Norbert Feher, conocido como Igor el Ruso, sacó el paramilitar serbio que llevaba dentro durante el triple crimen ocurrido en Andorra en diciembre del 2017. Lo demuestra no solo su actitud de apretar el gatillo ante lo que él entendía una amenaza, que no era otra que un ganadero desarmado y dos guardias civiles de paisano, sino que en su huida tras los asesinatos se colgó al cuello una pistola preparada para ser disparada. Pero fue arrestado por unos agentes de la Guardia Civil de Castellón activados en la operación Jaula sin que le dieran tiempo de reaccionar. Estos estuvieron apoyados por una patrulla del puesto de Alcalá de la Selva que entró a trabajar una hora antes para intentar dar caza al criminal.

Así lo señalaron varios agentes durante la tercera sesión del juicio con jurado constituido en la Audiencia de Teruel para dirimir las responsabilidades penales del encausado en la muerte violenta de José Luis Iranzo, Víctor Romero y Víctor Jesús Caballero. Recordaron que le localizaron debajo de una encina en la A-226 muy cerca de Mirambel.

Se había cobrado tres vidas, pero ante la imposibilidad de seguir su marcha por el pinchazo de una de las ruedas y el hecho de que iba bajo los efectos del alcohol hicieron que decidiera echarse a dormir a campo abierto, boca abajo, con su cabeza reposando sobre una pistola que había dejado lista una bala para ser percutida. También llevaba un machete dentro de una funda de cuero y el arma reglamentaria de marca Beretta de uno de los agentes a los que había matado horas antes.

"Nos acercamos a pie y, al aproximarnos, vimos a un individuo tumbado boca abajo", describió otro de los agentes, quien resaltó que no dieron "tiempo a reaccionar". Eran cerca de las 2.30 horas del 15 de diciembre cuando fue descubierto y arrestado. Ocho horas antes había cometido el triple crimen del que pretendía conseguir huir como había ocurrido nueve días antes en Albalate del Arzobispo.

Fue cuando le alumbraron cuando reaccionó. "Tenía el rostro ensangrentado, pero se le veía bien", señaló uno de los agentes. Le habían gritado: "Alto a la Guardia Civil!", al tiempo que le engrilletaron mientras vieron que se giraba hacia ellos y que llevaba una pistola. Era la Smith&Wesson que había usado en Italia para cometer los crímenes por los que fue condenado a cadena perpetua.

"Le leímos los derechos en español, daba la sensación de que era extranjero. No nos respondió", apostilló otro de los agentes, mientras afirmaba que la sala del 062 les avisó que se buscaba un vehículo muy concreto y que "se trataría de unas sola persona".

En todo momento se mostró "tranquilo" y "muy observador", hasta que les admitió, sobre las 05.00 horas, que había consumido alcohol, no drogas. Agentes del Destacamento de Tráfico de la Guardia Civil le realizaron unas pruebas etilométricas a las que accedió voluntariamente, arrojando en la primera 0,46 miligramos por aire espirado y diez minutos después una tasa de 0,47.

Eva Febrero, viuda del ganadero asesinado destacó la inseguridad que estaban viviendo en la comarca desde hacía varias semanas y "la falta de dispositivos especiales". "El día 8 (el 14 se produjo el triple crimen) hubo una batida con perros y un helicópteros, pero ya nada más, estaban los pobres guardias civiles haciendo lo que podían y cómo podían", recalcó.

Febrero explicó que la última vez que vio con vida a su esposo fue el 14 de diciembre del 2017. Le llamó para comunicarle que le habían entrado a robar en su masico, así que le dijo de quedar y tomar un café. "No me sorprendió porque desde el 5 había robos y de forma estratégicamente iba de Albalate a Andorra y era evidente que venía a nuestra zona. Había habido una denuncia de un robo en un masico a 500 metros", apostilló. Ante ello, tal y como señaló a su abogado Enrique Trebolle, le pidió que tuviera cuidado porque "era peligroso". No dudó en calificarlo así destacando un detalle muy trascendente: las tentativas de homicidio en Albalate del Arzobispo.

Informe mental, este jueves

La defensa, ejercida por el abogado Juan Manuel Martín Calvente, mantiene que Feher sufre neurosis bélica y así evitar una condena de prisión permanente revisable que solicitan las acusaciones, tanto públicas como particulares. Una circunstancia que hoy se debatirá en la cuarta sesión del juicio cuando presenten su informe mental las psicólogas del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA), Cristina Andreu y Victoria Minguez, quienes ya elaboraron uno en el que calificaban a Igor del Ruso de psicópata. "Es una persona antisocial, puesto que presentó problemas de delincuencia en etapas tempranas, mostrando versatilidad criminal y con el delito como modo de vida", señalaron.