea una constante en el día a día de Beatriz, madre de las pequeñas, así como la incertidumbre. Por ello, no hay que tratar de «minimizar» el dolor de la madre, hay que «aceptar el miedo» y hacer que «no se sienta presionada». Así lo afirmó en una entrevista a Europa Press la psicóloga Sonia Castro, del Instituto Europeo de Psicología Positiva (IEPP), quien sostiene que ante una situación como la que tiene que estar viviendo Beatriz, el miedo y la incertidumbre son protagonistas la mayor parte del tiempo, por lo que considera fundamental saber gestionar y manejar este tipo de acontecimientos. «El miedo es una emoción que se activa de manera habitual ante lo desconocido y ante las amenazas reales que puedan suceder, y la incertidumbre es esa sensación de no saber lo que va a ocurrir y que acompañará hasta que la circunstancia se resuelva, así que por supuesto que ambos van a ser protagonistas», afirma Castro. Opina que es muy importante contar desde un inicio con un espacio en el que la persona se pueda desahogar con total libertad y que el resto de personas que la acompañen no intenten restarle importancia y valor a sus sentimientos y a su dolor, ni tratar de convencer a la persona de que sus miedos no se van a cumplir. «La persona ha de descargarse y de desahogarse sin límites», asevera. Más adelante ya se podrá elaborar algo mejor un discurso, plantea la psicóloga, que también ve fundamental acompañar esos espacios de desahogo con otros momentos y espacios de limpieza, esto es, que la persona pueda centrar su atención y su tiempo en actividades del día a día que le ayuden a no estar constantemente preocupada por lo que sucede.