La Policía Nacional investiga si a Francisco Javier R. M., el hombre que apareció con un tiro en la cabeza en su garaje de El Palmar, lo mató un antiguo socio con el que había tenido desavenencias profesionales y personales, indican fuentes próximas a un caso sobre el que se ha decretado el secreto del sumario.

El empresario, de 53 años de edad, era hallado en un charco de sangre, aún vivo, el miércoles por la tarde por un vecino, que avisaba a Emergencias. El hombre lograba llegar con un aliento al Virgen de la Arrixaca, aunque moría al poco, mientras el Grupo de Homicidios de la Policía Nacional asumía la investigación, encontraba dos casquillos de dos armas diferentes en el garaje y pronto tiraba de una pista: un coche de color rojo que había escapado a toda velocidad del lugar de los hechos, y cuyas características y hasta matrícula fueron puestas en conocimiento de todas las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, con el fin de favorecer su pronta localización. En la alerta ya se avisaba de que el o los ocupantes del automóvil portaban armas de fuego.

El turismo en cuestión era hallado en La Manga, donde el Cuerpo, ya con orden judicial de registro en la mano, organizaba el jueves por la mañana un operativo que llamaba la atención de los vecinos. Testigos aseguran que los agentes, una decena que iban en dos furgones, les requirieron que se retirasen de la zona y hasta le instaron a que no se detuviesen ni fotografiasen el operativo.

Participaron en el despliegue efectivos del Grupo de Homicidios y de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR), que, al acceder al domicilio en el que sospechaban que podía encontrarse el sospechoso del crimen de El Palmar, confirmaron su hipótesis: el presunto autor del disparo estaba dentro, pero yacía ya cadáver. Según los primeros indicios, y apuntaban este viernes fuentes del Cuerpo, se había suicidado. El cuerpo fue llevado al Instituto de Medicina Legal, para que la autopsia corroborase las causas del deceso.

Una de las líneas de investigación que manejó desde el principio la Policía pasaba por indagar en las finanzas del finado, que aparece como responsable de varias sociedades relacionadas con la construcción y el mantenimiento, la última de ellas dada de alta en octubre de 2020. Las empresas de este vecino arrastran problemas de impagos y despidos, y el hombre tenía deudas con la Administración y varias demandas en los tribunales presentadas por particulares, siempre en los juzgados de Lo Social de Alicante, la última en enero de 2021.

Aunque, por el modo de perpetrarse el crimen, los profesionales se decantaban por un asunto más personal. Tras indagar en el entorno del finado, la Policía Nacional descubrió que había tenido un socio con el que había roto relaciones, algo que a esta persona no sentó bien: ya habría amenazado a Francisco Javier R. M. en otras ocasiones.