Dos remolcadores volverán a intentar a primera hora de hoy desencallar el catamarán de Fred. Olsen que la noche del pasado jueves quedó encajado en una baja frente a la playa de Agaete cuando intentaba atracar en el muelle del Puerto de las Nieves. La naviera reforzó durante la jornada de ayer partes del casco del barco, que resultaron afectadas durante las tareas de remolque que se desarrollaron a lo largo de la madrugada y la mañana del viernes. El accidente provocó una vía de agua en el patín izquierdo, que no pone en peligro la flotación pero que provocó un vertido de gasoil que afecta a la zona del Dedo de Dios. Los 59 pasajeros y 16 tripulantes que tuvieron que pasar la noche en el fast-ferry fueron rescatado a mediodía de ayer en una embarcación de Salvamento Marítimo más de 14 hora después del accidente. La compañía ha trasladado las operaciones de esta línea hasta el Puerto de La Luz.

El jefe de la flota de la naviera, Juan Ignacio Liaño, apuntó que la intención es que sobre las cinco de la madrugada de hoy dos remolcadores de la compañía Boluda lleguen desde los puertos de La Luz y de Santa Cruz de Tenerife para que, sobre las siete de la mañana, comiencen a tirar del barco de transporte de pasajeros y carga rodada. La intención es conseguir mover el buque, de 95 metros de eslora y 26 de manga, aprovechando la pleamar, prevista para las 10.05 horas. Los pronósticos meteorológicos para esas horas son favorables, con una disminución de la fuerza del viento que provocó, junto con las malas condiciones del mar, que el fast-ferry se posara sobre las rocas. Para afianzar la operación, técnicos de la compañía instalaron refuerzos en algunas zonas del casco que sufrieron desperfectos por la tensión de los cabos tirados por los remolcadores. Si la operación se realiza con éxito, Fred. Olsen tiene programado que atraque en el Puerto de las Nieves para así valorar con más detenimiento los daños. Después se procederá a su traslado hasta unos astilleros.

Desembarco de los pasajeros del Bentago Express

Desembarco de los pasajeros del Bentago Express El Día

En este sentido, Liaño confirmó que el Bentago Express cuenta con una vía de agua en el patinete izquierdo debido al impacto con las rocas. Esto, en cambio, no supone peligro alguno ya que, como explicó, el barco cuenta con varios compartimentos estancos que garantizan su flotabilidad. Asimismo, reconoció que se había producido una fuga de hidrocarburos, aunque restó importancia a la posible contaminación. “El gasoil que se utiliza para estos barcos realmente se evapora, no se trata de un fuel pesado como el que utilizan los barcos convencionales”, aseveró. “Habrá un poco de olor”, continuó, pero se espera que las batidas de la propia mar acaben por difuminar la mancha que ayer era visible. Además, la naviera instaló una barrera anticontaminación alrededor del buque.

Los trabajos para desencallar el catamarán han sido intensos desde que el pasado jueves se produjera el accidente. Ocurrió a las 21.40 horas cuando el Centro Coordinador de Emergencias y Seguridad (Cecoes) 112 recibió el primero de los avisos. El capitán había tratado de entrar en el muelle en un primer intento sin éxito. El fuerte viento y el estado de la mar lo impidieron, por lo que decidió abortar la operación. Ya a las cinco de la tarde el propio Bentago Express había vivido una situación similar. Lo había intentado en primera instancia, saliendo de la instalación portuaria para en la segunda tentativa conseguir atracar en el Puerto de las Nieves.

En esta ocasión, en la última ruta del día entre Santa Cruz de Tenerife y Agaete, el segundo de los intento resultó infructuoso debido sobre todo a los vientos asociados a la borrasca Filomena, que llegaron a soplar en rachas de hasta 90 kilómetros por hora y que empujaron al barco a una baja cuando estaba fuera de la protección del muelle. El patín izquierdo del catamarán se encrustó entre unas rocas situadas frente a la playa agaetense, a unos 120 metros del dique y a 140 de tierra, lo que hizo que apenas pudiera navegar. Ante esta situación, con 59 pasajeros y 16 tripulantes a bordo, además de 27 coches y 8 camiones, se inició un operativo para rescatar a los ocupantes y liberar la embarcación.

