La Guardia Civil ha detenido a 19 personas e incautado casi cuatro toneladas de hachís en una operación en la que ha desmantelado una red dedicada al tráfico internacional de hachís en las costas de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz).

La red escondía sus alijos en un zulo de 1,5 metros de profundidad bajo uno de los invernaderos que hay en la zona cercanos a la costa, según ha explicado el instituto armado en una nota de prensa.

En la denominada operación "Misterio", además de 3.800 kilos de hachís, se han incautado de cinco embarcaciones (entre semirrígidas y recreativas), cuatro motores, 36.000 euros, así como trece vehículos, dos armas de fuego y diferentes dispositivos electrónicos.

La operación se inició en mayo del 2020, cuando los agentes detectaron la existencia de una red delictiva que podría estar introduciendo alijos de hachís a través de la desembocadura del río Guadalquivir, uno de los puntos a los que más se ha desplazado el narcotráfico debido a la presión policial en el Campo de Gibraltar.

En agosto los agentes averiguaron que la red iba a producir un alijo en la zona conocida agrícola como Monte Algaida, por lo que organizaron un dispositivo.

Uno de los agentes observó cómo en el interior de un invernadero cercano al punto por el que iba a entrar, la tierra estaba removida.

Los investigadores decidieron excavar en ese lugar y encontraron a 1,5 metros de profundidad una losa de hormigón. Bajo ella un zulo en cuyo interior se encontraban 46 fardos de hachís con un peso de 1.378 kilos.

En los meses siguientes, mientras continuaban las pesquisas, la Guardia Civil incautó a la organización otros alijos con 830, 398 y 1.200 kilogramos de hachís.

Durante las investigaciones los agentes desvelaron cómo funcionaba la red y quienes la integraban, a pesar de que tomaban numerosas medidas de seguridad y de que sus componentes, sobre todo sus cabecillas, eran personas muy violentas.

Así, los investigadores localizaron al cabecilla, que se encargaba de dirigir todos los operativos y mantenía los contactos con las organizaciones marroquíes.

En un escalón inferior, estaría el encargado de logística que, además de estar implicado en los traslados y botaduras de las embarcaciones, sería responsable del abastecimiento del combustible y de la ejecución de los alijos.

Otras cuatro personas con vinculaciones familiares con los anteriores hacían las veces sus "lugartenientes" y, entre otras cosas se encargaban del mantenimiento y abastecimiento de los vehículos de carga y embarcaciones y actuaban como jefes de las "collas", los cargadores del hachís que trabajan descargando todo lo deprisa que pueden los paquetes de hachís desde las embarcaciones a los coches.

Otras dos personas más serían los responsables de la seguridad en los alijos. Así uno de ellos además proporcionaría los teléfonos móviles para los desembarcos y el otro también se encargaría de la puesta a punto de las embarcaciones y de los vehículos utilizados para realizar las actividades ilícitas.

Los investigadores también averiguaron las identidades de los miembros de las tripulaciones de las embarcaciones, un escalón de suma importancia para las redes porque al ser los más expuestos al riesgo son de los que más cobran dentro de la organización.

Una vez localizados a todos los integrantes de la red se llevó a cabo la fase de explotación de la operación en la que se realizaron nueve registros en domicilios de Sanlúcar de Barrameda.

Unos 200 guardias civiles de la Comandancia de Cádiz participaron en esta redada, que culminó la operación "Misterio".