Investigadores de la Guardia Civil de Santa Cruz de Tenerife, junto con la autoridad judicial, efectuaron en la mañana de ayer un exhaustivo registro en la vivienda de Igueste de Candelaria en la que residió durante un año y medio Tomás Gimeno, el hombre que permanece desaparecido junto a sus hijas desde la medianoche del pasado martes. La intervención realizada en el número 23 del Camino Cruz Colorada es la tercera que se produce en dicho domicilio por parte del Instituto Armado. Pero, sin duda alguna, el de ayer fue el más concienzudo y prolongado en el tiempo. Pero esa labor de búsqueda pistas e indicios resultó infructuosa para saber qué pudo ocurrir con dicho empresario y las niñas.

En la inspección tomaron parte tres agentes del Laboratorio de Criminalística y miembros de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial. La comitiva llegó a la finca pasadas las diez y media de la mañana y se marchó más de cuatro horas después. En el registro también estuvo una de las hermanas de Tomás Gimeno, que es abogada.

Cuentas

A día de hoy se desconoce si Tomás Antonio Gimeno realizó movimientos de cantidades de dinero relevantes en sus depósitos bancarios en los días anteriores a su salida desde el puerto deportivo de Marina Tenerife, en la capital tinerfeña. Además, los investigadores deberán confirmar si esa operación puede estar relacionada o no con la desaparición.

Ayer trascendió que los cuatro agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) que empezaron a trabajar en la jornada del pasado sábado en Tenerife para colaborar en el esclarecimiento del caso estarán dedicados a analizar las telecomunicaciones en torno a Tomy Gimeno. Se trata de miembros del Grupo de Apoyo en Tecnologías de la Información (GATI).

Encendido del móvil

El inicio de su trabajo en la Isla coincidió, precisamente, con el encendido de la tarjeta duplicada del teléfono móvil de Gimeno, que se produjo durante la mañana del pasado sábado y que presuntamente fue realizada por dichos profesionales del cuerpo de seguridad para determinar las llamadas, mensajes de whatsapp, contactos y otros elementos que puedan determinar lo que hizo el progenitor de las menores antes y después de salir por última vez de Marina Tenerife, a las 00:30 horas del pasado miércoles.

El capitán de Marina Tenerife, Enrique Alonso, explicó a Telecinco que, al ser una embarcación menor de 10 metros de eslora, la lancha de Tomás no tenía GPS ni sistema AIS, que pudiera ofrecer la ubicación del barco desde que zarpa. Un radar sí lo puede localizar por los elementos metálicos que lleva, pero no identifica cuál es. La investigación discurre por diversas vías y se barajan varias hipótesis, entre ellas, que una o varias personas ayudaran a Gimeno a llevar adelante un plan preconcebido, apuntan las fuentes consultadas por Efe.

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Registro en la casa de Tomás Gimeno María Pisaca

Clases de pádel

La jornada del martes fue ajetreada para el padre de las menores. Por la mañana fue visto en una de las fincas que posee su familia en Guaza (Arona), donde pidió a un hombre que le pusiera nuevas pastillas de freno a su Audi A3 de color blanco. A las 17:00 horas recogió a las menores en la vivienda de su expareja, Beatriz Zimmermann, en Radazul (El Rosario). Después, la mayor, Olivia, acudió a recibir clases de pádel o tenis. Cabe recordar que Tomy llegó a practicar y competir en torneos de pádel, para el que, según algunos expertos, tenía cualidades. Mientras tanto, Gimeno permaneció junto a su hija pequeña, Anna. Según el capitán de Marina Tenerife, Enrique Alonso, a las 17:50 horas, Gimeno acudió a arrancar el motor Mercury de su barco para ver si funcionaba. Todo indica que en ese momento le puso combustible. Y es que, en los últimos años, no eran frecuentes las salidas que realizaba con la embarcación.

Despedida y llamadas

A continuación, las niñas fueron trasladadas a la vivienda de los padres de Tomy, en el centro de Santa Cruz de Tenerife. Según la información que ha trascendido hasta ahora, Tomás se despidió de ellos a las 19:30 horas. Además, dio un abrazo a su padre, en señal de despedida, un gesto que nunca hacía. A partir de ese momento, no consta, por ahora, dónde estuvo, hasta que a las 21:30 horas llega a Marina Tenerife. En ese tiempo, realizó tres viajes entre su coche y el barco con bolsos y varios bultos. Ya entonces le había dicho a su exmujer que estaba cenando con las menores y que por eso no se las había llevado. A las 21:50 horas salió del puerto deportivo con rumbo desconocido. Nueve minutos después, su expareja lo llamó y Tomás le respondió que no volverá a ver a sus hijas, ni a él tampoco. Además, le aclaró que él cuidaría bien de ellas. La mujer acudió al puesto de la Guardia Civil de Radazul para informar de la advertencia. Los progenitores de Olivia y Anna volvieron a hablar a las 22:40 horas y Tomás Antonio se reafirmó en el mensaje anterior. Cinco minutos después, ya el móvil de Gimeno estaba apagado o se quedó sin batería.

Tres cuartos de hora después, a las 23:30 horas, el empresario entró de nuevo en Marina Tenerife. Se subió otra vez al Audi A3 y se fue a una gasolinera de la Autovía de San Andrés a comprar un cargador de móvil. De regreso al puerto deportivo, cargó el terminal durante unos 20 minutos. Y después, a las 00:30 horas, volvió a embarcar en Esquilón para salir con rumbo desconocido.

Algunas claves

El móvil de Tomás se enciende. A las 11:00 horas del pasado sábado, el móvil de Tomás vuelve a estar operativo. Está en línea. El hecho es llamativo, pero no determinante. La Guardia Civil ya tiene la autorización judicial para acceder a su teléfono y se ha duplicado la tarjeta para tener acceso a toda la información: los especialistas del GATI (Grupo de Apoyo en Tecnologías de la Información) rastrean su terminal (contactos, fotos, whatsapp) para saber qué ha hecho el fugado en las últimas horas.

Se intenta fijar la señal en el mar. El GATI considera vital poder fijar la posición exacta de Tomás Gimeno en el instante que telefonea a la madre de las niñas –en torno a la 01:30 horas del martes– para insistir en la idea de que no las volverá a ver. Determinar el punto donde se produjo no es fácil porque la llamada se realizó desde el mar. «Cuadrar» el lugar donde estaba el padre de Olivia y Anna es vital para saber si había otros barcos cerca –en el caso de que pueda tener una ayuda externa– o determinar si iba en dirección Norte o Sur.

Tres hipótesis de trabajo. La Guardia Civil mantiene abierta las tres hipótesis de trabajo, sin destacar los indicios de criminalidad. Uno, el más positivo, sería un secuestro parental que aún mantendría al padre y a las pequeñas con vida. El segundo, ya en un plano más trágico, apunta en dirección a la posibilidad de que las niñas hubieran tenido un final trágico y el padre se hubiera fugado. El círculo se cierra con el peor escenario posible: el fallecimiento de las tres personas.

La existencia de otros móviles. Los investigadores no quieren dejar de lado que el secuestrador haya contado con la ayuda de un cómplice o cómplices para organizar la secuencia de hechos que acaba con la desaparición de Olivia y Anna. El círculo más estrecho de amistades de Tomás Gimeno ya ha sido interrogado, pero algunos testimonios se pueden volver a tomar en las próximas horas con el objetivo de asentar las bases de la declaración inicial. La posibilidad de que el sospechoso número uno tenga otros teléfonos (con el sistema prepago) es una dificultad añadida a la investigación.