El Bentago Express, encallado en Agaete

El Bentago Express, encallado en Agaete El Día

Los primeros en movilizarse fueron los marineros del Puerto de las Nieves, que en cuatro pesqueros se encargaron de llevar los cabos hasta los norays para así asegurar el catamarán que era batido por las olas y el fuerte viento. Mientras tanto, los viajeros fueron informados en todo momento de lo que estaba ocurriendo, ofreciéndoles la naviera una cena y reuniéndolos a todos en un mismo punto. Todos mantuvieron la calma e incluso algunos de ellos apuntaron que ni se habían dado cuenta de lo sucedido.

Una vez asegurado el barco y el pasaje, la siguiente decisión fue rescatar a todas las personas en uno de los tres barcos de Salvamento Marítimo (Salvamar Nunki, Guardamar Polimnia y Miguel de Cervantes) que se dirigían a esas horas hasta el noroeste de Gran Canaria. Esta opción, en cambio, se descartó debido al mal estado de la mar y al fuerte viento, que dificultaban la maniobra. Fuentes de la naviera indicaron poco antes de la medianoche que una vez comprobados que los motores del barco tenían potencia, esperaban que con la pleamar pudiera salir de la baja con la ayuda de los remolcadores para, posteriormente, atracar en el muelle por sus propios medios.

Se realizaron varios intentos ya de madrugada, todos en balde. A las cuatro se decidió posponer la operación a primera hora de la mañana, cuando las condiciones meteorológicas iban a mejorar. Mientras tanto, los pasajeros permanecían en la cubierta principal, donde parte de ellos pudieron dormir algunas horas. Estos estuvieron acompañados por bomberos del Consorcio, que habían accedido al catamarán. Fuera, en el muelle, más de una decena de ambulancias, Guardia Civil, Policía Local de Agaete y otros cuerpos formaban un amplio dispositivo de emergencias.

Las tareas se reanudaron con la luz del día. Misma operativa: los remolcadores, enganchados desde el costado de estribor, tiraban con fuerza. Y mismo resultado: el barco seguía anclado en la baja. Algunos elementos de la estructura del Bentago Express no soportaron la fuerza de los cabos, que incluso dañaron parte del casco construido en aluminio para aligerar el peso. Ya a media mañana se optó por rescatar a todos los ocupantes. El mar estaba ya en calma y las rachas de viento habían aminorado. La operación se llevó a cabo a mediodía con la Salvamar Nunki. No hubo contratiempos. Todos llegaron al muelle en buen estado de salud, con síntomas de cansancio y algunos con un enfado evidente tras pasar 14 horas atrapados en el barco.

Los técnicos de la compañía valoraron nuevas opciones para lograr desencallar el fast-ferry. La escogida fue afianzar algunos puntos del barco, que incluso fueron arrancados por los cabos, para a primera hora de hoy volver a intentar la misma operación que hasta el momento no ha dado resultado: tirar mediante dos remolcadores. Fuentes de los servicios de emergencias indicaron que el principal problema que existe es que el buque está encajado entre las rocas y que justo debajo se encuentra la indicación luminosa que avisa de la baja en la que se embarrancó. La previsión es que en torno a las once de la mañana, si todo sale bien, el Bentago Express ya esté atracado en el Puerto de las Nieves.

Canarias ha vivido a lo largo de su historia decenas de accidentes marítimos. Uno de ellos ocurrió en 1992 cuando el jet-foil de Trasmediterránea que cubría la línea entre Las Palmas de Gran Canaria y Morro Jable colisionó contra una cetáceo en alta mar. 40 personas resultaron heridas.