Tras más de trece años en una cámara frigorífica —en su caso de congelación— del Instituto de Medicina Legal (IML) de València esperando ser identificado, los restos de Ionescu Dumitru descansan por fin en el cementerio municipal de València. Una prueba de paternidad realizada a la hija de este hombre de 53 años y nacionalidad rumana, cuya desaparición no fue denunciada hasta 2019, permitió poner nombre al cadáver esqueletizado que fue hallado el 1 de noviembre de 2007 en un barranco de Moncada por unos niños que estaban jugando a la pelota.

Trece años en el congelador del anonimato.

Los exámenes forenses y antropológicos realizados en su día a los restos óseos encontrados en una zona próxima a unos chalés a las afueras de Moncada descartaron que se tratara de una muerte violenta, pero los intentos por identificar los mismos introduciendo su ADN en las bases de datos y tras cotejar todas las denuncias por desaparición resultaron infructuosas para los investigadores. De ahí que desde entonces dichos restos humanos hallan permanecido en una cámara frigorífica del IML de València, siendo su morador sin nombre más antiguo.

Algunas de las muestras biológicas fueron enviadas al Instituto Nacional de Toxicología en Barcelona, pero tampoco se obtuvieron resultados sobre la identidad de la persona fallecida.

No fue hasta hace dos años que la familia de Ionescu Dumitru, quien daba por hecho que se había asentado en España y seguía viviendo en València, comprobaron que nadie sabía nada de él y presentaron una denuncia por su desaparición el 7 de noviembre de 2019 en Rumanía.

Gracias a ello y al haber introducido previamente el ADN en el sistema, se detectó una coincidencia y se avisó a los familiares para realizar una prueba genética que confirmara la identidad del fallecido. La coincidencia con el perfil genético de la hija del desaparecido fue total y a finales del pasado año se le identificó como Ionescu Dumitru, de 53 años en el momento de su muerte.

Una vez ya identificado y tras trasladarse la hija desde Rumanía a València, el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número dos de Moncada, encargado del caso al estar de guardia el día que se halló el los restos humanos, ordenó el pasado 15 de abril la inscripción en el Registro Civil de la defunción de Ionescu Dumitru, más de trece años después de que su cuerpo ya esqueletizado fuera encontrado en un barranco de Moncada. En la misma resolución, el juzgado autorizó la entrega de los restos mortales a los familiares, tras oficiar al Instituto de Medicina Legal de València, después de que la hija del fallecido solicitara un día antes la autorización para enterrarlos.

Una vez entregados los restos a la familia, Ionescu Dumitru fue enterrado en el cementerio municipal de València la tarde del pasado viernes 23 de abril en la más absoluta intimidad. Este periódico trató de ponerse en contacto con la hija del fallecido, pero prefirió no hacer declaraciones.

El hallazgo de estos restos humanos, por fin identificados, se produjo el 1 de noviembre de 2007 cuando unos niños se encontraban jugando al balón, cerca de unos chalés del camino Palmar Camarena de Moncada. La pelota se les cayó a un barranco y cuando fueron a intentar cogerlo con la ayuda de un adulto, encontraron entre los matorrales lo que parecía una pierna humana esqueletizada. La muerte, por causas naturales, se habría producido entre un mes y dos meses antes, según dictaminaron los forenses.