La Guardia Civil ha desarticulado íntegramente un peligroso grupo criminal asentado en las provincias de Madrid y Toledo, dedicado al robo, sobre todo de joyas y dinero, mediante el empleo de una violencia extrema sobre sus víctimas, a las que secuestraban y torturaban para conseguir información.

En la operación, denominada Río Lobos, han sido detenidas seis personas en Madrid y Móstoles, así como en los municipios de Illescas y Torrijos, ambos en la provincia de Toledo, y todos ellos están en prisión incondicional, ha informado la Guardia Civil en una nota.

La investigación se inició a raíz de que dos ciudadanos denunciaran que habían sido asaltados por un grupo de personas vestidas como miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y armados mientras se desplazaban por la provincia de Segovia.

Las víctimas, un matrimonio, fueron secuestradas e introducidas por separado en sendos vehículos en los que viajaron durante casi dos horas hasta que finalmente fueron ocultadas en un viejo contenedor de mercancías, en una finca privada de la provincia de Toledo.

Durante su cautiverio fueron brutalmente agredidos para que revelaran dónde tenían escondidas las joyas y el dinero en su domicilio, así como las claves de los sistemas de alarma y posibles cajas de seguridad.

A raíz de esta denuncia y tras más de seis meses de investigación se pudo corroborar la existencia de un grupo perfectamente cohesionado y coordinado, formado siempre por más de cuatro personas, cada una de ellas con funciones perfectamente asignadas, como la selección de lugares y víctimas, medios de transporte a emplear, vigilancia sobre posibles objetivos y valoración del posible beneficio económico.

Las pesquisas constataron que el grupo estaba preparando un "golpe" en una empresa de tecnología en el que estimaba llevarse un "botín" de más de catorce millones de euros, para lo que tenían perfectamente planeado el secuestro del vigilante de seguridad, y que no se llevó a cabo por las restricciones de movilidad a causa de la pandemia.

A pesar de que los investigados pasaban largos periodos de inactividad debido al Covid, los agentes mantuvieron el control operativo y estaban preparados para detenerles 'in fraganti'.

Finalmente, cuando se cumplía un año desde que se produjeron los hechos por los que se inició la investigación, tuvo lugar la detención de todos los implicados, en coordinación con el Juzgado de Instrucción nº 1 de Sepúlveda (Segovia).

Cuatro de los detenidas son los que materializaron el secuestro, traslado y torturas de las víctimas con cuya denuncia se inició la investigación, mientras que los otros dos son los que las pusieron en el punto de mira, por lo que se les considera coautores de los delitos investigados.

En uno de los registros domiciliarios llevados a cabo, uno de los detenidos disparó y el proyectil rozó el cuello de uno de los agentes de la Unidad Central Operativa.

En ellos se han intervenido dos armas cortas de fuego y una escopeta con los cañones recortados, así como abundante munición, varias armas simuladas, pistolas táser, armas blancas, grilletes, uniformes policiales, chalecos antibalas y placas policiales, así como dinero en efectivo y joyas.