El hombre muerto a puñaladas durante la medianoche del miércoles al jueves pasado en un complejo residencial de Costa Adeje, Andrew Ashley W., de 31 años, tenía antecedentes penales en el Reino Unido, su país de origen, por tráfico de drogas y, de hecho, fue condenado a cuatro años de prisión por tal delito, según informó ayer el Daily Star, después de que el suceso fuera adelantado en exclusiva por EL DÍA el viernes de la semana pasada. Una acción atribuída a dicho ciudadano y a otros individuos por dicho medio de comunicación consistió en introducir droga en un centro penitenciario mediante un dron.

El homicidio de este varón ocurrió en torno a las 00:00 horas en un apartamento de la urbanización Island Village, a la que presuntamente Andrew Ashley W. acudió con la intención de robar dinero o estupefacientes. Según la información recabada por la Policía Nacional, la víctima acudió al citado domicilio con un cuchillo, junto a dos personas más que no han sido identificadas.

A raíz del apuñalamiento mortal, Jimmy N., también británico, fue acusado de homicidio, por lo que el juez del Juzgado de Instrucción número 3 de Arona ordenó su ingreso en prisión provisional. La Policía Nacional detuvo a otras cuatro personas que residen en la casa de los hechos como presuntas autoras de un delito de encubrimiento. En el caso de uno de estos individuos, A.J., también hay indicios de que pudo participar en la muerte violenta. A petición de la Fiscalía, la autoridad judicial decretó la libertad provisional para A.J. y los otros tres investigados.

Andrew Ashley tocó en la puerta armado con un cuchillo, Jimmy le abrió, el primero empujó con violencia al segundo y entre ambos hubo un forcejeo. A.J. acudió en apoyo de su compañero de domicilio y entre los dos quitarle el arma blanca grande que portaba Andrew. Después, Jimmy presuntamente usó el cuchillo para clavárselo a la víctima a la altura del hombro, lo que provocó que se desangrara y muriera.

A continuación, Jimmy y A.J. cogieron al herido y lo sacaron de la casa, lo subieron por una escalera y lo dejaron tirado en un rellano de la urbanización. Después, Jimmy N. cogió el cuchillo, el reloj y una balanza de precisión (gramera para pesar pequeñas cantidades de droga) y los lanzó hasta la terraza de un domicilio situado en frente del suyo.

Los investigadores tratan de determinar si el homicidio es o no un capítulo de la lucha que protagonizan bandas de británicos por el control de la seguridad y la distribución de drogas en locales de ocio nocturno del Sur de la Isla.

La víctima residía en Tenerife desde hacía poco más de un año y en su página de Facebook sus amigos dejaron numerosos mensajes de recuerdo.