“No quiero verlos”, clamó la víctima, cubriéndoselo los ojos con las manos cuando entró a la sala y vio a los acusados. El día de los hechos “yo estaba colocada”, reconoció, a lo que añadió que fue a Santa Rita porque su conocida Irina “quería ver a estas personas”. “Esta persona (en referencia a Absoulaye) me dio un golpe en el ojo y me tiró al suelo; el otro (Issa) se me subió encima y, como era fuerte, no me dejó moverme”, narró, llorando. “Estaba intentando levantarme, estaba gritando: el otro vino, me lo quitó de encima y se puso él”, rememoró. “Los dos me penetraron, estaban bajo los efectos de una hierba africana, que la tenían mezclada con vino”, explicó al tribunal. Mientras, “Irina estaba fumando”, mirando la escena. Sin ayudarla.

El pasado 22 de abril, dos hombres y una mujer se sentaban en el banquillo de la Audiencia Provincial de Murcia: dos, por violar brutalmente a una joven; los otros dos, por presenciarlo y no hacer nada por parar la agresión. Sin embargo, no arrancaba el juicio: la víctima no se presentó, por lo que el tribunal decidía aplazar la vista hasta este, 6 de mayo, con el fin de localizarla. Su testimonio era clave para esclarecer qué pasó en aquel bloque de Santa Rita un día de agosto de hace dos años. Hoy sí que se presentó, y aguardó en otra planta del Palacio de Justicia, para no coincidir con sus atacantes. A los que horas después, ya en la sala, tuvo que ver.

Los presuntos violadores son Issa K., de 33 años, y Absoulaye Dioma S. D., de 35. Los que supuestamente no ayudaron a la víctima mientras la agredían son Birane T., de 50 años, e Irina P., de 30.

Fallida conformidad

Al comienzo de la víctima, en los pasillos del Palacio de Justicia, comenzaba a escucharse la palabra ‘conformidad’. Los principales acusados eran trasladados a los juzgados desde la cárcel, mientras que Birane llegaba por su propio pie. Irina no apareció, pese a estar citada.

En el fallido juicio del 22 de abril, el fiscal pedía una docena de años de cárcel para cada uno de los acusados de la violación. Hoy, la oferta primera era reducir la petición de pena a la mitad, y habría que descontar los casi dos años que llevan estos individuos ya entre rejas. Además, los sospechosos saldrían de prisión en agosto, al cumplirse los dos años de preventiva, y entonces serían expulsados de España con prohibición de volver. No obstante, no se alcanzaba un acuerdo: uno de los acusados insistía en su inocencia y se fue a juicio.

El primero en declarar fue Issa K., que aseguró que fue la víctima, S., la que le dijo, “delante de la casa de su amigo, en la calle”, que si quería tener relaciones sexuales con él y que le pidió diez euros. “Yo, con ella y mi amigo, subimos a la casa. Ella me dice que necesita fumar droga y yo le di a ella diez euros y la acompañé a la sala donde se vende la droga, ella compra y fuma la droga”, contó. “Después empecé a tener relaciones sexuales con ella, en el salón, estaba el colchón ahí. Mi amigo Absoulaye cocinaba”. “Absoulaye me da dinero y nos salimos para comprar cerveza. Cuando vuelvo, Absoulaye está debajo de casa, con Birane, luego vino Irina. Subimos a la casa y la chica está durmiendo”, relató.

“Como la casa no tenía agua, yo me salí para buscar. Absoulaye me explicó que Irina y la víctima pelearon ahí. Le pidió a Irina fumar droga y ella no le dio, en la pelea yo no estaba”, narró Issa. El fiscal le preguntó por qué no contó esto antes al juez de instrucción y el procesado dijo que porque le preguntaron solo si había violado a esta mujer o si lo había hecho su amigo, que solo respondió a lo que le preguntaron.

“Sabía que era prostituta, en el momento en que ella termina de fumar la droga me dice que ya podemos tener sexo”, insistió el acusado, que subrayó que él no agredió a la mujer en ningún momento.

"Le di para que se callase"

A continuación declaró Absoulaye, que aseguró que “la mujer por la calle nos preguntó si queríamos follar, preguntamos cuánto y dijo que diez euros”. Coincidió en el relato de su compañero y dijo que no agredieron a S., que quien se peleó con ella fue Irina, cuando Issa se había ido a por agua. Aseguró que él en ningún momento pegó a S., que ella se dio un golpe en la cabeza contra la pared la “agarró para separarlas”. “Le di en el brazo, pero para que se callase”, manifestó luego. Aseguró que la mujer se fue y que él luego, cuando fue a por su bicicleta, se encontró con la Policía en la puerta. Apuntó que es la primera vez que cuenta los hechos como tal, y el motivo es porque antes nunca se lo habían preguntado. Afirmó que él no llegó a tener sexo con S. “porque ese día no tenía dinero”.

Preguntada luego por si ese día se llegó a pelear con Irina por drogas, S. admitió que así fue, pero que quien le pegó fue Absoulaye. Cuando pudo irse de la casa, “salí corriendo hacia Jesús Abandonado, lo pasé muy mal”. Ella aseguró que no ejercía la prostitución. “Nunca he dicho eso”, sentenció

El día que la atacaron, S. acudió al bloque de Santa Rita con intención de consumir, como luego admitiría ante la Policía Nacional. Una vez allí, dos individuos, tal y como luego denunció y consta en la calificación fiscal, la tiraron a un colchón y la agredieron sexualmente, sin preservativo. También la golpearon. Todo en presencia de dos personas, un hombre y una mujer, que, asegura la víctima y considera el Ministerio Público, no hicieron nada para parar la agresión. 

Ensangrentada, consiguió salir de la vivienda, aprovechando que sus atacantes se centraron en beber cerveza, y llegar hasta la calle Cánovas del Castillo, donde un vecino la vio, malherida, por lo que avisó a Emergencias. Rápidamente llegaron al lugar agentes de la Policía Nacional y una ambulancia, cuyos sanitarios atendieron in situ a la víctima para llevarla al hospital más cercano, el Reina Sofía de Murcia.

La rapidez de los agentes de la Policía que hablaron con la víctima en la calle, y que ayer tuvieron que declarar como testigos, permitió arrestar apenas momentos después a los presuntos autores de la agresión, ya que seguían en el bloque donde la víctima los había situado. Se detenía entonces a tres hombres, a los que la juez mandaba a prisión provisional, y a una mujer, Irina, que quedaba libre con cargos, investigada por omisión de socorro.

Los tres sospechosos pasaron en apenas horas de la cárcel al Virgen de la Arrixaca, ya que recibieron una brutal paliza propinada por otros presos del penal de Sangonera, casualmente en un espacio sin cámaras, lo que hizo inviable saber quiénes fueron los agresores de los presuntos violadores, uno de los cuales salió luego de prisión y es el que ahora va imputado por omisión de socorro y se enfrenta a una multa de apenas 120 euros.