La familia de un hombre autista de 36 años de edad, Eduardo, ha interpuesto una denuncia en la Comisaría de la Policía Nacional contra dos agentes de la Policía Local de València por el presunto trato discriminatorio que pudo sufrir este discapacitado cuando viajaba en el autobús de la línea 93 de la Empresa Municipal de Transportes. Asimismo, ha presentado un escrito de queja ante la empresa municipal para que tome cartas en el asunto.

Según relató la hermana del afectado, Rosa, su hermano viajaba en el bus con toda normalidad, y según ha podido relatar a sus parientes a posteriori, parece que su comportamiento -derivado de la patología que padece- resultó incómodo y puso nerviosas a otras viajeras que iban en el vehículo.

Al menos una mujer alertó al conductor del autobús que llamó a la Policía Local. Al cabo de dos o tres paradas, siempre según el relato de la familia y como consta en la denuncia presentada por la madre, dos agentes subieron al coche y procedieron a bajar por la fuerza al hombre, con los brazos en la espalda. Una vez en la parada, le obligaron a vaciarse los bolsillos y le cachearon. Tras esta intervención policial, los agentes dejaron a esta persona solo en este lugar y se marcharon, indican los denunciantes.

Se da la circunstancia de que Eduardo tiene una discapacidad del 67% y sufre estereotipias, que son movimientos repetitivos y sonidos que emite de forma involuntaria. Este comportamiento pudo ser el que motivó las quejas de las otras pasajeras. Además, Eduardo es una persona judicialmente incapacitada, de hecho su madre es su tutora legal. Por eso, Rosa y su familia quieren saber qué llevó a los agentes intervinientes -presuntamente- a dejarlo abandonado a unas manzanas de su casa, sin llamar a su tutora legal. Por ende, como reza la denuncia, esta persona es evidente que muestra síntomas de incapacidad mental por sus dificultades para contestar a las preguntas que le hacían los agentes y para expresarse correctamente. En el momento del incidente, Eduardo llevaba las llaves de casa, el DNI en la cartera, el móvil y un bote de gel hidroalcohólico. Por ello, su madre está más indignada si cabe dado que podrían haberla llamado y optaron por dejarlo en algún punto de la ruta del 93 aunque relativamente cerca de su hogar.

Eduardo tuvo que volver a casa solo, "afortunadamente parece que reconoció donde estaba y volvió a pie pero estaba en estado de shock", dice Rosa. Ha estado varios días tomando una mayor dosis de ansiolíticos y sin dormir. Con todo, tal como relata Rosa no es la primera vez que Eduardo subía a este autobús y a otros de esta línea pues después de muchos años de trabajo han conseguido que tenga un cierto grado de autonomía. Por ello, el pasado domingo 14 de marzo, cuando ocurrieron los hechos descritos, entre las 12 y las 13 horas, Eduardo había salido a dar una vuelta como hace normalmente.

Queja ante la empresa

La hermana lamenta "la falta de información" que han sufrido pues llamó -según cuenta- a la Policía Local para denunciar lo ocurrido y atribuyeron el episodio a "un malentendido". En cuanto a la EMT, han enviado un escrito de protesta porque entienden que el conductor no actuó de forma adecuada. El motivo que ha llevado a Rosa y su familia a denunciar es que quieren saber con exactitud "qué ha pasado y porqué ha pasado". Por ende, buscan que lo ocurrido a Eduardo "no le vuelva a pasar a nadie porque hay unos protocolos de actuación que han fallado: Estos agentes y el conductor han mostrado una falta de empatía total".

Fuentes de la EMT señalaron a este diario: "Estudiaremos la queja presentada ante la Oficina de Atención Ciudadana". De momento, "lo que sabemos es que el conductor recibió una queja de unas pasajeras y activó el protocolo dejando en manos de la Policía la investigación", finalizaron.