A juicio. El triple crimen del barrio de Juan XXIII es el tercer caso en el que la Fiscalía pide en la provincia prisión permanente. Se acusa a Francisco Javier M. B. de matar a sus padres y a su hermano. Entre los tres sumaban 55 cuchilladas.

Hasta los propios policías locales que fueron en primer lugar al escenario del crimen aseguraron que el panorama con el que se encontraron era como una película de terror, cuando la madrugada del 15 de septiembre de 2018 se encontraron tres cadáveres y sangre por todas partes en una vivienda en el barrio de Juan XXIII de Alicante. El sospechoso del triple asesinato había llamado poco antes al 112 para avisar de que alguien había entrado a su casa y habían apuñalado a su familia. Los agentes le encontraron encerrado en su habitación y les aseguraba que no recordaba nada de lo que pasó. Las víctimas eran sus padres, de 71 y 68 años, y su hermano, de 41, a quienes habría acuchillado el día anterior. Entre los tres sumaban más de 55 cuchilladas.

El triple crimen de Juan XXIII es el tercer caso en el que la Fiscalía pide la prisión permanente revisable en la provincia de Alicante. La causa ya ha entrado en la Audiencia Provincial para ser juzgada por un jurado popular, donde la vista oral podría señalarse el próximo mes de mayo. Las dos primeras condenas en la provincia de Alicante de esta polémica pena, que es el equivalente español de la cadena perpetua, comenzaron a imponerse en el último trimestre del pasado 2020, cinco años después de su entrada en vigor. En esos primeros casos por crímenes ocurridos en Elche y en Elda, las víctimas eran niños y la Fiscalía valoró la especial vulnerabilidad de los pequeños asesinados que no pudieron hacer nada por defenderse. En el triple asesinato, se ha tenido en cuenta el elevado número de víctimas para solicitar la condena más dura del Código Penal.

Francisco Javier M. B., de 46 años de edad, tenía frecuentes discusiones y peleas con su familia, a quienes llegó a robar para conseguir dinero para comprarse drogas. Los vecinos declararon que desde hacía años estos conflictos eran habituales, con forcejeos y empujones hacia sus familiares. En una ocasión llegó a agredir a su hermano con un palo después de que éste le llamara la atención porque había llamado a su madre "hija de puta y cabrona" y tratara de defenderla durante una discusión.

No se sabe qué debió pasar por su cabeza el día del crimen. En sus declaraciones iniciales aseguró que no recordaba nada de lo que había ocurrido. El examen forense no ha detectado ninguna patología mental que reduzca su responsabilidad penal por su adicción a las drogas.

Los hechos ocurrieron el 13 de septiembre de 2018. Las tres víctimas fueron apuñaladas de una en una mientras iban entrando en el domicilio en el que todos convivían. Según el escrito de acusación del Ministerio Público, todo comenzó con una pelea entre al acusado y su hermano, mientras el padre estaba pescando y la madre en el trabajo. Con un cuchillo de cocina, la víctima sufrió hasta 36 puñaladas. Según la acusación, el hermano intentó refugiarse en su dormitorio tras recibir las primeras cuchilladas y el acusado llegó a desmontar con un destornillador la puerta para poder entrar y seguir acometiéndole. Dos de los numerosos pinchazos le alcanzaron en el corazón.

Sin posibilidad de defensa

Ninguno de los padres pudo defenderse cuando llegaron a casa. El segundo asesinato se produjo cuando el padre entró a la vivienda. El fiscal relata que el acusado le estaba esperando el salón, provisto con el mismo cuchillo, asestándole once puñaladas. Buena parte de ellas se produjeron por la espalda. Una de las heridas afectó a la yugular y a la carótida.

Sobre el mediodía, la madre llegó a la vivienda y se encontró a su marido muerto en el salón. Al empezar a gritar fue abordada por su asesino con el mismo cuchillo, que también la estaba esperando, recibiendo ocho puñaladas.

Tras los tres asesinatos, el acusado entró y salió varias veces del domicilio, sin que nadie conociera los sangrientos hechos ocurridos en el interior. Al día siguiente, llegó a poner un mensaje usando el teléfono de su madre al lugar donde ésta trabajaba diciendo que estaba enferma y que no podía ir. Hacia la 1.42 de la noche del 15 de septiembre, llamó a emergencias diciendo que alguien había entrado en su casa y había apuñalado a su familia. Según el relato del fiscal, él mismo se acuchilló para fingir que era otra víctima más.